NBA | LAKERS 135 - PISTONS 129

LeBron James evita un ridículo

Después de ir ganando hasta por 17 puntos, unos Lakers con la cabeza en otro sitio necesitan dos prórrogas para superar al peor equipo de la NBA, unos orgullosos Pistons.

Harry HowAFP

En las Regular Season hay partidos como este. Es así de sencillo. El calendario, las pocas ganas de competir y la nula concentración de los que son muy superiores provocan sorpresones y llevan partidos que deberían ser plácidos a finales histéricos. Los Lakers están 18-6 y han ganado siete de los nueve últimos. Una de las dos derrotas fue por un punto y en el último segundo, en la temible Philadelphia. La otra, una barrida de los Pistons, el peor equipo de la NBA (5-18 ahora) en el único partido que han perdido en dobles dígitos (107-92: ni se presentaron a jugar). Pues bien, días después de abrasar a los Nuggets, un rival de altura, los Lakers se volvieron a dejar el decoro en casa y, totalmente despistados, estuvieron a un pelo de acabar 0-2 su cruce del año con los Pistons.

A un pelo: se jugaron dos prórrogas, y Jerami Grant (tremendo y tan añorado por los Nuggets: 32 puntos, 6 asistencias), tuvo un buen tiro para decidir en el cierre del primer tiempo extra. Falló, y en el segundo LeBron decidió evitar el ridículo de su equipo, metió 8 puntos y sentenció con un triplazo desde el lateral derecho (131-124 en el último minuto). Acabó jugando más de 46 minutos (en el pecado llevó la penitencia) y sumó 33 puntos, 5 rebotes y 11 asistencias… y también 7 pérdidas, algunas sencillamente incomprensibles. De estar pensando en otra cosa. Anthony Davis también jugó mucho (más de 45 minutos) y metió 30 puntos (con 5 rebotes). Y también sumó algunas canastas importantes en las prórrogas, incluido el mate que forzó el empate antes del fallo de Grant en el cierre de la primera, un tramo en el que, para completar el sainete, los Lakers se pusieron histéricos con los árbitros. Seguramente con razón pero en una situación en la que, sencillamente, no se tenían que haber visto.

Pero era uno de esos partidos: los Lakers metieron el 56% de los tiros, y el 47% de los triples, pero acumularon 23 pérdidas, su tope de la temporada. Durante muchos minutos, el partido fue una cuestión de en qué momento se pondrían mínimamente en serio los angelinos. Y lo hicieron entre el segundo cuarto y el tercero, con un poco de defensa para llegar a un 80-63 con 16 minutos por jugar. Debería haber bastado, pero otra siesta acabó en el 106-106 después de cuatro minutos sin anotar y un parcial fue de 0-6 con una serie de fallos catastróficos de LeBron, incluida la penetración que habría evitado las prórrogas.

¿Cómo llegaron ahí los Pistons? Por energía y profesionalidad, básicamente. Sin Blake Griffin (que ya está para muy poco) ni Derrick Rose (en rumores de salida ya muy serios), apretaron los dientes al ritmo de Grant, Mason Plumlee (15+8+6), Delon Wright (22 puntos, 10 asistencias) y un Josh Jackson que llevaba 3 puntos al descanso y acabó con 28. Entre Wright y Jackson firmaron un 9/14 en triples, tres para reenganchar a los Pistons desde ese -17. Era una de esas noches para los Lakers, que concedieron tiros cómodos y posesiones extra con absoluta facilidad (y desgana, por momentos). Pero que al final, entre unas cosas y otras, prefirieron ganar cuando ya se vieron enfrascados en una segunda prórroga.

En un partido para sumar la victoria y mirar muy rápido para otro lado, volvieron a alegrar un poco la vista los destellos del tremendo Talen Horton-Tucker, 10 puntos y 4 asistencias en 21 minutos con un mate de póster para cerrar el tercer cuarto. Más allá de LeBron y Davis, que se remangaron a tiempo, tuvieron buenos minutos Kuzma (sobre todo en la primera parte: 14 puntos y 6 rebotes), Schröder (22 puntos, 8 asistencias y pulso al final con los tiros libres) y un Caruso que fue totalmente decisivo en la primera prórroga, cuando anotó seis puntos seguidos (de sus 10 totales) cuando la cosa se ponía fea de verdad (106-110). Los Lakers, entre unas cosas y otras y con un arreón final de LeBron, evitaron finalmente una derrota ridícula y los Pistons perdieron con la cabeza muy alta. Por lo demás fue, sí, una de esas noches de Regular Season

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