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Fechas, fichajes, los Juegos... Las preguntas claves sobre el regreso de la NBA el 22 de diciembre

La NBA ha virado radicalmente y trabaja sobre un plan para regresar mucho antes de lo previsto. El nuevo inicio propuesto para el 22 de diciembre puede ser oficial esta semana.

Fechas, fichajes, los Juegos... Las preguntas claves sobre el regreso de la NBA el 22 de diciembre
Patrick SmithAFP

Giro inesperado en el guion de la temporada 2020-21 de la NBA, la primera que se tendrá que jugar de forma íntegra desde la irrupción de la crisis del coronavirus. La pasada, la 2019-20, se jugó con normalidad hasta el parón del 11 de marzo, un desenlace inevitable y en el que el baloncesto profesional se adelantó al resto de competiciones tras el positivo de Rudy Gobert, el pívot francés de Utah Jazz. Después de más de cuatro meses en el congelador, una temporada que pareció herida de muerte se retomó (y salvó unos 1.500 millones de dólares al hacerlo) en Walt Disney World, en formato burbuja y partidos desde el 30 de julio hasta el 11 de octubre, el día en el que Los Angeles Lakers se proclamaron campeones en el sexto partido de las Finales. Se jugó sin público, sin viajes y con un formato play in en el que el noveno podía (si cumplía unos parámetros que se dieron en el Oeste pero no en el Este) retar al octavo por la última plaza de playoffs de cada Conferencia.

Dadas las circunstancias, el reinicio fue un rotundo éxito desde los puntos de vista deportivo, organizativo y sanitario. Un enorme esfuerzo de la NBA, que salvó parte del golpe económico que está implicando una pandemia con la que, sin embargo, tiene que seguir conviviendo. Los planes que parecían manejarse para el inicio de la nueva temporada contaban con partidos a partir de, como muy pronto, enero. Se hablaba incluso de marzo y había una fecha que ya estaba en boca de todos: el 18 de enero, el señalado día de Martin Luther King. Eso llevaría los playoffs y las Finales otra vez hasta, como mínimo, los últimos días de agosto.

Pero la NBA tenía otros planes. Unos que pueden traer la Liga de vuelta mucho antes de lo previsto. Esto es lo que se sabe ahora mismo de ellos y lo que se puede interpretar de los datos que se han ido filtrando:

¿Cuál es el nuevo plan de reinicio para la temporada 2020-21?

La NBA informó el viernes a su comité ejecutivo que está trabajando con el 22 de diciembre como posible fecha para el inicio de la temporada 2020-21. Sería, además, una campaña con 72 partidos de fase regular para cada equipo y no los 82 tradicionales. La Liga considera que así salvaría más de 500 millones de dólares gracias a lo que no tendría que sacrificar en sus contratos televisivos (nacionales y a nivel local en el caso de cada equipo), permitiría acabar la temporada antes de los Juegos Olímpicos de Tokio y evitar que ambas competiciones se disputen a la vez; y se ahorraría jugar en fechas hostiles para sus intereses, como se vio durante la burbuja de Florida: el verano más allá de la festividad del 4 de julio y, sobre todo, las semanas ya en septiembre en las que se coincide con la todopoderosa NFL. Estos plazos tienen un último gran aliciente: acercarían casi a la normalidad total a la próxima temporada, la 2021-22.

¿Hay un plazo para la decisión?

El próximo viernes, 30 de octubre, la NBA tendrá una reunión con ese comité, el board of governors (el comisionado Adam Silver y representantes de las 30 franquicias), del que podría, y parece lo más probable que así sea, salir una decisión ya totalmente en firme. Cualquier decisión oficial tendrá que tener la aprobación de los jugadores a través de su sindicato (NBPA) pero no parece a la vista un conflicto entre las partes dada la frágil situación económica y la incertidumbre en la que todos saben que se manejan. La NBA y el sindicato se han propuesto cerrar sus negociaciones antes de es día 30, fecha tope en la que tendría que avisar (un margen de 45 días) si no hay acuerdo y quieren romper el convenio colectivo (algo improbable). Y ese día deja unas ocho semanas hasta Navidad, el plazo que Adam Silver aseguró que habría entre el momento del acuerdo y el inicio de la temporada 2020-21.

