NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

NBA | LAKERS 121 - GRIZZLIES 118

Carmelo, el héroe de los Lakers

El alero anota 28 puntos desde el banquillo y los Lakers suman su primera victoria de la temporada. Westbrook mejora, pero desaparece al final. Morant, con 40 puntos, épico,

Carmelo anota 28 puntos desde el banquillo y los Lakers suman su primera victoria de la temporada. Westbrook mejora, pero desaparece al final. Morant, con 40 puntos, épico,
Carmelo anota 28 puntos desde el banquillo y los Lakers suman su primera victoria de la temporada. Westbrook mejora, pero desaparece al final. Morant, con 40 puntos, épico,Los Angeles Lakers

De vez en cuanto, durante esta temporada, vamos a ver cosas así. Al menos en los Lakers, un equipo que es en realidad un conglomerado de estrellas entradas en años y que están lejos de ser lo que en su día fueron. No en su totalidad ni como valoración injusta, pero sí parcialmente. Y, al ser así, en algún momento vamos a ser testigos de determinados ramalazos de talentos que nos van a recordar que estos jugadores fueron buenos en su día. Muy buenos. Aunque hayan sido superados por el tiempo, por unas reglas a las que no se han sabido adaptar o por jóvenes más precoces y vigorosos que les han adelantado sin que se dieran cuenta. Incluso así, el talento es natural en ellos y es inevitable que los aficionados sean testigos de él y lo disfruten como si se tratase de algo nuevo, contemporáneo, pero con la nostalgia propia de un baloncesto clásico que ya no existe y que cada vez tiene menos defensores en la NBA actual. No por cuestión de gustos, más bien de práctica.

En esa clasificación, tan anacrónica a veces como necesaria en el interior de cualquier aficionado al baloncesto, entra Carmelo Anthony. A diferencia de Russell Westbrook, que cobrará 44 millones esta temporada y sigue necesitando un tiempo excesivo de balón, Carmelo llega aprendido a los Lakers. Y lo suyo le ha costado: ha pasado por un sainete constante desde que salió de Nueva York para recalar en los Thunder, precisamente con Westbrook, y disputó apenas un puñado de partidos con los Rockets antes de ser utilizado como chivo expiatorio e iniciar una paulatina caída a los infiernos con la que se llegó a especular con la retirada. Los Blazers, un equipo que se le asemeja en formo y fonda, le rescataron de las catacumbas y le dieron una nueva oportunidad. Una vida nueva para un jugador que ha vuelto a entrar en la agenda de los equipos. Y un jugador que ha acabado en la ciudad de la luz, unos Lakers que son su actual equipo y un capitán, LeBron, con el que forma una dupla que es también el último vestigio de esa espectacular generación que aterrizó en la mejor Liga del mundo hace 19 temporadas. Sí, en 2003. Se dice pronto.

Carmelo ha emergido como héroe y líder en la primera victoria de la temporada para los Lakers. Lo ha hecho con un partido excepcional: 28 puntos en casi 28 minutos, 10 de 15 en tiros de campo y 6 de 8 en triples, incluidos dos en el último cuarto (en el que ha anotado 12 tantos) que han dado a los Lakers una ventaja que ya no perderían. Asistido por Westbrook, LeBron o Austin Rivers, Carmelo ha sido un festival constante y una máquina de conseguir una cantidad ingente de puntos. Y como antaño, ha podido hacerlo también con lanzamientos de media distancia, pero adaptado a ese nuevo baloncesto que le relegó a un segundo plano: casi nada de posteo, menos tiempo de bote, más uso del catch and shoot y muchos ataques esperando una oportunidad en las esquinas. Un soplo de aire fresco para el jugador y para Frank Vogel, al que el resultado le da cierto margen para la tranquilidad (porque en los Lakers nunca se está tranquilo) mientras ve como arregla las taras que siguen existiendo.

Los Lakers, con muchas dudas, llegaban al Staples por tercer duelo consecutivo (todavía no han viajado) para jugar contra un rival que venía de volar en el inicio. Un equipop joven, de piernas fuertes, ideas claras y muy bien dirigidos por un hombre que el tiempo valorará en su justa medida: Taylor Jenkins. El típico rival que no le viene bien a los angelinos, de cuerpos cansados y sin físicos acordes (en abril tendrán que ser más acordes) para perseguir a gente más joven por una pista de baloncesto. Sin embargo, había una cierta necesidad de urgencia en las filas angelinas, que no querían verse abocados a lo que más de uno habría tildado de crisis. Y el acierto de Carmelo y dicha necesidad permitieron que la ligera desventaja que manejaban antes de iniciar el último cuarto (87-90), se diera rápidamente la vuelta para convertirse en liderato y gestión de minutos finales. Siempre acechados, eso sí, por un rival que sabe hacer de todo menos rendirse.

Carmelo, que se ha avanzado al noveno puesto en la lista de anotadores históricos, no estuvo solo. Pero sí fue el mejor de los suyos; Westbrook mejoró y se fue a 13 puntos y 13 asistencias, pero desapareció en el último cuarto. Y LeBron y Davis tuvieron una actuación ligeramente más discreta: 19+6+6+2+2 para el primero (en 40 minutos de juego, ojo con eso) y 22+8+2, con 4 tapones, para el segundo. Donde más nivel estadístico hubo fue en los Grizzlies, claro, que tuvieron a Ja Morant como líder épico y espiritual: 40 puntos y 10 asistencias para el base, enormérrimo, magnífico y extraordinario. Melton se fue a 13 tantos, Desmond Bane a 17 y Steve Adams se hizo fuerte ante Davis (14+16+6, muy buena actuación). Pero, esta vez, nadie pudo frenar ese viaje al pasado de Carmelo Anthony. Eso sí, del pasado no se vive. Y los Lakers necesitan algo más si quieren aspirar a algo más que sumar alguna que otra en regular season despertando una sonrisa. Pero lo saben, es obvio. Llevan toda la vida en la NBA. No es para menos.