Jokic es el MVP
Nikola Jokic conquista Poenix con 27 puntos y 13 rebotes y suma la primera victoria para los Nuggets. Los Suns, desaparecidos. Mal debut de Campazzo.
Nikola Jokic sigue donde lo dejó. El MVP de la pasada temporada ha vuelto tal y como se fue, con un partido extraordinario que vuelve a dar a los Nuggets esperanzas para optar a todo en un curso baloncestístico en el que tendrán que gestionar, eso sí, lo mejor que puedan la baja de Jamal Murray y rezar para que éste sea en su retorno lo que era antes de lesionarse. Si esa variante se cumple y el pívot serbio sigue siendo la representación máxima de la evolución humana, en Colorado podrían, por qué no, soñar con dar más de un susto en una Conferencia Oeste tan competida como siempre, pero más abierta que nunca. Y empezar venciendo al finalista del curso pasado y equipo que les eliminó (4-1 en semifinales de Conferencia), aunque sea solo el duelo inicial, es una buena carta de presentación para la franquicia, que busca que el techo que consiguieron en la burbuja de Orlando, en 2020, el de las finales del Oeste, sea todavía más alto.
Los Nuggets dinamitaron el partido desde la defensa y con un dato que da buena cuenta de lo que consiguieron: solo recibieron dos puntos más en toda la segunda mitad (40) que en el segundo periodo (38). Una hazaña que habla bien de los ajustes que Mike Malone hizo al descanso, cuando veía a los de Arizona escaparse en el luminoso (57-41 poco antes de poner rumbo al túnel de vestuarios) y amenazar con sentenciar un partido al que los visitantes dieron la vuelta. Los Suns lanzaron con un 35% en tiros de campo en la segunda mitad, un 31,8% en el último cuarto, una cifra que redonderaon, en lo negativo, con un 2 de 11 en triples. Devin Booker fue una sombra de lo que es (y lo que debería ser) y apenas se fue a 12 puntos, con 3 de 15 en tiros, 1 de 9 en la segunda parte. Y, además, fue víctima de un tapón extraordinario de Aaron Gordon en una transición que parecía que iba a resolver fácilmente.
No acabó ahí la pesadilla de los Suns. Los 15 puntos y 10 asistencias de Chris Paul no solo fueron la única luz en la oscuridad, también representaron la obvidad supina de que si el equipo de Monty Williams (sin respuestas ante Malone hoy) funciona, no puede ser basándose en un base de 36 años, por muy bueno (buenísimo) que sea. DeAndre Ayton, con filtraciones que le han puesto en disputa contra la franquicia al no tener el supermáximo deseado, se quedó en 15 tantos y apenas atrapó 6 rebotes, con muchos intentos fallidos en los que ni siquiera intentaba el salto y una actitud buena a veces, ambivalente en otras, y que si termina por tornarse en negativa podría desmadejar la química de una franquicia que salió muy tocada en los anímico de las pasadas Finales, en las que perdieron cuatro partidos consecutivos tras ganar los dos primeros. Y Cameron Payne, Cameron Johnson, Landry Shamet o Mikal Bridge no fueron, ni mucho menos, el problema. Pero tampoco la solución.
No es, insistimos, ninguna situación preocupante. Incluso una parte enorme de dominio durante el segundo cuarto generó ramalazos de brillantez o sensación de. Los Suns tienen un gran equipo, tienen que olvidarse del tema Ayton y centrarse en sumar victorias en un Oeste en el que, como los Nuggets, tienen muchas opciones si juegan bien sus cartas. Pero tienen que olvidarse de los colapsos ofensivos que ya tuvieron en las Finales y han repetido hoy y centrarse en su núcleo joven y en sus muchísimas armas para sacar adelante sus encuentros sabiendo que, el examen final, estará en abril, un mes al que tienen que llegar bien situados. Dario Saric todavía está por llegar, el equipo tiene margen de mejora y la misión de Monty Williams pasa por hacer que la plantilla se olvide del dolor que provoca perder unas Finales, casi un trauma, y se centro en lo que hoy ha sido a ratos y fue en la mayor parte del año pasado: un equipo que sabe aprovechar las debilidades del rival, compensado dentro y fuera, que mezcla experiencia con jóvenes promesas y mantiene una regularidad envidiable.
¿Y los Nuggets? Rompieron el partido en el tercer cuarto y mantuvieron la ventaja en el último a pesar de las acometidas de un rival que, todo hay que decirlo, nunca se fue del partido. Y se basó en lo que tiene hasta que llegue Jamal: un Jokic supremo, los puntos del renovado (por el máximo) Micharl Porter Jr. (15+6+5), que lanzó bien y sen cebarse, el poder en los dos lados de la pista de Aaron Gordon y la aportación de una segunda unidad muy amplia y que siempre está ahí en un sentido muy ventajoso: si uno falla, aparece el otro. Ante los Suns, peor duelo de Monte Morris (9 tantos), pero extraordinario de Will Barton (20+6+5). Un poco de Dozier, otro tanto de Jeff Green, casi nada de Facundo Campazzo (3 rebotes, 4 asistencias y 2 robos en un debut errático) y una escasa aportación (en pocos minutos) de Austin Rivers y JaMychal Green. Una buena noticia ya que, cuando aparezcan, la polivalencia del equipo crecerá exponencialmente. En definitiva: los Nuggets ya están aquí. Básicamente, porque Jokic nunca se ha ido. Al fin y al cabo, es el MVP.