Porzingis y Doncic, guerra fría
Los dos jugadores más representativos de los Mavericks no se soportan, según se informa desde EE.UU. La relación entre ellos, muy tirante este año.
Se viene revolución en los Mavericks. Bueno, ya está en marcha. Jason Kidd es el nuevo entrenador tras el cese de Donnie Nelson como responsable de operaciones de baloncesto y la salida, viendo el panorama, de Rick Carlisle para volver a los Pacers. Pronto se anunciará a Nico Harrison como nuevo hombre fuerte en la dirección deportiva. Dos nuevos jugadores en un tablero en el que Mark Cuban quiere seguir siendo el primero y el último en mover fichas. Luka Doncic, el jugador-franquicia, ha perdido dos apoyos, tampoco tendrá de la mano a Jamahl Mosley, por el que había apostado para ser el nuevo entrenador, y se ha tenido que enfrentar a un terremoto de nombre Haralabos Voulgaris. En mitad de su nuevo reto, el de clasificar a Eslovenia para los Juegos Olímpicos, llegan más informaciones desde Dallas sobre su posición en la franquicia, un tanto incómoda.
Tim MacMahon, hombre fuerte de ESPN para los equipo de Texas, ha asegurado en el podcast de su compañero Zach Lowe que "Porzingis y Doncic no se caen bien".
Se van a tener que aguantar salvo que llegue un acuerdo por el letón. Luka Doncic firmará este verano su extensión por el máximo, con la que se irá a un contrato de 201,5 millones, pero es que a Kristaps Porzingis le quedan tres años a razón de 101,4 millones. El traspaso se antoja complicado para los Mavs. Kidd es de una escuela parecida a la de Carlisle en tanto en cuanto fue su extensión en la cancha en el Anillo de 2011, el único para la franquicia azulada, pero va a necesitar más que eso para arreglar la brecha entre sus dos jugadores principales.
Después de perder la serie de los Playoffs NBA 2021 resonaron varias frases de los dos protagonistas. Con un estilo pausado, pensando dos veces la respuesta como ya ha hecho en otras ocasiones respecto a este tema, Porzingis habló sobre cómo se siente respecto a su posición en el equipo. "Buena pregunta. Estoy bien. He tratado de trabajar duro y plasmarlo, de hacer mi parte, de escuchar a los técnicos y saber lo que me piden que haga, y ya está", dijo, añadiendo que "trato de no pensar de más y enfocarme en lo que puedo controlar" y que "quiero estar mejor físicamente y en la cancha, el resto se irá resolviendo solo". Momentos después de la derrota aseguró que "hay una batalla mental" en referencia a su rol en el juego del equipo: "Esto no es a lo que estoy acostumbrado y con lo que me siento más cómodo, así que trato de ser lo más profesional que puedo". Se cuestionó a Doncic en la rueda de prensa de final de campaña por su unión con su compañero, que fue muy fuerte en el momento del traspaso con los Knicks pero ha ido decayendo con el pasar de los meses, y su frase deja entrever parte de los problemas que hay con él: "Es un gran jugador y creo que debemos usarle más. Eso es todo". Rick Carlisle, el entrenador que era responsable de la forma en la que ambos tienen que jugar, se mostró conciliador antes de anunciar que abandonaba la escuadra: "Cuando han jugado juntos y han tenido la opción de coger ritmo durante un largo periodo de tiempo, el ciclo ha sido positivo".
Cuban, aficionado a dar opinión sobre todo lo que le preguntan, apoyó la unión de ambos deslizando que Dirk Nowitzki y Jason Terry no eran tan amigos cuando se juntaron en Dallas. Días después, acabada la temporada y realizado el periodo de reflexión, admite que los Mavs necesitan como el comer un segundo anotador, que se supone que no es Porzingis.
La incomodidad del pívot letón era palpable. Carlisle dejó claro que no le quería ver por dentro de la zona pese a que ahí, en los postes y por alto, era decisivo en los Knicks antes de su grave lesión de rodilla. Ha quedado relegado a las esquinas y los tiros rápidos de tres y Doncic no le ha dado todo el balón que precisaba para sentirse cómodo en una temporada que empezó tarde y acabó en el mismo punto que la anterior: la primera ronda y ante los Clippers.
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