NBA | MAVERICKS 99 - KINGS 111
Luka Doncic se complica
Los Mavericks caen en casa ante Sacramento y empatan con Lakers y Blazers. La lucha por evitar el play-in se encrudece. Doncic, 30+6+6, acabó expulsado.
En la lucha encarnizada por los playoffs, hay un mantra que se ha convertido en tradición: no perder partidos ganables. Eso siempre es relativo, y más ahora, cuando inmersos en el coronavirus todo el mundo es capaz de ganar a cualquiera y, sobre todo, de perder contra cualquiera. Esto, unido al polémico invento del play-in, esa especie de previa que la NBA se inventó el año pasado y ha duplicado en este, ha provocado dos cosas, un arma de doble filo, las dos caras de una moneda: por un lado, todo el mundo parece tener vidas inagotables a pesar de ir sumando una derrota tras otra. Por otro, ese famoso 50% se queda en nada y pierde totalmente su valor. Por eso, la derrota de los Mavericks de Luka Doncic complica la vida los texanos, pero no tanto como cabría esperar en otro curso, donde un resultado así ante un rival sumido en una crisis estructural (e histórica) y en tu propia casa, habría sido inapelable. Y, por otro lado, los Kings consiguen una victoria extraña que alarga sus posibilidades, que siguen, eso sí, siendo pírricas.
Luka Doncic intentó tirar de los suyos, pero fue inútil: 30 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias, pero también 6 pérdidas y un 1 de 7 en triples que ha reabierto las heridas sobre su irregularidad en el lanzamiento. El esloveno lo ha intentado todo, pero la fatiga ha podido con él en un último cuarto en el que ha anotado 9 puntos pero se ha encontrado muy solo. Los Mavericks han lanzado con algo más del 40% en tiros de campo, pero apenas han conseguido 6 triples en 35 intentos, una de las peores actuaciones del curso en esta faceta y con lanzamientos liberados que gente como Dorian Finney-Smith (0 de 5) o Maxi Kleber (1 de 7) no han sabido aprovechar. Los locales no han podido ponerse por delante en ningún momento de la noche y han ido todo el rato a remolque, con 18 desastrosos puntos anotados en el tercer cuarto que han dado a los Kings la ventaja definitiva, bien gestionada (esta vez sí) en un último cuarto carente de una sensación real de remontada por parte de los pupilos de Rick Carlisle, muy enzarzados por los árbitros a pesar de lanzar 31 tiros libres, casi el doble que sus rivales (16). Sobre todo Doncic, expulsado en el último cuarto por sus constantes protestas.
Y en los Kings, un poco de todo para colocarse a 4,5 victorias del décimo puesto que da acceso al play-in, uno que ocupan los Spurs... con ocho partidos por delante. Parece misión imposible y tienen por delante a los Pelicans, pero en la NBA nunca se sabe. Eso sí, están ahí con total merecimiento, por mucho que quieran alargar lo inevitable y quedarse sin playoffs por 15ª temporada consecutiva, récord histórico con el que igualarán a los Clippers del tacaño Donald Sterling, que lo consiguieron de 1976 a 1991, primero como Buffalo Braves, pasando por San Diego y acabando en Los Angeles. Ahí se encaminan los Kings del malogrado Luke Walton, un entrenador con aura pero sin talento, que ha demostrado en Sacramento que lo que hizo en la peor parte de la historia de los Lakers no fue un tema casual. E incluso ha acabado con esa denominación de entrenador de jugadores en la que ya nadie cree, enfrentado constantemente con los suyos, probando cosas que nadie entiende y con una irregularidad táctica indefinible y carente de dirección ni sentido.
Eso sí, no todo van a ser palos para unos Kings que han ganado a los Mavericks con hasta cinco jugadores por encima de los 10 puntos. Buddy Hield ha sido el mejor con 27, cimentados en un espectacular 6 de 10 en triples; y Marvin Bagley III, ese hombre elegido antes que Luka Doncic en el draft (el problema de los Kings también es estructural) se ha ido a 23 en ausencia de De'Aaron Fox, baja por lesión. Los Kings han lanzado, también por inoperancia defensiva de los Mavericks, con un 55,6% en tiros de campo y un 39,3% en triples, buenas cifras en un juego colaborativo, algo que demuestran las 27 asistencias repartidas, 11 más que sus rivales. La lucha, claro, es distinta, con la temporada casi imposible de ser salvada para ellos. Ese problema no lo tienen los Mavericks, que están en otra pelea, una a la que se enfrentan a Lakers y Blazers para evitar el play-in y seguir con la progresión de un proyecto prometedor y con mucho futuro por delante. El que quiera Luka Doncic, claro. Sólo faltaba.