¿Qué dice esta decisión sobre la convivencia con la pandemia?

La intrepretación más obvia es que la NBA no ve posible que haya público con cierta normalidad en toda la temporada y ha descartado fijar los plazos en función de esa esperanza, la razón que se barajaba para retrasar el inicio más allá del 15 de enero. Más del 40% de los ingresos de la NBA (unos 8.000 millones de dólares al año antes del COVID) provienen de la presencia de público en las gradas (entradas, restauración, merchandising...). Y sobre esos ingresos totales y relacionados puramente con el baloncesto (BRI: basketball related income) se calculan los sueldos de los jugadores a través del tope salarial para las franquicias. Si la NBA no está dispuesta a retrasar su inicio y meterse así en los complicados meses de verano con problemas por la incompatibilidad con los Juegos y la preparación del calendario 2021-22, es porque considera ya que la situación no invita a pensar en un regreso del público con normalidad a corto o medio plazo. Y menos en un deporte que se practica en pabellones cerrados. Sin público, la esencial televisión (Turner y Disney pagan unos 2.700 millones de dólares al año) es todavía más esencial. Así que se fija un calendario conveniente para ella. La NBA, en todo caso, no ha descartado la presencia de aficionados en las gradas en algún momento de la temporada, seguramente en formato reducido y con estrictos protocolos de seguridad, tal vez test (especialmente en los aficionados que se sienten a pie de pista) y nuevos sistemas de ventilación y purificación del aire en los pabellones.

¿Cuál es la razón de adelantar tanto el inicio de la temporada?

Lo dicho: el dinero de las televisiones. Con el resto de los ingresos en seria cuestión, el dinero de las televisiones (de por sí el gran pilar en el que se asienta la bonanza de la NBA en los últimos años) se convierte en alfa y omega. Empezar el 22 de diciembre permitiría salvar la señalada jornada de Navidad, los partidos del 25 de diciembre que son una de las fechas más provechosas de la regular season desde el punto de vista mercantil, evitar jugar en julio y agosto y cerrar la puerta a la coincidencia (además, en plenos playoffs) con la NFL.

¿Por qué concretamente 72 partidos?

No es un número al azar. La mayoría de los compromisos televisivos (además de los nacionales, cada franquicia tiene el suyo para las retransmisiones a nivel local) exigen que se juegue un mínimo de partidos que suele moverse entre 65 y 70. De esta forma se garantizarían los contratos casi en su totalidad y, sumado a la normalidad que implicaría tener partidos en Navidad y acabar las Finales todavía en el mes de junio, permite a la NBA hablar de forma temprana del citado rescate de al menos 500 millones de dólares. Asegurada esa cifra mínima de partidos, la reducción con respecto a los 82 tradicionales libera espacio para acabar antes de julio, permitir que los NBA tengan opción de estar en los Juegos y pensar en una temporada 2021-22 con un formato ya en el tradicional arco octubre-primeros de junio. Quienes flirteaban con un traslado definitivo a una normalidad que comenzaran en diciembre o enero y acabaran avanzado o superado el verano se han quitado la idea de la cabeza a la vista del resultado televisivo de jugar los playoffs entre agosto y sepiembre y las Finales ya en octubre, como se ha tenido que hacer para poder cerrar esta última temporada.

¿Cuál es el nuevo arco de fechas en este planteamiento?

