Garbajosa: "El baloncesto nos da alegrías de forma recurrente"
El presidente de la FEB analiza un verano mágico que comenzó con el oro europeo femenino y cerró la masculina con el título mundial.
¿Qué significa para el baloncesto español este premio?
Es un elemento de alegría, de reconocimiento, de prestigio. Tengo el honor de recibirlo yo, pero en realidad este premio es para muchísima gente. Las selecciones son la consecuencia o la punta de la pirámide del enorme trabajo que hacen todos los estamentos del baloncesto en España. Es el reconocimiento al trabajo de mucha gente.
¿Es fácil ser el presidente de una Federación campeona del Mundo y de Europa al mismo tiempo?
Es un motivo para estar orgulloso, pero no es fácil. Lo primero que hice cuando acabó el verano fue mandar un correo a todos los directivos de la FEB para darles la enhorabuena y recordarles la responsabilidad que supone el ser campeones del Mundo y campeones de Europa. Hasta ahora se hablaba mucho de los cambios de ciclo y esto no es el final de uno, es el inicio de dos que han comenzado de la mejor manera posible. Es una responsabilidad enorme y una indicación de que el camino es el correcto. Habrá que mejorar, que hacer cosas buenas, pero la filosofía de trabajo que llevamos en la FEB debe continuar. Y no lo digo yo, lo dicen los resultados.
Ha ganado dos Mundiales, uno como jugador (2006) y otro como presidente (2019). ¿Cómo vivió cada uno?
La alegría al final es la misma, pero como jugador viví una explosión tremenda de jolgorio: grité, salté… Estuvimos unas semanas en una nube. Como presidente, en cambio, no gritas, no saltas… también porque ya tienes una edad. Pero eres mucho más consciente de lo que significa el día después. Como jugador lo intuyes, pero nada más. Ahora, como mi trabajo es coordinar en un proyecto común a muchísimas gente, sabes lo que significa para todas esas personas: patrocinadores, medios de comunicación, seguidores… El baloncesto le da alegrías a este país de forma recurrente.
¿Qué final de las dos vivió con más nervios?
Se lo podría preguntar a Óscar, el director general, que las vivió a mi lado y le dirá que he estado completamente insoportable en las dos. Me pasa porque lo vivo mucho con ellos, sé lo que han pasado. Por ejemplo, las chicas este año tenían las enormes ausencias de Alba Torrens y de Sancho, los chicos iban sin Pau, sin Navarro por primera vez… Cuando ves cómo trabajan, cómo se sacrifican, la profesionalidad con la que se emplean desde el seleccionador hasta el último de los utileros… Una vez que te metes en la lucha por las medallas, más no les puedes pedir. Antes de esos partidos yo les dije que las tenían que ganar por ellos y por ellas y porque no se fueran, después de todo lo que habían hecho, con un regusto amargo. Lo han hecho tan bien que se han ido con un regusto dulcísimo.
¿Le sorprendió un oro más que otro?
Fue una grata sorpresa, pero no porque no confiara en ellos y en ellas, porque lo hago hasta extremos que no saben. Nadie puede garantizar que vas a ganar. En su día dije que sabía que íbamos a volver con la cabeza bien alta, pero cuando te encuentras en un Mundial, como es el caso de los chicos, con Australia, Argentina, Francia, Italia, Serbia… Decir que vas a ganar es un poco osado. Pero sí que confías. Con las chicas me pasó igual.
¿Con qué palabra definiría a la Selección?
Ilusión. La ilusión que transmite cada verano es alucinante. En la FEB tenemos dos trabajos: que el mensaje que mandemos sea de credibilidad y de ilusión. Lo primero es responsabilidad mía y de mi equipo y la ilusión contamos con ellos.
Y también lleva años confiando en Scariolo y Mondelo.
Desde el año de 2016, que tuve el honor de ser elegido como presidente, lo he dicho: son los dos seleccionadores perfectos para estos dos equipos. Podemos discutir si hay algún entrenador mejor o no, pero para estas dos selecciones son los mejores: conocen los equipos, saben cómo gestionar a estos jugadores y jugadoras, están muy involucrados con el trabajo de la Federación. Aquí también me gustaría poner el foco en alguien que no es tan visible, como José Ignacio Hernández. El trabajo de coordinación de todas las áreas es extremadamente riguroso y brillante. Pero ellos dos se han implicado tanto con la casa que lo hacen sencillo. Son los grandes timoneles de estas dos selecciones campeonas.
