NBA | KINGS 107 - WARRIORS 119

Curry tiene hambre: los Warriors de ayer, los anillos de hoy

Los Warriors ganan a los Kings con 27 puntos de Curry y siguen invictos. Las sensaciones, extraordinarias y el juego, similar al de los anillos. Y falta Klay.

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Cuando el río suena, agua lleva. Y si los Warriors parecen tan buenos, igual es porque lo son. Con unas sensaciones radicalmente distintas a las del año pasado y un grupo compacto que espera con fervor a ese héroe caído llamado Klay Thompson, el equipo de Steve Kerr avanza por este inicio de temporada como pez en el agua. Stephen Curry sigue siendo el mismo de siempre (es decir, un personaje legendario y un mago del baloncesto), Draymond Green parece en sintonía consigo mismo y todo lo que le rodea, Wiggins cumple su rol y la intendencia juega un buen papel. Y hay quién ve similitudes con esos Warriors de 2015, los de las 67 victorias, la defensa colectiva, la profundidad de banquillo y una frescura que se creía perdida pero se ha vuelto a recuperar. Incluso Andre Iguodala, que no ha jugado ante los Kings, parece estar viviendo una segunda juventud, haciendo gala de un físico atlético que se había diluido parcialmente en unos Heat con los que, para no faltar a la costumbre, también jugó unas Finales.

Stephen Curry ha hecho tres grandes actuaciones en tres partidos: 21 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias (con 3 robos) en el debut ante los Lakers, 45 tantos y 10 rebotes contra los Clippers y, ahora, 27, con 10 asistencias, contra los Kings en Sacramento. Fiel a su estilo, con un uso indiscriminado del triple, una capacidad para botar el balón comparable a pocas y siempre una sonrisa en la cara, Curry hace su magia particular en cada partido y sigue siendo el principal motivo para comprar una entrada para ver un partido en el que él esté. No en vano, al margen de su juego, es toda una leyenda: el jugador que ha liderado una de las mayores dinastías de la historia, el base que ha cambiado el juego, el hombre que ha limado el presente y la sentado las bases del futuro. En definitiva, Stephen Curry, el líder de estos Warriors que buscan olvidar la temporada pasada, accidentada, y optar a algo más. Lo que falta por ver es el techo de ese algo más.

Ante los Kings, el partido fue realmente atractivo: 13 cambios en el marcador, 19 empates, un toma y daca constante y porcentajes de tiro aceptables para ambos equipos. En un enfrentamiento correspondiente a la División Pacífico (tres victorias en California para los de Kerr), los Warriors entraron con tan solo dos puntos de ventaja al último cuarto (88-90), pero ahí fue donde apretaron en defensa y defenestraron a unos Kings que remaron todo el partido, pero cayeron en la orilla y se quedaron en 19 pobres tantos en los últimos 12 minutos. En ese periodo de tiempo, 8 de 22 en tiros de campo y 2 de 13 en triples, cifras bastante pobres para vencer a un rival de altura y que contrastan con los tres primeros cuartos, donde los de Luke Walton hicieron circular muy bien el balón (26 asistencias totales, las mismas que sus rivales) y tuvieron un acierto importante.

Al final, los Warriors arrasaron en el último cuarto con 0 puntos y menos de 5 minutos de Curry, ambas noticias inéditas. El base, por cierto, lleva 128 partidos consecutivos anotando al menos un triple (hoy 4 de 15), una racha de la que él mismo tiene el récord, con 157. Además, 14+6+6 de Draymond, 17 tantos (9 en el último cuarto) de Wiggins, 22 de Jordan Poole... En los Kings, Holmes aportó un doble-doble (16+11), Fox hizo un poco de todo (17+5+6), Hield fue un desastre (2 de 11 en tiros, 2 de 10 en triples) y Davion Mitchell fue el revulsivo desde el banquillo: 22 puntos con 9 de 16 en la serie de lanzamiento. Tampoco se puede hablar mucho, por otra parte, de los Kings: ganaron el duelo inicial, han apartado a Marvin Bagley III y tienen un proyecto con poco margen de maniobra y una exigencia de playoffs casi constante. No en vano, llevan sin disputar la fase final desde 2006, la racha negativa más grande de todos los tiempos. Y sin play-in ni playoffs en los últimos años. Y ahí sigue Luke Walton. Ya veremos cómo acaba eso. Buena pinta no tiene, desde luego.