En principio el draft está fijado para el 18 de noviembre, y se celebrará de forma telemática. A partir de ahí las franquicia se enfrentan a un infierno organizativo, una versión comprimida de lo que ya suele ser un trabajo duro y´constante entre el final de una temporada y el inicio de la siguiente. La agencia libre (el mercado de fichajes) no se abrirá hasta después del draft, el lunes 23 de noviembre para las más optimistas y tal vez a final de mes o el 1 de diciembre. Esto dejaría en el mejor caso un mes para que las franquicias hagan sus movimientos en el mercado de fichajes, cierren altas y bajas en sus plantillas y preparen la pretemporada, seguramente sin partidos amistosos o con una cantidad mínima de ellos. La temporada empezaría el 22 de diciembre, acabaría justo antes de mayo y disputaría después los playoffs y unas Finales que estarían decididas en los últimos días de junio, siempre antes de la festividad del 4 de julio. La NBA normalmente deja 177 días para una Regular Season de 82 partidos por equipo. Ahora se pasaría a unos 135 días con 72 encuentros por franquicia.

¿Quién gana con la opción de arrancar el 22 de diciembre?

Desde el punto de vista más obvio, la NBA si cree que es la forma más obvia de tener sostenibilidad económica durante el terrible trance de la pandemia y los aficionados, que volverán a tener competición antes de lo previsto. Pero también los equipos que van a mantener el bloque. Los que no cambian de entrenador y tienen a sus figuras y el grueso de sus rotaciones ya fijadas. La continuidad siempre es un valor positivo, pero puede ser realmente decisivo en estas circunstanias, al menos para los primeros meses de competición. Sobre los ocho (22 sí estuvieron) equipos que no se clasificaron para la burbuja de Florida, hay dudas: se puede pensar que les viene de perlas porque serán los más frescos, física y mentalmente, pero también que no haber jugado desde marzo les penalizará, casi sin amistosos ni pretemporada y teniendo que saltar muy rápido a la competición oficial.

¿Quiénes serían los más perjudicados?

También hay una respuesta obvia: los equipos que llegaron más lejos en los playoffs de Florida, sobre todo finalistas de Conferencia (Boston Celtics, Denver Nuggets) y, claro, los que lucharon por el anillo: Los Angeles Lakers y Miami Heat terminaron de jugar el 11 de octubre y podrían estar de nuevo en marcha con poco más de dos meses de margen entre partidos oficiales y después del enorme desgaste físico que supuso una temporada que ocupó casi un año de calendario real y el mental que implicó el asislamiento de la concentración durante más de tres meses en Disney World. Esta situación de minipretemporada también perjudicará los equipos con muchos cambios: nuevo entrenador, plantillas muy cambiadas... a los agentes libres que tienen que hacerse a una nueva realidad a marchas forzadas, a los rookies que apenas tendrán período de adaptación y también a los directivos. Estos tendrán que cuadrar sueldos, plantillas y organización en un tiempo récord. Ahora mismo no hay, todavía, ni siquiera cifras exactas del salary cap y de la apertura del mercado.

¿Se descarta por completo el formato burbuja?

No, nunca se puede descartar en la situación que se vive a nivel global con la pandemia, que azota además con dureza a Estados Unidos, donde las respuestas gubernamentales han sido tibias, desiguales, descoordinadas y en algunos casos, inexistentes. Pero de lo que no hay duda es de que la burbuja sería solo un último recurso, tal vez una forma de salvaguardar, llegado el momento, la viabilidad de los playoffs y las Finales. La NBA ya tiene el ejemplo de otras competiciones que han estado jugando en sus mercados (la NFL lo está haciendo), con sus aciertos y sus errores, se gastó casi 200 millones en crear y sostener la burbuja de Disney World y sabe que esa concentración obligó a un esfuerzo a todos los participantes (jugadores, cuerpos técnicos, trabajadores...) que sería difícil volve a exigir.

¿Se mantendría el formato play in?

