Palo a la NCAA: el favorito al número 1 del draft 2021 pasa del instituto a la G-League
Jalen Green, favorito para el número 1 del draft del 2021 escoge la G-League y pasa de la NCAA. Golpe de la NBA en su lucha contra el baloncesto universitario.
La competencia por hacerse con los jóvenes talentos y tutelar su formación sigue siendo una de las tónicas principales de las dos principales competiciones baloncestísticas de los Estados Unidos, la NBA y la NCAA. El motivo, como siempre económico, ha llevado a Adam Silver a querer reforzar la adquisición de promesas procedentes del instituto, y cada vez es más común que estas se salten su etapa universitaria para acceder a la G-League, donde tienen una compensación económica que no van a recibir en la NCAA y podrán desarrollarse mucho más cerca de la mejor Liga del mundo.
Jalen Green, el favorito para el número 1 del draft 2021, ha sido protagonista en las últimas horas por anunciar que se iba a la G-League, ignorando así la llamada de una NCAA que recibe un duro golpe. La noticia, dada por el mismo a través de un directo de Instagram y con Shams Charania y Adrian Wojnarowski (como siempre) ampliándola, ha sido muy comentada en las últimas horas y se ha considerado un éxito para la NBA. Recordemos que el 30 de marzo de 2018, Darius Bazley anunció que se saltaría la universidad y que planeaba unirse directamente a la G-League desde la escuela secundaria, contratando un agente deportivo un mes después. El movimiento no gustó nada en Syracuse, universidad a la que Jim Boeheim, su técnico, esperaba que accediera: "Espero que le vaya muy bien, pero no creo que sea así. Creo que se demostrará que no es el forma de llegar a la NBA".
Tenga o no razón el entrenador, la realidad es que el motivo económico es la razón por la cual la preocupación de la NCAA es tan obvia. Bazley fue elegido en el puesto número 23 de la primera ronda del draft por los Jazz y traspasado a los Thunder, dond ha participado en 53 partidos esta temporada con 17 minutos de media a las órdenes de Billy Donovan, un hombre con una dilatada experiencia universitaria (no deja de ser irónico...). Pero más allá de su nivel, la realidad es que lo que él hizo cada vez es más común y hoy se ha vuelto a repetir. Cuando Lamelo Ball, hermano de Lonzo, puso rumbo a Australia tras el instituto junto a RJ Hampton antes de presentarse al draft y pasando de la Universidad, Silver vio una oportunidad que ha tratado de reforzar en los últimos meses: que los jugadores se formen en la G-League durante al menos un año, tiempo estipulado por convenio que hay que dejar pasar desde que dejas el instituto y te presentas al draft, para luego dar el salto a la NBA, que además habría podido estar mucho más cerca del jugador durante su formación.
¿Qué pasa con la NCAA? Los jugadores no cobran, la competición tiene un nivel dispar (y sujeto a la opinión, como todo) hasta que sube en su fase final, y el dinero procedente de los millonarios contratos televisivos y los estadios abarrotados (habrá que ver el agujero económico que deja el March Madness) va a parar a unos entrenadores mejor pagados que los de la NBA (que la mayoría al menos) y unos directivos que lo reinvierten en la propia Universidad o se lo reparten. Allá quedan las historias del famoso Rick Pitino, muy solicitado por la mejor Liga del mundo a finales de los 80 y los 90, pero con unas ganancias superiores allá donde estaba y que solo dio el salto a la NBA en dos etapas distintas. Y en Knicks y Celtics, dos mercados (sobre todo el primero) extraordinariamente grandes.