Si es reelegido el verano que viene, ¿intentará que continúen?
Si tengo ese respaldo, lo tengo claro. A dos personas como Sergio y Lucas no se les valora por los resultados, cuentan las trayectorias. Hablo mucho con ellos y me gustaría que continuarán. Pero ahora no es el momento de discutirlo. Lo agradecen, pero también los dos viven fuera de España, entrenan a clubes. El trabajo es muy exigente y cuando llegue el momento habrá que ver su situación personal, familiar, laboral… Si por mí fuera, el día que yo saliera reelegido ellos renovarían.
¿Dificulta el trabajo que Scariolo esté en Canadá y Mondelo en Japón?
Para nada. Podría complicarlo si el trabajo no fuera tan profesional, tanto de ellos como de José Ignacio. Ahora, en los tiempos que corren, la comunicación es muy sencilla. Importan las ganas y el trabajo y de eso van sobrados los tres. Llevamos ya tres meses preparando la gira de 2020. La comunicación es muy fluida. Cada minuto que no están con sus clubes lo emplean en la FEB.
¿Las Ventanas fueron más un castigo o una oportunidad para los jugadores?
No han sido fáciles, pero pesadilla en ningún caso. Había que tomar decisiones que no eran sencillas, pero ha habido un grupo muy fuerte que ha asumido la responsabilidad; conmigo a la cabeza, por supuesto. Me he sentido muy respaldado. Al final ha sido muy bonito. Hemos descubierto otro baloncesto para el gran público. Es imprescindible y encomiable las labor de los clubes. Cuando se hablaba de los Gasol, de los Navarro, de los Calderón… a veces se escondía, sin culpa de ellos, a otros muchos jugadores. Con las Ventanas han salido a la luz. Y son mejores y han hecho al baloncesto español más fuerte. Hay una base importante consolidada. Y luego también, los seleccionadores tienen un problema. Antes se trabajaba con 22-24 jugadores y hemos pasado a 40. Eso es un problemón para los seleccionadores, pero a la vez un golpe en la mesa para todo el mundo, porque el baloncesto español llega más allá de sus cuatro o cinco estrellas.
¿Le ha hecho especial ilusión ver a alguien en las Ventanas?
Sí. A Oliver, a Sergi ... Y me alegro mucho por el hijo de Fran Vázquez, que ha podido ver a su padre con la Selección. Además, con Fran tengo una relación muy especial y ha habido muchas tonterías alrededor… Ver cómo se ha comportado en estas Ventanas es algo que no le podré agradecer nunca como se merece. En el Mundial me ha hecho mucha ilusión la reivindicación de Víctor Claver. Los que trabajamos con él lo conocemos bien, pero a lo mejor el gran público no tanto. Jaime, Quino… hay muchos jugadores. Víctor Arteaga, por ejemplo, está jugando a un gran nivel gracias al trabajo de su técnico y su club, pero también por el impulso de las Ventanas. Hemos vivido momentos muy bonitos.
Scariolo se comprometió a que todos los jugadores de las Ventanas tuvieran una réplica de la medalla. ¿Cómo va?
Están en cocina. Cada uno tendrá su medalla y su camiseta de celebración del Campeonato del Mundo.
Tras lo vivido, ¿se afronta la Ventana de febrero con más calma?
La tranquilidad no existe y además el grupo que nos ha tocado no es nada fácil. Pero por eso esto engancha tanto, porque es un reto tras otro. Agota, pero engancha. Consigues un éxito, lo celebras una noche, y al día siguiente tienes otro reto.
El que ya no podrá estar en ella es Quino Colom, el único que jugó todos los partidos de las Ventanas y el Mundial y que ahora forma parte de un equipo que disputa Euroliga, el Valencia Basket.
