¿Qué pasa en los Jazz? Bandazos buscando una identidad perdida
Snyder no encuentra la forma de que el equipo funcione con Mike Conley al mando. Siguen en buena posición, pero dejan dudas por el camino.
Algo pasa en Utah. El equipo está revuelto. En una franquicia que se suele caracterizar por la estabilidad, y los últimos veinte años son un buen ejemplo, están inquietos. La sombra de Jerry Sloan es muy alargada, pero Quin Snyder parece que ha cogido el rebufo como si de un coche de Fórmula 1 se tratara y aprieta bien. El estilo es bastante reconocible: defensa fuerte, circulación ágil del balón y una torre (pívot) que hace moverse a los peones (exteriores). Es ahí, en los pilares sobre los que se había construido uno de los equipos más peligrosos de la Conferencia Oeste, donde se están viniendo abajo. Los cambios han empezado: ¿cuánto durarán dudas?
Con los Lakers destacados como líderes de la conferencia, la pelea del segundo puesto hacia abajo está bonita. En el Este está mucho más partida, pero en el Oeste se prevé buena lucha hasta que acabe la fase regular. Los Jazz habían alcanzado un punto más que aceptable hace justo un mes. El 28 de enero jugaban ante los Rockets y estaban inmersos en una racha de 15 victorias en 16 encuentros, yendo con todo a por la segunda plaza de la conferencia, y han empezado a titubear hasta tal punto de acercarse al caos. Si cogemos el baremo de los quince partidos, hay nueve derrotas en esos últimos compromisos (los cuatro inmediatos, derrotas en su propia casa).
Comparación con el año pasado
Los Jazz habían encontrado un equilibrio que muchos otros envidiaban. El tener a Rudy Gobert está claro que afecta, cambia muchos tiros e intimida en la parte central de la pista, es uno de los pívots que sí trasciende a los números y aporta como si fuera un muro. Pero no es lo único. Jugadores muy móviles y con buena lectura del juego del rival sobresalen en la estructura. Joe Ingles y Royce O'Neale son dos buenos ejemplos. También Ricky Rubio, ya fuera del equipo (ahora, en los Suns).
En la fase regular de la 2018/19 la protección del aro fue fundamental para ellos: mejor equipo en porcentaje de rebote defensivo (75,9%). También el apoyo que se daba después (2º mejor en las segundas oportunidades, permitiendo sólo 11,2 puntos por partido) y lo bien que se contenía el ritmo del rival (2º mejor a la hora de frenar sus contragolpes, permitiendo sólo 11,4 puntos por partido). Ahora es el segundo equipo que menos pérdidas del rival fuerza (12) y el que menos balones roba (5,7), por lo que el equilibrio en las líneas de pase tampoco marcha muy allá. El dato más claro quizás sea el más elemental, el el ratio defensivo: la pasada campaña, segunda mejor defensa (105,7); en ésta, duodécima posición en el ránking (109,2).
Mike Conley, el principal señalado
En verano se apostó mucho por Mike Conley como recambio de Ricky Rubio, con el que se consideraba que se había quemado ya una etapa. Venía de una lesión complicada y de salir de los Grizzlies para volver a luchar por algo grande, pero no se ha traducido su indudable calidad a lo que le piden en Salt Lake City. Ha tenido problemas físicos, sí, por ello se ha perdido 23 de los 58 partidos que ha disputado el equipo (17-6 de balance en su ausencia)... pero en cancha se ven claros sus problemas de adaptación y confianza.
El cuerpo técnico está en un sinvivir. No sabe cómo arreglarlo. The Athletic ha contado lo ocurrido en un lapso de pocas horas. Primero se decidió pasar a la formación suplente al propio Mike Conley, pero más tarde se prefirió mover a Joe Ingles y dejar a Conley como titular. El motivo principal es poner a funcionar a Royce O'Neale, el mejor defensor perimetral de la formación y uno de los mejores de la Liga, con Donovan Mitchell, más despreocupado detrás que delante. O'Neale, que hizo carrera en Europa (Gran Canaria, Zalgiris de Kaunas) y apostó por sí mismo para que los Jazz le hayan recompensado después, es el más aporta en el DPBM (defensive box plus-minus, la estimación de puntos recibidos por cada cien posesiones ponderado con los resultados de la liga en general y del equipo en particular): 2,2.
Conley no anotaba tan poco desde 2012, cuando todavía no había alcanzado el culmen su unión con Marc Gasol, Tony Allen o Zach Randolph en Memphis. 13,4 puntos aporta de media esta campaña. No es el dato, sin embargo, lo que más preocupa. La sensación de perdición en los partidos es lo que apremia a Snyder y su staff a acometer algunos cambios drásticos para poner a punto la máquina y llegar a los playoffs con plenas garantías.