Michael Jordan, para muchos el mejor jugador de la historia y que ahora ve el negocio del baloncesto desde el otro lado de la barrera como propietario de Charlotte Hornets (la franquicia NBA de su Carolina natal), no comparte la nueva política de descansos de las estrellas de la NBA, un sistema de nuevo en boca de todos por la ausencia de Kawhi Leonard en el duelo con televisión nacional entre Clippers y Bucks, a priori MVP de la Regular Season contra MVP de las Finales. Kawhi jugó solo 60 partidos la temporada pasada y cuidó su cuerpo para llegar en buena forma a los playoffs, donde llevó a los Raptors al primer título de su historia. Ahora esas ausencias no son tan fáciles de disimular ya que se encuentra en una posición mucho más mediática tras rechazar a los Lakers y fichar por los Clippers junto a Paul George.

A David Fizdale, por ejemplo, no le ha costado llamar “basura” a esta política de descanso sin que medien lesiones (el llamado load management) cuando se le ha criticado por los minutos excesivos (37 de media en sus ocho primeros partidos en la NBA) que está jugando el rookie RJ Barrett, algo que algunos consideran innecesario ante la ausencia de objetivos deportivos neoyorquinos y que podría tener consecuencias en el futuro para el prometedor alero.

Steve Clifford, que ahora entrena a Orlando Magic pero que dirigió a Charlotte Hornets con Michael Jordan como jefe, dejó claro por su parte que con el ex de los Bulls al mando no podía haber nada parecido a ese load management: “No se esperaba eso del equipo. En Charlotte, Michael solía decirnos todos los años que se nos pagaba para jugar los 82 partidos de la Regular Season”.

No es difícil de entender (se comparta o no) la postura de Jordan, y no solo porque ahora es propietario: en sus años de jugador era de los que siempre estaba en pista si no mediaba una causa de fuerza muy mayor, incluida su última temporada con los Wizards, cuando jugó (2002-03) los 82 partidos con 39 años. En los Bulls disputó 13 temporadas, con un parón en la 1993-94 por su primera retirada, de la que volvió en la 1994-95, en la que disputó 17 partidos. Antes, en la 1985-86 solo disputó 18 partidos de Regular Season porque se fracturó un pie, la lesión más grave de su carrera.

Durante el resto de sus temporadas en los Bulls y si se apartan esas dos, su fiabilidad fue impresionante. En las otras once jugó 895 de 902 partidos posibles. Antes de su primer parón jugó 649 de 656 y 667 de 738 si se cuenta la campaña de la lesión. Después, en los tres años completos de su segundo threepeat (1996-98) no se perdió ni un solo partido: 246 de 246.