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PLAYOFFS NBA | HEAT 115 - 100 BUCKS (3-0)

Anteto se asoma al abismo

Los Bucks entraron 12 arriba al último cuarto, pero sólo anotaron 13 puntos más. Miami, a una victoria de las finales del Este con un Butler imperial.

Giannis Antetokounmpo, durante el tercer partido de las semifinales de la Conferencia Este de los playoffs 2020 que ha enfrentado a Miami Heat y a Milwaukee Bucks
Giannis Antetokounmpo, durante el tercer partido de las semifinales de la Conferencia Este de los playoffs 2020 que ha enfrentado a Miami Heat y a Milwaukee BucksMike EhrmannAFP

Se acabó lo que se daba. Al menos es la sensación que da tras el tercer partido de la eliminatoria entre Heat y Bucks. Ese que los de Budenholzer estaban obligados a ganar y que han perdido, cayendo presa del miedo y de un bochornoso último periodo en el que solo han anotado 13 puntos (6 de 23 en tiros de campo y 0 de 10 en triples), 1 en los últimos cinco minutos de partido. Algo inexplicable o que explica muchas cosas, sobre todo el cortocircuito inherente a este equipo en playoffs y, sobre todo, al entrenador que lo dirige, veremos hasta cuándo. Misión imposible ahora para los Bucks, que se enfrentan a algo inédito y que nadie ha conseguido hacer jamás: remontar un 3-0. En ninguna de las 139 veces anteriores ha ocurrido y nadie espera que pase ahora, más por sensaciones que por resultados, por la poca pasión que transmite un equipo que llegaba necesitado pero se encontraba sin alma, como asumiendo lo inevitable mientras esperaba que las tornas cambiaran solas o que ocurriera un milagro. Algo que, por mucho que estén en Disney, no suele ocurrir.

Los Bucks salieron centrados, pero sin conseguir despegarse de unos Heat que les minaron la moral y les impidieron escaparse. Sin Olynyc y con un Iguodala tocado (6+3+3), Milwaukee solo se pudo ir siete arriba al descanso (50-57) antes de dar un impulso en el tercer periodo, con unos minutos fantásticos de un Giannis que, sin embargo, estuvo perdido al final. El griego acabó con 21 puntos, 16 rebotes y 9 asistencias en menos de 35 minutos (otra decisión inexplicable de Budenholzer), pero estuvo desaparecido en los últimos minutos de encuentro a pesar de intentarlo una y otra vez, haciendo eso que solo él sabe hacer pero que parece, en ocasiones, lo único que puede hacer: penetrar, empujar hasta meterse en la zona, ponerse debajo de la canasta y aprovecharse de su físico para atrapar rebotes ofensivos, hacer mates o anotar bandeja. Algo útil en una temporada regular en la que se preparan los partidos con presteza y se disputa uno pensando en el siguiente, pero no para unos playoffs en los que estás de una a dos semanas pensando continuamente en tu rival. Y menos con un genio como Spoelstra, que lo ha ideado todo para impedir frenar al alero, no dejándole correr, atosigándole con dobles defensas, obligándole a doblar el balón (no es su mayor talento) y flotándole cuando está en el triple, una de sus máximas carencias. Hoy, 0 de 7 desde ahí, poco más que un rubor.

El último periodo fue la constatación de que los Bucks iban sin convicción y los Heat con una autoestima del mismo tamaño de la inabarcable figura de un Pat Riley que llegó hace poco a la burbuja y lo observaba todo desde la grada, con su mirada escrutadora poniendo los ojos en un equipo que ha creado como ha querido, con jugadores que ni siquiera ha drafteado (Kendrik Nunn, Duncan Robinson) y con el fichaje de un Butler abocado al exilio en el pasado y que ha encontrado su lugar en el mundo (y en la NBA) en un equipo donde la gente trabaja (como a él le gusta) ejerce de líder y mentor y está a las órdenes de un entrenador que le gusta (a él y a todo el mundo). 30 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias han sido sus números esta noche, anotando 17 tantos en el último periodo y sumando en demasía desde el tiro libre (14 de 19), lugar desde el que sentenció el segundo encuentro de una eliminatoria monocolor pero emocionante, con un dominador no del todo inopinado pero excesivamente superior a un rival sin respuestas ni esperanzas. Por Butler, el juego coral de los Heat y un hombre llamado Bam Adebayo, emparejado con Anteto y produciendo en ambos lados de la pista; hoy, 20+16, con 7 de 8 en tiros de campo y 6 de 7 en tiros libres, cerrando huecos e impulsando a los suyos cuando había que hacerlo. Y todo esto al margen del cortocircuito del cuarto periodo, que acabó 40-13 en la que es la mayor diferencia de puntos entre dos equipos durante un último cuarto de la historia de los playoffs.

Poco más se puede añadir del partido, que parecía que iba a caer de un lado pero ha acabado en el otro y con un resultado (15 arriba al final) incluso demasiado abultado. Pero lo mismo da perder de uno que de cincuenta y el cuarto encuentro se puede hacer demasiado largo a unos Bucks que están más fuera que dentro y ya piensan en el regreso a casa mientras han visto cómo, en los últimos días, distintos destinos han vuelto a sonar para Anteto. Ya veremos cómo acaba esto y cuáles son las consecuencias de la debacle (si pierden 4-0 no tiene otro nombre) y si se llevara por delante a Budenholzer (algo probable) y a un Anteto que los Bucks pueden intentar traspasar antes de que se convierta en agente libre en 2021 (algo posible). Los Heat se frotan las manos y huelen a un rival herido y casi sentenciado, mientras que los Bucks todavía se preguntan cómo han llegado a donde están y por qué han pasado de aspirar a las 70 victorias a quedarse sin argumentos en una fase final dónde mucha gente ya pensaba que no los tendrían. Los Heat sonríen y Anteto se asoma a un precipicio por el que puede acabar cayendo. Y la caída puede ser, ojo, muy dolorosa.