Es un chaval súperespecial y el baloncesto, posiblemente, ha llegado demasiado tarde para darle el reconocimiento que se merece. Tiene ya 31-32 años, pero lleva toda la vida: ha estado en Estudiantes, Bilbao, Fuenlabrada… Y ahora por fin está en un equipo de Euroliga español, es campeón del Mundo... Ese espíritu de las Ventanas, de los doce valientes, se encarna mucho en él, en un jugador que ha estado en un segundo plano, que ha utilizado las Ventanas para reivindicarse y a la vez, las Ventanas le han dado esa oportunidad de ser hoy, con todo el merecimiento del mundo, un campeón del mundo.
Laia Palau se ha convertido en la primera jugadora con 40 años en la Selección.
Por desgracia no es inmortal. Apreciemos a Laia mientras nos dure, porque es más que una jugadora de baloncesto. Es un referente en el deporte español, no sólo por su calidad en la pista, sino por todo lo que significa para todo el baloncesto.
Gasol tendrá 40 también en los Juegos. ¿Lo ve en Tokio?
Lo que he dicho de Laia me vale también para Pau. Es un tipo de una inteligencia emocional, de una profesionalidad, de una capacidad analítica… que va mucho más allá de su talento. Está pasando por un momento difícil, pero parece que ya va viendo la luz al final del túnel. Ojalá pueda tener una temporada en la que esté sano y vuelve a disfrutar del baloncesto y mientras quiera ésta será su casa. Pero no porque se le deba nada, ni por hacerle un favor, es porque las 210 federaciones que hay en el mundo contarían con él. Al margen de lo que te da en la cancha, que nos va a dar mucho, estoy convencido; todo lo que supone Pau para un equipo, para un seleccionador, para una federación… es un lujo. Si Pau quiere estar, siempre va a tener un hueco. Aporta tanto, que no tenerle sería una insensatez.
¿Cómo está viendo a Ricky? ¿El Mundial le ha servido de impulso?
Él venía con carrerilla, porque su última temporada había sido espectacular. Ricky lleva desde los 14 años. Siempre digo de broma que parece que no cumple años porque lleva toda la vida en esto y sigue siendo un chaval. Después de pasar tiempos difíciles, está viviendo un momento de madurez personal y profesional. Al final la pelota no entra por casualidad y gracias al trabajo, hemos encontrado a un Ricky en todo su esplendor. Que haya sido MVP del Mundial tiene la importancia que le quiera dar él, pero la trascendencia de Ricky en el baloncesto mundial es espectacular.
Calderón ha anunciado su retirada hace unos días. ¿Tiene abiertas las puertas de la FEB?
Antes de anunciarlo Calde me llamó, me contó los planes que tenía. Es uno de esos tipos a los que le ha ido bien en el baloncesto, pero le va a ir bien en todo lo que se dedique. Tiene esa capacidad. Que la FEB renuncie a alguien como él sería estúpido. Ahora tiene unos proyectos personales y profesionales en EE UU, pero si decide volver a España algún día y trabajar en el mundo del baloncesto, las puertas de la FEB estarán abiertas para él porque esta será siempre su casa.
Hablando de baloncesto femenino, en la agenda está el Eurobasket de España y Francia en 2021, con la primera fase en Valencia.
Es un proyecto muy potente. Hemos querido ser generosos y egoístas al mismo tiempo. Una instalación como el París Bercy para las semifinales y la final es un lujo al que no podíamos renunciar. Hemos querido que la parte que se hiciera en España fuera de máximo nivel. Cuando empiezas a ver logística hotelera, las canchas, cómo se vive el baloncesto, como hay un club como el Valencia Basket que apuesta por el baloncesto femenino… La elección es relativamente sencilla, es un impulso al baloncesto femenino, que ya salió reforzado de Tenerife. Esto continúa. Queremos relanzar el baloncesto femenino en Europa.
Con el Mundial subieron 20.000 licencias femeninas, ¿qué previsión tienen tras el oro de Belgrado?
Esto es un plan global y las licencias son una pata más. Para nosotros, que haya jugadoras que estuvieran en el extranjero y hayan vuelto a España es importante. Y no regresan porque quieran estar en casa, sino porque el baloncesto español es mejor que el que había. Hay una inversión en medios, en televisión, en redes sociales, un nuevo patrocinador que nos da un impulso tremendo. El crecimiento de licencias es fruto de nuestro día a día. Esto no va a ser un Europeo de 10 días sino de dos años.