Todo apunta a que sí. La NBA probó diversas novedades en el reinicio de Orlando siempre con la perspectiva de mantener aquellos cambios que se demostraran provechosos. Y el play in lo fue. Un torneo que añade picante (e interés televisivo) justo antes de los playoffs y en el que se lucha por los últimos billetes para las eliminatorias. En Florida, el noveno podía retar al octavo de cada Conferencia si acababa a cuatro victorias o menos de él. El formato era con dos posibles partidos: si el octavo gana el primero, era el clasificado. Si se imponía el noveno, se jugaba un segundo y definitivo duelo. De esta forma el octavo solo tenía que ganar un partido (con dos oportunidades) y el noveno, dos sin fallo. En el Este no se llegó a jugar, en el Oeste los Blazers (octavo) ganaron a la primera a los Grizzlies (novenos). La idea de la NBA es que el play in ha llegado para quedarse. Lo que sí se pueden esperar son cambios: otros criterios para decidir quién accede a él y, tal vez, un formato expandido: se habla de un mini torneo entre los clasificados séptimo, octavo, noveno y décimo por dos plazas en los playoffs. Otra novedad para la que la burbuja pudo ser un primer paso, forzado pero exitoso, es para que las posiciones de elección en el draft queden fijadas antes del final de la temporada. De esta forma se da aliciente a otros momentos de la competición y se evita el tanking indiscriminado en las últimas semanas de partidos.

¿Qué pasa con el mercado de fichajes de la agencia libre?

Este será un mercado extraño. Por un lado no hay apenas grandes estrellas porque la mayoría de ellas (y ahí miran muchos equipos) buscarán o podrían buscar equipo en el verano de 2021 (AQUÍ SE PUEDE CONSULTAR LOS JUGADORES MÁS IMPORTANTES EN EL MERCADO). Tampoco hay por ahora cifras exactas del salary cap que podrán invertir las franquicias en sueldos. Se habla de un inicio el 23 de noviembre como muy pronto y el 1 de diciembre como muy tarde. Los tiempos para negociar serán menores, las previsiones casi imposibles de hacer ahora mismo y los plazos se reducirán mucho. Será, por lo tanto, un mercado muy interesante y en el que se pueden ver movimientos nada habituales en años anteriores. Todo ha cambiado, en realidad.

¿Cómo se haría ese calendario comprimido?

Está por ver cómo organiza un calendario de 72 partidos una NBA que al menos cuenta con una gran ventaja: los pabellones apenas tienen fechas reservadas porque la pandemia ha hecho estragos en todos los sectores que suelen tener las canchas ocupadas durante semanas completas: eventos deportivos, conciertos, convenciones... A partir de ahí, parece obvio que se evitarán soluciones como las que se tomaron después del lockout de 2011, cuando se comprimió el calendario el calendario a base de, por ejemplo, poner a las franquicias tres partidos en tres noches seguidas (back to back to back). Los jugadores no aceptarían ahora mismo algo así. Si se tiene en cuenta que la NBA tiene que reducir partidos pero también minimizar los viajes de las franquicias de lado al lado del país, parece obvio que habrá cambios en cuanto a los partidos con equipos de la otra Conferencia. Normalmente, cada uno juega dos veces (una en cada pista) contra cada uno de los quince del otro lado. Ahora se habla de solo un duelo con cada uno, de diez (sin jugar contra todos)... o de ninguno, directamente. Y, al contrario, lo normal es que se potencien los partidos contra equipos de la misma División (normalmente cuatro contra cada uno) y Conferencia pero no División (dos o tres). Otra opción que parece probable es la de jugar series de partidos (hasta tres o cuatro seguidos) contra el mismo rival o contra los de la misma zona. Esto sería óptimo desde un punto de vista sanitario y logístico. Normalmente, es una opción (sí se hace en la MLB) que no guste porque cansa a los aficionados y reduce interés en los partidos a medida que se suceden. Pero sin público en las gradas, pasan a ser una opción viable y con obvias ventajas.