La consabida animadversión de las dos competiciones, que ha tenido varios episodios y nunca ha gozado de la misma intensidad, ha tenido ahora un nuevo episodio con el nuevo panorama que se abre, y que cobra una especial relevancia si tenemos en cuenta que vienen tiempos de dificultades económicas, quizá acompañadas de cambios y nuevas perspectivas. Silver, un comunicador magnético que quiere una NBA de pilares firmes pero fácil mutación, intenta resolver este tema igual de bien que lo ha hecho con los convenios colectivos o el caso Sterling, magníficamente resueltos por un directivo que se enfrenta a una situación inédita (la del coronavirus) pero que, en medio de ella, es capaz de sacar un pequeño éxito que puede ser más grande del esperado. Al fin y al cabo, no es lo mismo tener a Bazley o gente de su nivel, que puede rondar el vigésimo puesto del draft, que hacerte con un potencial número 1.
Green llegará acompañado de Isaiah Todd, otra estrella del instituto que rechazó la oferta de Michigan. Ambos irán a parar a un equipo de formación, pero éste no será de ninguna franquicia, ya que estas no pueden tener contactos con las futuribles selecciones del draft hasta que estén dentro de la fecha indicada y puedan verles entrenar y entrevistarse con ellos, algo que ocurrirá dentro de un año. Se creará, por tanto, un equipo aparte no afiliado a ningún otro y se tutelará la formación de jugadores que tendrán un sueldo (Green se llevará 500.000 dólares) y total libertad para firmar contratos publicitarios, (algo que impide la NCAA), además de recibir una beca universitaria completa (en el caso del propio Green), experimentar un mayor nivel de competencia y estar a cargo de entrenadores centrados en el desarrollo.
"Mi objetivo final es prepararme para la NBA"
El propio jugador ha concedido una entrevista a Chris Haynes en Yahoo Sports, donde ha justificado su decisión y ha hecho referencia a la beca universitaria completa que le conceden: "Quería mejorar en general y prepararme para la NBA porque ese es mi objetivo final. Todo fue planeado correctamente y configurado para que yo tenga éxito. Creo que ha sido una buena decisión. Todavía podré volver a la universidad y terminarla, asique al final no me la estoy perdiendo", afirma el jugador, que ganó el premio All American en su última temporada en el instituto después de promediar 31,5 puntos, 7,5 rebotes y 5 asistencias por partido. "He estado manejando la presión desde noveno, estoy bastante acostumbrado. Tengo un pequeño círculo que mantiene mi cabeza bien. Creo que estaré bien. Con suerte, todo irá bien para que los jugadores puedan tomar esta ruta en el futuro", ha añadido.
Otro de los que ha hablado ha sido Aaron Goodwin, que ha aconsejado al jugador durante la decisión y será su futuro agente. Goodwin no es un cualquier,a ya que también fue el agente de las dos últimas estrellas que han saltado del instituto a la NBA como números uno del draft: LeBron James y Dwight Howard, que llegaron en 2003 y 2004 respectivamente. Es él el que ha estado en contacto con Shareef Abdur-Rahim, ex jugador de los Grizzlies y dirigente de la G-League, y uno de los constructores de esta idea. "No me gustó la idea de que los niños de secundaria fueran a jugar al extranjero para evitar el año posterior al instituto necesario para ser elegible para el draft de la NBA (en referencia a LaMelo Ball)". "Empecé a hablar con Shareef y exploraramos formas a gtravés de las cuales la G-League podría convertirse en un vehículo para dar a los jugadores de secundaria de élite una vía para desarrollar sus habilidades bajo entrenadores de desarrollo, jugar contra competencia de nivel NBA y todo con la tutoría que los hombres jóvenes necesitan para tener éxito", decía, afirmando además que Jalen era el perfecto para empezar con el programa.
El equipo en el que esté Green, al ser independiente de cualquier franquicia, estará situado en el sur de California (su nombre todavía no ha sido anunciado) y su plantilla se complementará con jugadores veteranos que participarán en la formación del joven jugador y las atractivas ideas que propone el programa podrían atraer en el futuro a numerosos jugadores de la élite del instituto, algo que podría acarrear grandes problemas a la NCAA. Ya veremos cuáles son las repercusiones de este movimiento, pero parece que la NBA ha golpeado a su archienemigo, el baloncesto universitario. Y bien fuerte.