NBA | MAVERICKS 109 - KNICKS 117
Doncic reparte 19 asistencias, pero cede ante el mejor Randle
El esloveno mostró su versión más solidaria e igualó su récord de asistencias, pero cedió ante el mejor Julius Randle de la temporada.
Julius Randle jamás había anotado 44 puntos. La estrella de los Knicks está cuajando la mejor temporada de su carrera en todos los aspectos, defiende más que nunca por obra y gracia de Tom Thibodeau y es una máquina en ataque por culpa de la misma persona. Randle ha pasado de ser un tío molón con muchas carencias a un jugador maduro, que anota con facilidad, tira de tres sin la irregularidad que le caracterizaba, rebotea como nadie, asiste con fluidez y es el líder en la pista. Lo es de un equipo que estaba a la deriva y que ha levantado un entrenador infravalorado, criticado en exceso en muchas ocasiones pero que está demostrando ser mejor de lo que muchos pensaban (pensábamos). Y lo es de una franquicia que, en estos momentos, está en la sexta posición de la Conferencia Este (algo que parecía impensable hace un año), un lugar con el que evitarían un play-in que no quiere jugar nadie (literalmente) y por el que no se merecerían pasar en la Gran Manzana, tras un curso baloncestístico absolutamente meritorio, casi el mejor que han tenido en todo el siglo XXI, más allá de esa 2012-13 que acabó como acabó (con derrota en semifinales del Este tras muchas expectativas).
Con un partido y medio de ventaja sobre los Heat (séptimos) y dos sobre los Hornets (octavos), los Knicks se acercan a los playoffs. Tienen que seguir sumando victorias en una temporada cuyo calendario está muy condensado, lo que te puede llevar del sexto al octavo puesto con una mala semana. Pero, con poco más de un mes para el inicio de los playoffs, los Knicks están en una posición privilegiada que deberán defender con uñas y dientes, sacando adelante partidos de forma tan inopinada como merecida, tal y como han hecho esta madrugada ante los Mavericks y en Dallas. Y tienen, por cierto, a solo medio partido a Celtics (quintos) y Hawks (cuartos), los dos puestos fetiche a los que todo el mundo quiere llegar. Sobre todo, porque entrar en el top-5 conlleva un rival más fácil en primera ronda, evitando así al tridente mágico que lidera el Este: Sixers, Nets y Bucks. Tres equipos que se han mostrado ligeramente superiores al resto y a los que es mejor no enfrentarse en primera ronda... principalmente, para poder pasar a la segunda.
Ante los Mavericks, Randle sumó 44 puntos, 10 rebotes y 7 asistencias, con 16 de 29 en tiros de campo, 6 de 11 en triples y 6 de 9 en tiros libres. La estrella, un auténtico todoterreno que hace lo que quiere y es el epicentro del sistema de Thibodeau, ha anotado 9 puntos en el último cuarto, donde ha cedido el protagonismo a un RJ Barret que ha llegado a los 13, para 24 totales. Además de ellos, solo Reggie Bullock (11) y Derrick Rose (15, la eterna juventud), han superado la decena. Bullock y Randle, por cierto, han superado los 40 minutos, mientras que Barret ha llegado a los 46, otra barbaridad del amigo Thibodeau, que sigue con sus cosas y sus manías con un éxito inesperado, pero también inequívoco. El partido ha sido igualado en todo momento, con 12 cambios de liderato y 10 empates, pero ha sido resuelto en un último cuarto en el que los Knicks han llegado por delante y han aguantado las embestidas de un rival que no ha podido hacerse con un duelo que les aleja del sexto puesto con el que evitarían el play-in. Ese que, vaya, sí tienen los Knicks.
En los Mavericks, el esfuerzo de Luka Doncic fue insuficiente. Se fue a 22 puntos, 8 rebotes y 19 asistencias, el récord de su carrera, igualando las que consiguió en la burbuja de Orlando el pasado 8 de agosto, en una victoria ante los Bucks. Los números del esloveno ese día fueron de videojuego (36+14+19) pero esta vez han sido menores y, además, sin el premio de la victoria. Kristaps Porzingis sumó 23 tantos y 12 rebotes y los Mavs tuvieron un poco de Finney-Smith (13), Richardson (14) y Hardaway (16), pero fallaron 8 triples en el último cuarto y perdieron la batalla por el rebote (45 por 41), esa por la que Thibodeau lucha con cierto éxito en cada partido. Los Mavs se diluyen en un año complicado y tienen muy difícil eevitar el play-in, pero no tanto llegar a los playoffs si hacen bien las cosas. De momento, les toca sufrir y seguir remando, sin poder descansar por culpa de la situación y con la mirada puesta en entrar en esa fase final que disputarían por segunda campaña consecutiva. Un premio para amarrar el proyecto y mirar al futuro, que van a tener que pelear hasta el último suspiro. En la NBA, nada es fácil. Por mucho que Julius Randle se empeñe en hacernos creer lo contrario.