¿Podemos estar ante una temporada sin All Star Weekend?

Sí, es una opción real. La cita de Indianápolis puede retrasarse a 2022. Las apreturas del calendario son un problema, pero también lo es la pandemia: el All Star en un evento que reúne a muchísimo personal (no solo jugadores) de todas las franquicias y todos los estamentos de l NBA, algo que ahora mismo no parece desde luego indicado desde un punto de vista sanitario. La NBA estaría estudiando dejar dos semanas libres a los jugadores durante la temporada, no celebrar el All Star Weekend y ganar fechas en primavera para la celebración del torneo play in previo a los playoffs.

¿Cómo se fijará el salary cap y qué pérdidas económicas habrá?

Todavía no se sabe pero la decisión, a la fuerza, es inminente. Lo único cierto es que se lleva semanas negociando y que se asume que la crisis económica no se va a ir por arte de magia. Según el último convenio, los jugadores se llevan entre el 49 y el 51% del citado BRI (ganancias relacionadas puramente con el baloncesto), y sobre eso se está negociando contando también con la parte de los salarios que bloquea la Liga, y que durante el parón por la pandemia pasó del 10% habitual al 25%. La idea es fijar un cap que no difiera mucho el que estaba previsto antes de la pandemia (unos 115 millones de dólares tras los 109,1 de la temporada 2019-20) y compensar con acuerdos y soluciones artificiales y consensuadas lo que de otra manera sería, si se atiende solo al BRI, una caída que podría superar los 25 o 30 millones por franquicia, un colapso en el mercado y seguramente un conflicto laboral con los jugadores. Eso sí, estos tienen que prepararse para que la situación les vuelva a afectar al bolsillo. Esa parte de los salarios que bloquea la NBA para compensar las pérdidas de las franquicias puede llegar en el próximo curso, según lo que se ha flitrado, hasta un 40% que coincidiría con ese 40% que teóricamente se pierde en ingresos sin público en los pabellones.

¿Podrán ir los jugadores NBA a los Juegos Olímpicos?

El torneo de baloncesto de Tokio sería uno de los grandes beneficiados con todo este nuevo planteamiento, desde luego. La temporada 2020-21 acabaría a finales de junio y los Juegos arrancan el 23 de julio. Las grandes estrellas de la NBA (no solo del Team USA) tendrían tiempo para llegar y con una buena preparación en el caso de las que no lleguen muy lejos en playoffs. Incluso se abre la puerta a los preolímpicos para los NBA. Estos torneos que dan las últimas plazas de acceso a Tokio se disputarán del 29 de junio al 4 de julio e incluyen a grandes selecciones y clásicos del baloncesto mundial que hasta ahora parecían abocados a jugarse el puesto olímpico sin sus grandes estrellas. Es el caso de la Eslovenia de Luka Doncic, que lleva sin jugar con su selección desde que ganó el Eurobasket 2017. Pero también de Lituania (estaría sin Sabonis y Valanciunas), Serbia (Nikola Jokic, Bogdan Bogdanovic, Nemanja Bjeliça, Boban Marjanovic), Italia (Danilo Gallinari, Marco Belinelli), Alemania (Dennis Schröder, Daniel Theis, Maxi Kleber), Croacia (Bogdan Bogdanovic, Dario Saric, Ivica Zubac), Grecia (Giannis Antetokounmpo), Turquía (Cedi Osman, Ersan Ilyasova, Furkan Korkmaz), República Checa (Tomas Satoransky), República Dominicana (Al Horford, Karl-Anthony Towns) o Canadá, una selección que podría ser de las más atracticas del mundo si pudiera contar con su actual generación de jugadores NBA: RJ Barrett, Jamal Murray, Tristan Thompson, Shai Gilgeous-Alexander, Brandon Clarke, Dillon Brooks, Chris Boucher, Kelly Olynyk, Dwight Powell, Andrew Wiggins…