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Las inverosímiles concesiones a James Harden en los Rockets

La prensa de Houston habla, tras el último desaire de la estrella de los Rockets a la franquicia, de las concesiones que le han hecho últimamente.

Las inverosímiles concesiones a James Harden en los Rockets
Mike WykeUSA TODAY SPORTS

James Harden es uno de los mejores jugadores de la NBA, pero su popularidad se está precipitando después de que hayan ocurrido varias cosas desde que terminó la pasada temporada: que pidiera el traspaso a los Rockets, que no se haya dado aún un acuerdo para contentarle, que haya tenido que volver a la disciplina del equipo bajo el mando de un nuevo entrenador (Stephen Silas) llegando tarde, que se haya intercambiado a Westbrook por Wall y tampoco le haya sentado bien, etc.

Hay más. Ha regresado un poco pasado de peso y sin ganas de hablar de todo lo anteriormente comentado, diciendo que "ahora mismo" está "centrado en lo de aquí" y no en otro tipo de discusiones. 

Por la vera de Harden han pasado ya varios compañeros que no han congeniado con él. Dwight Howard, en primer caso, y luego bases como Chris Paul o Russell Westbrook. El ya exGM de la franquicia, Daryl Morey, cumplió todo lo que Harden le pedía para sentirse bien jugando. La estrategia, agresiva en un juego que les llevó a jugar con cinco bajitos y mucho al triple y que también acabó quemando al entrenador Mike D'Antoni, le ha valido a Harden para ganar el MVP una vez, en 2018, estar cerca en otras tres ocasiones y para protagonizar numerosos récords, pero para no alcanzar el objetivo colectivo por el que en su día se fue de los Thunder y que quería conseguir siendo él el líder. Nada de eso se ha demostrado suficiente

Tim MacMahon, el hombre de ESPN con más información de los Rockets, ha revelado cómo es la situación real de Harden, que asegura que todavía no ha hablado con el nuevo mánager general (Rafael Stone), a la hora de pedir y recibir de una franquicia en la que hace y deshace a su antojo. Es habitual que se concedan muchas cosas a los mejores jugadores de los equipos, en la NBA más que en otras ligas del mundo, pero todo tiene un límite"Lo que quiera James" es lo que se hace, según lo revelado. "No es su culpa, es la de ellos. James ha hecho lo que la organización le ha permitido. Nosotros, cuando fichamos por Houston, ya sabemos quién es el jefe, es parte del acuerdo", cita un anterior asistente de la franquicia.

Esto les ha llevado a aceptar una petición para que el jugador esté ausente de entrenamientos o controle el ritmo de los viajes por razones de lo más variopintas. Salvo que estén al final de un back-to-back, lo habitual es que Harden se quede un día más de lo pactado en ciudades que le parezcan apetecibles (como Atlanta, Phoenix o Los Ángeles). En el momento en el que los Rockets tienen dos o tres días entre partido y partido se pide un día libre para contratar un jet privado con el que irse a Las Vegas u otra ciudad a, simplemente, salir de fiesta por la noche. Lo deja claro un miembro del cuerpo técnico de la pasada temporada: "Si tienen varios días libres, todos lo saben: James va a volar a otro lugar para pasárselo bien. Pero luego vuelve y hace un triple-doble de 50 puntos, así que lo aceptan"

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También se han revelado detalles de la relación con sus últimos dos compañeros en las posiciones exteriores, amabas acabadas en la salida del otro y la permanencia de un Harden ya establecido como elemento troncal. En el caso de Chris Paul, que llegaba procedente de los Clippers, la queja del veterano director de juego ahora en los Suns tras pasar también por los Thunder era que Harden no se involucraba nada en los ataques en los que no tenía el balón o la decisión final no le correspondía a él. En el caso de Russell Westbrook, por el que también amagó con la salida si no se conseguía el fichaje de su amigo para la plantilla, la relación empezó a fracturarse por las limitaciones deportivas que imponía Harden a la hora de desarrollar el juego de los Rockets y terminó por horadarse más al no tolerar Westbrook que los viajes en avión y autobús se retrasasen por la excesiva tardanza de su colega.