ROCKETS: super 'small-ball' en la montaña rusa de Houston
Los Rockets viven una temporada que huele a todo o nada, con la apuesta sin pívots más radical y aún buscando la fórmula exacta del dueto Harden-Westbrook.
BALANCE HASTA EL PARÓN:
40-24 (6º en la Conferencia Oeste)
LÍDERES ESTADÍSTICOS:
James Harden: 34,4 puntos, 6,4 rebotes, 7,4 asistencias
Russel Westbrook: 27,5 puntos, 8 rebotes, 7 asistencias
Robert Covington: 12,8 puntos, 7,9 rebotes, 2,5 tapones
LO MEJOR: la apuesta por una idea
Los Rockets llevan años aplicando las matemáticas al juego. Los números dicen que los tiros de media distancia son los menos productivos y ellos lo han llevado al extremo lanzando triples como si no hubiese un mañana. Esa fórmula no les había traído más que disgutos en playoffs, pero lejos de cambiar lo que han hecho esta temporada ha sido reforzar sus ideales. En algún momento del camino se dieron cuenta que lo que les sobraba era el pívot, en ese caso Clint Capela, lo empaquetaron camino de Atlanta y sumaron una serie de secundarios y jugadores de rotación para entregarse definitivamente al small ball, el más extremo que se haya visto nunca. Los Rockets juegan ahora con P.J. Tucker, un alero que no llega a los 2 metros, de cinco. Con casi todos los efectivos plantados en la línea de tres esperando la ocasión de bombardear desde la larga distancia, con Harden como macho alfa (máximo anotador de la NBA una vez más). Y con Westbrook haciendo mucho lo que mejor se le da (penetrar) y poco lo que peor (tirar triples). Aunque parezca mentira jugar con solo tres jugadores que superan los 2 metros de milagro es una fórmula que en el caso de los Rockets ha resultado funcional y práctica. Y, por encima de todo, es valiente porque es defender una idea e ir con ella hasta el final, para saber si estabas equivocado (como casi todo el mundo piensa) o no.
LO PEOR: los altibajos son continuos
Los Rockets de D'Antoni han sido siempre un equipo sin término medio. Con la salida de Chris Paul aún más. Cuando les sale el partido parecen imparables y cuando tienen una mala noche pueden acabar zarandeados por el rival. Esta temporada se está viendo más que nunca esa doble cara. Son sextos del Oeste (poco para ellos), a dos partidos y medio del tercer puesto (eso ya estaría bastante mejor), pero con la sensación de no saber si la cosa va para adelante o para atrás. Lo mismo ganan dos veces a Boston que pierden con los Knicks, o se llevan la victoria en Utah para perder después en casa con Orlando, o reciben un paliza en Phoenix justo después de de batir a los Lakers en el Staples... Y así todo el año.
NOTA EN EL PARÓN: APROBADO
Los Rockets pasan el curso pero sin alardes. Tienen por delante los playoffs para ganarse una buena nota. Lo visto hasta ahora no les da para más que un aprobado raspado. Es difícil confiar en el éxito final de un equipo que no es capaz de enlazar más de dos semanas buenas, lo que les ha llevado a estar muy lejos de la cabeza del Oeste. El año pasado llegaron a las 53 victorias sin ser una temporada excelente y esta están en 40 con 18 partidos por jugar, así que parece difícil que vayan a superar lo que hicieron en la temporada regular de 2019.