"Balones a Robinson": el día que el Almirante anotó 71 puntos
Se cumplen 26 años de la noche en la Robinson anotó, en el último partido de la temporada, los 71 puntos necesarios para convertirse en el máximo anotador.
Era 24 de abril de 1994, y David Robinson sabía que necesitaba al menos 69 puntos para convertirse en el máximo anotador de la temporada. Había mantenido una dura pugna con Shaquille O'Neal durante toda la temporada, pero el de los Magic llegó a esa última jornada con medio título en el bolsillo, redondeándolo con una actuación ante los Nets de 32 puntos y 22 rebotes que obligaba a su compañero de posición a llegar a una cifra a la que antes solo habían llegado Wilt Chamberlain, David Thompson Elgin Baylor y Michael Jordan.
Los Spurs, todo hay que decirlo, no se jugaban nada. Por delante tenían a los Suns, a los que podían igualar en victorias pero no adelantar en la clasificación, ya que con ellos perdieron los tres enfrentamientos de temporada regular. Y por detrás a los Jazz, con los que tenían dos partidos de diferencia. Tenían, por tanto, la cuarta posición del Oeste y la ventaja de campo en primera ronda aseguradas, pero Robinson quería más. Quería ese título de máximo anotador contra un O'Neal dispuesto a conquistar el mundo en su segundo año como profesional. Para el Almirante, apodo que se ganó por el servicio prestado en la Marina (aunque su título era de Alférez de Navío), significaba demostrar al mundo que se trataba de un jugador total y que podía dar el paso adelante en ataque después de haber constatado su habilidad defensiva, consiguiento el premio a Mejor Defensor en 1992.
La adquisición de Dennis Rodman a principios de esa temporada permitió al pívot centrarse en la ofensiva. Rodman era la quitaesencia del ala-pívot defensivo y venía de promediar 18,7 y 18,3 rebotes en las dos últimas temporadas. En la 1993-94 volvió a alcanzar una de esas cifras de otra era (17,3) y Robinson pudo centrarse en un ataque que dominó. Eso sí, quería la recompensa del trofeo, algo en lo que insistió en demasía a John Lucas, un entrenador con una permisividad y manejabilidad mayor que la de un Larry Brown que se había marchado año y medio antes sentando unas bases que no terminarían de explotar en los años siguientes y que se fue sin poder entrenar al que habría sido un filón defensivo inigualable para él, un Rodman que habría acompañado a Robinson en la pintura y que habría estado a las órdenes de uno de los mejores entrenadores defensivos de siempre.
Condicionantes aparte, Robinson disputó 44 minutos ese día. Promediaba 40 esa temporada, pero quería exprimirse para conquistar el trofeo. Robinson empezó omo un ciclón ante los 16.005 espectadores que llenaban las gradas de en el L.A. Sports Arena de los Clippers, que llevaban 27 victorias y no se jugaban nada, algo habitual en su historia hasta hace muy poco tiempo. El pívot anotó los 18 primeros puntos de su equipo y se iba con 43 al final del tercer, una cifra todavía insuficiente para alcanzar a Shaq. En ese momento, pidió a Lucas más jugadas para él, y éste trasladó la orden al resto de la plantilla, confabulada para que su líder consiguiera el premio. "Balones a Robinson", fue el lema del partido; en el último periodo, era constante y casi bochornoso ver como los Spurs buscaban el poste de manera desvergonzada e ignorando las tímidas dobles defensas de los angelinos, que poco o nada pudieron hacer ante el center, que anotó 28 puntos en el último periodo llegando hasta los 71, asegurándose el premio.
Robinson acabó el partido con 71 puntos, 14 rebotes y 5 asistencias. También con 8 pérdidas, procedentes de la ansiedad. Los Spurs repartieron 28 asistencias, 23 si contamos las dadas por el propio pívot, la mayoría dirigidas hacia su persona. Y cargaron en el rebote ofensivo consiguiendo 17, insistiendo mucho en las segundas oportunidades para que su líder, que tuvo una serie de 26 de 41 en tiros y lanzó 25 veces (con 18 aciertos) desde la personal, siguiera sumando. A cuatro segundos del final, Lucas pidió un tiempo para que el Almirante se llevara la ovación de Los Ángeles. Con 29,8 puntos por partido, superaba a Shaq (29,3) y ganaba el primero premio a Máximo Anotador de su carrera.
No sabemos si el sobreesfuerzo del pívot le pasó factura en primera ronda ante los Jazz, donde se quedó en 20 puntos con un 41% en tiros de campo, cifras por debajo de lo que se esperaba de él. Utah ganó la serie 3-1 a pesar de no tener ventaja de campo y muchos se acordaron entonces de lo 44 minutos que Robinson disputó. Su némesis, O'Neal, recibió un sweep con sus Magic, por lo que la historia no le fue mucho mejor. El vacío dejado con Jordan, retirado el año anterior, dejaría una vacante para un premio que quería ser conquistado, pero solo el escolta era capaz de unirlo con el anillo, algo que hizo en seis de las 10 ocasiones en las que se lo llevó para casa.
Robinson tuvo años de una dominancia superlativa de 1991 a 1995. Elegido en el primer puesto del draft de 1987, su servicio naval le impidió debutar hasta dos años más tarde, en 1989, cuando ganó el premio al Rookie del Año. Tras éste, consiguió el de Máximo Reboteador (1991), Máximo Taponador (1992), Mejor Defensor (1992), Máximo Anotador (1994) y MVP (1995), lo que no le sirvió para avanzar más allá de las finales del Oeste que consiguió en 1995, cuando sucumbió ante Olajuwon (y su 39+17, con 5 tapones en el sexto partido). Tuvo que esperar a que Gregg Popovich destituyera a Bob Hill y aprovechara sus lesiones para, (¿)tanking(?) mediante, seleccionar a Tim Duncan y ganar los dos anillos con los que se retiró, en 1999 y 2003. Ahí jugó su último partido, con 13 puntos y 17 rebotes ante los Nets en el sexto encuentro.
Fueron premios tardíos, pero más que merecidos para un pívot ligeramente infravalorado y que unió, durante su carrera, el MVP y el premio a Mejor Defensor, algo solo conseguido por Michael Jordan (en el mismo año, 1988) y Kevin Ganett tiempo después. Robinson se retiró con una gran carrera que incluía, además de todo lo dicho, 10 participaciones en el All Star, dos oros olímpicos (uno con el Dream Team) y su inclusión en esa lista hecha en 1996, la de los 50 mejores jugadores de la historia. Un currículum extraordinario con dos anillos de campeón como principal argumento y que incluye, claro, ese título de máximo anotador con esos 71 puntos, único en superar la barrera de los 70 junto con Chamberlain (seis veces), los ya mencionados Kobe, Thompson y Baylor... y Devin Booker, que se coló no hace mucho en esta lista de ilustres. "Balones a Robinson", dijo John Lucas esa noche. Y el Almirante hizo el resto.