Bagley III: la sombra de Doncic y los peligrosos tuits de su padre
Muy mal inicio de una temporada clave para el número 2 del draft de 2018. De'Aaron Fox no quiere líos: "Si eres de los que te despistas por un par de tuits, no sé ni qué decirte".
Siempre pasa algo en Sacramento Kings. Un equipo que sabe que cuando llueve, diluvia. Y que empezó el año con una extraña sensación de felicidad: 3-1 después de ganar una vez a Phoenix Suns y dos a Denver Nuggets. ¿Podía ser el año para un equipo que lleva sin playoffs desde 2006? Desde ese punto álgido han llegado tres derrotas seguidas. El 3-4 es aceptable, sobre todo viendo el calendario, pero las sensaciones preocupan: mal en la segunda parte contra los Rockets el sábado, peor durante todo el partido en una catastrófica derrota contra los Warriors. Cosido con alfileres y necesitado de impulso, el riesgo de zozobra en altísimo en un equipo en el que nadie confía de forma ciega en Luke Walton y que no tiene más certezas que De’Aaron, su gran estrella, y hasta cierto punto Tyrese Haliburton, el rookie que ha tenido un excelente inicio y cuya ausencia por lesión se ha notado terriblemente en las dos últimas derrotas.
Buddy Hield es sospechoso: en cuanto van mal las cosas existe con él riesgo de desconexión. Viene, ya se sabe, de terminar la pasada temporada enfrentado con Luke Walton. Y es un jugador con talento pero que rebaja mucho el suelo de los Kings cuando entra en versión inconexa. Pero el caso verdaderamente preocupante, un asunto clave en el futuro de la franquicia, es Marvin Bagley III. El ala-pívot de 21 años (cumple 22 en marzo) que acaba de iniciar su tercera temporada en la NBA convertido en una incógnita que por ahora invita poco al optimismo. Fue, hay que recordarlo, el número 2 del draft de 2018, el jugador elegido por detrás de Deandre Ayton y, ay, por delante de Luka Doncic. La decisión que acabó con Vlade Divac en la franquicia y que puede alargarse como una sombra en el futuro de un equipo al que todo lo que le puede salir mal… le sale horrible, peor. De pena.
El nuevo sainete en Sacramento, uno que sobrevolaba la franquicia durante la estrepitosa derrota en San Francisco, tiene que ver con la actividad en Twitter de los padres de Bagley y Fox. El primero incendió el asunto durante el partido contra los Rockets y con su hijo en el banquillo: “Por favor, traspasado a Bagley cuanto antes”, pidió a los Kings en un mensaje que luego borró, cuando ya había cientos de pantallazos viralizándose. Para colmo, el segundo replicó así: “Traspasadlo”. Antes de jugar contra los Warriors, Bagley no quiso hablar de ello. Después de la derrota, Fox trató de restarle importancia y dijo que no había hablado del asunto más de cinco minutos con Bagley y Luke Walton: “No creo que nadie salga a jugar al baloncesto pensando en un par de tuits. Y el que lo haga, no está hecho para esto porque siempre va a haber algunos cabrones diciendo cosas en Twitter, todos los días de tu vida. Si eres de los que te descentras por eso, no sé ni qué decirte”. Walton también se apresuró en asegurar que la derrota solo había tenido que ver con un pésimo despliegue deportivo, no con ninguna clase de crisis de vestuario.
El problema de fondo, el verdadero problema, es que Bagley no despega. En su primera temporada tuvo problemas de rodillas, y en la segunda (mientras Doncic se convertía en all star y aspirante al MVP) solo jugó 13 partidos. Primero le falló una mano y después un pie, la lesión que lo dejó fuera del reinicio en Florida. En total, con los siete partidos de este curso, lleva 82 en la NBA, el equivalente a una temporada regular. Promedia 14,4 puntos y 7,6 rebotes, que no es impresionante pero no está mal. Lo hace, eso sí, con malos porcentajes y sin repartir apenas juego. Y con muy malas sensaciones esta temporada, en la que se esperaba de él salud, crecimiento… y claridad de su equipo sobre qué hacer en verano, cuando sea elegible para firmar la extensión de su contrato rookie. Bagley promedia unos pobres 10,9 puntos, 8,1 rebotes y 0,9 asistencias por 2,3 pérdidas. Está en un pobrísimo 35,8% en tiros de campo, 26,7% en triples y 58,3% en tiros libres. Apenas incide en el juego, no desde luego para bien. Y su lugar es cuestionable: no puede ser alero y Harrison Barnes es un mucho mejor tres-cuatro. Su puesto natural se acerca más al de pívot, donde la intensidad de Richaun Holmes le deja sin sitio (y ha llegado Hassan Whiteside, con sus estadísticas vacías). Bjeliça suele mejorar al equipo con un tiro exterior del que carece Bagley, que falla además muchos tiros cómodos cerca del aro y tiene un nivel pobrísimo en defensa.
No hay jugador en los Kings que permita mejores tiros a los rivales: los que se encaran a Bagley mejoran sus porcentajes un 15% con respecto a los duelos contra el resto de defensores. Un drama. Está en el percentil cero en eficiencia real de tiro, en el 25 cerca del aro (ronda el 60%) y en el 12 en la media distancia (24%). No tiene rango por fuera y no finaliza bien en el pick and roll: percentil 7 (Holmes está en el 89) con 0,7 puntos por posesión. Contra los Warriors, Bagley dejó un triste partido de 5 puntos, 9 rebotes, 0 asistencias y 3 pérdidas con un 2/9 en tiros y un -27 en 24 minutos en pista. Con él no se puede saber si tenía en la cabeza el jaleo de su padre o si simplemente fue otro muy mal día en la oficina. Por ahora, el volantazo no llega y su padre solo echa más leña al fuego mientras el nombre de Luka Doncic, aunque él no tenga ninguna culpa, le persigue con un futuro cada vez menos claro y que empieza a no tener pinta de pasar por Sacramento Kings. Un posible problema para él, un desastre para la franquicia californiana. Otro más. Veremos si hay solución…