Dominique: "Nos dijeron que dejáramos a David Robinson meter los 71 puntos, fue vergonzoso"
Los jugadores de los Clippers 1993-94 recuerdan el partido en el que Robinson ganó el título de máximo anotador: "Nos dijeron que era orden de Sterling".
Es díficil encontrar un propietario peor que Donald Sterling en el deporte estadounidense. Desde 1981 hasta 2014, gobernó unos Clippers que fueron durante casi todos esos años una broma pesada, una de las peores franquicias profesionales tanto si se miraba lo deportivo como lo administrativo o lo social. Eso sí: compró el equipo por 12,5 millones en aquel 1981, y por una sugerencia muy directa del ya dueño de los Lakers Jerry Buss, y los vendió en 2014 por unos 2.000 millones, acuciado por un tremendo escándalo tras la aparición en los medios de unos comentarios racistas que había hecho a su por entonces amante. Solo hay que ver la gestión de Ballmer en los últimos seis años para entender que los Clippers perdieron décadas, por muy alargada que sea en L.A. la sombra de los Lakers, en manos de un propietario tacaño, sin visión comercial ni deportiva, acomodado en la mediocridad y salpicado por casos de sexismo, racismo...
Una buena pieza se mire como se mire, Adam Silver llevaba poco en el cargo de comisionado pero supo manejar con rapidez y buena mano la salida de un Sterling cercado, finalmente, por la presión del que era su entrenador, Doc Rivers, y de una plantilla con Chris Paul a la cabeza. Sterling necesitó once año para vivir su primera temporada con balance ganador (1991-92). En los 33 que estuvo al frente de la franquicia, los Clippers perdieron 50 partidos o más 22 veces, 60 o más ocho veces y 70 una vez. Y eso sin incluir el 9-41 de 1998-99, año de lockout. Tanto el New York Times como Forbes lo eligieron el peor propietario del deporte norteamericano, y en su etapa (1981-2014) ninguna franquicias de las cuatro grandes (NFL, MLB, NBA y NHL) tuvo peor balance de victorias que sus Clippers.
El extraño partido contra los Spurs
Una de esas temporadas horribles de los Clippers fue al 1993-94: balance de 27-55 para un equipo que venía de jugar dos temporadas seguidas playoffs (por primera vez desde 1976 y por última hasta 2013) y por el que pasaron Ron Harper, Danny Manning (enviado a Atlanta después por Wilkins y una primera ronda), Mark Jackson y unos ya muy veteranos Dominique Wilkins y Mark Aguirre. Esa temporada, la que se perdió Michael Jordan por su extraña primera retirada (regresó después, a tiempo de jugar los playoffs de 1995), estuvo gobernada por un Hakeem Olajuwon imperial que fue MVP y llegó a los Rockets al primero de dos títulos seguidos. Y eso a pesar de que en el Oeste los Spurs habían reunido a una pareja temible: Dennis Rodman fue máximo reboteador y David Robinson el máximo anotador (29,8 puntos de media). Un logro tremendo del Almirante, un Robinson que había sido Mejor Defensor solo dos años antes (1992) y que se retiró con dos anillos, un MVP (1995), 10 all star, tres medallas olímpicas (dos oros, uno con el Dream Team), el oro en el Mundial de 1986... Uno de los grandes pívots de la historia.
Pero la intrahistoria de ese título de máximo anotador pasa por una última jornada de Regular Season en la que Robinson necesitaba necesitaba meter cinco puntos más de los que sumara Shaquille O'Neal para quitarle el liderato. O'Neal (con los Magic) sumó 32 contra los Nets y Robinson, contra los Clippers acabó con... 71. Una de las mejores actuaciones individuales de la historia: 71 puntos, 14 rebotes, 5 asistencias, 26/41 en tiros de campo. Y esa media final de 29,8 puntos por los 29,3 de Shaq.
Lo increíble es que dos jugadores de aquellos totalmente disfuncionales Clippers, además dos ilustres como Ron Harper y Dominique Wilkins, aseguran que el equipo angelino puso la alfombra roja a Robinson porque Donald Sterling dio orden de que el pívot de los Spurs tenía que llevarse el galardón de máximo anotador. Porque sentía más afinidad por el propietario de los Spurs, porque no quería que ganara Shaq... por lo que fuera, Sterling pidió que sus jugadores no pusieran muchos problemas, tal como han contado Dominique y Harper, a los que casi les costaba recordar quién había sido (Bob Weiss) el entrenador en aquella temporada.
"Mira, el entrenador nos dijo que le habían pedido que quitara a los titulares después de unos minutos de primer cuarto, y cuando preguntamos que por qué, el entrenador nos dijo que Sterling quería que el título de máximo anotador se quedara en el Oeste", ha dicho un Dominique en una versión corroborada por Harper: "Me quité el uniforme, me quité la venda del tobillo y me alejé de ese cabronazo. Lo que hicimos fue vergonzoso".
Wilkins recuerda esa temporada como una de las peores de su vida: "En cuanto acabó ese partido, volé a Atlanta. Decir que fue una decepción es quedarse muy corto. No había orgullo, si después de un partido como aquel los jugadores podían mirarse en el espejo y estar tranquilos, es que algo iba muy mal. No tengo nada contra Robinson, es un grandísimo jugador, pero le dejamos meter 71 puntos. Es ridículo, le ayudamos a meterlos. Tal y como jugamos, le ayudamos. Nunca había vivido nada así en mi carrera".
Aparte de Robinson, solo han sumado 70 puntos en un partido de la NBA Wilt Chamberlain (6 veces con 100 como tope), Kobe Bryant (81), David Thompson (73), Elgin Baylor (71) y Devin Booker (70).