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NBA

El milagro de los Suns de Ricky: de penar por las pistas a tumbar a los dos cocos de la NBA

Esta noche fueron los Sixers y antes los Clippers, los dos grandes favoritos al anillo. Ambos se cuentan entre las victorias de los Suns, que ya son segundos.

PHOENIX, ARIZONA - NOVEMBER 04: Ricky Rubio #11 of the Phoenix Suns high fives fans following the NBA game against the Philadelphia 76ers at Talking Stick Resort Arena on November 04, 2019 in Phoenix, Arizona. The Suns defeated the 76ers 114-109. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and/or using this photograph, user is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement   Christian Petersen/Getty Images/AFP
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Christian PetersenAFP

El pasado mes de abril los Phoenix Suns ponían punto y final a su quinta temporada consecutiva con menos de 25 victorias (19-63). Un récord que les dejó terceros por la cola de toda la Liga. En esa situación siempre se mira al draft de junio con ilusión, la única que te puedes permitir después de un año con tantas derrotas. Pero la suerte les fue esquiva y, a pesar de tener las mismas opciones que los dos peores (Cavs y Knicks) de llevarse el número 1, la lotería les dio el 6. En un año en el que a partir del número 3 no parecía haber ningún jugador generacional, decidieron mandar su pick a Minnesota a cambio del 11 y Dario Saric. El número 11 lo utilizaron para llevarse a Cameron Johnson, un jugador más mayor que Devin Booker, que acaba de comenzar su quinta temporada en la Liga.

Aunque también llegaron Aron Baynes (por un primera ronda de 2020) y Ricky Rubio (3 años y 51 millones para el español), y que el pasado febrero se hicieron con Tyler Johnson y Kelly Oubre Jr. en dos operaciones bastante interesantes, nadie apostaba demasiado por los Suns antes de comenzar la temporada. Y menos cuando, tras una gran primera victoria ante los Kings, se confirmó la sanción de Deandre Ayton para los siguientes 25 partidos por utilizar "sustancias prohibidas". En su caso productos diuréticos que enmascaran los dopantes en los análisis. El pívot, número 1 del draft de 2018, les hizo 18 puntos (9/14 en tiros), 11 rebotes y 4 tapones (récord personal) ante los Kings, como promesa de lo que podría ser un gran año para él. Una vez más, la suerte le era esquiva a la franquicia de Arizona.

Resurgir de las cenizas

Desde entonces, los Suns han parecido cualquier cosa menos un equipo perdedor. Han ganado bien los dos partidos más fáciles que tenían (Grizzlies y unos Warriors a la deriva), han perdido dos por un punto cada ante dos de los equipos más fuertes del Oeste (Nuggets en la prórroga y Jazz) y han vencido a los que hoy por hoy son los máximos favoritos a protagonizar las Finales de la NBA el próximo mes de junio (Clippers y Sixers). Los últimos llegaban invictos a Arizona anoche y cayeron (114-109) en una demostración de algunos de los nuevos puntos fuertes de los Suns. Es cierto que no jugó Embiid, lo que le facilita la vida a cualquiera que se enfrenta a los de Philadelphia. Pero a partir de ahí, ejecutaron el plan a la perfección.

Dos datos que se están convirtiendo en referencia de estos Suns. Ben Simmons se quedó en 6 puntos con un 2/8, cuando promedia 16,8 en este inicio de curso. La defensa sin Ayton ha perdido un protector de aro excepcional, pero Baynes lo suple con su inteligencia. El pívot, además de funcionar como un reloj en el pick and roll, está lanzando con un acierto del 48,4% en triples, lo que crea unos espacios en la zona rival que está aprovechando Devin Booker. El escolta, la estrella indiscutible de este equipo, es el otro punto fuerte que más se vio ante los Sixers. Les hizo 40 puntos metiendo 15 de los 19 tiros que intentó, 3 desde el perímetro. Está lanzando con los mejores porcentajes de su carrera (53,5% en tiros, 50% en triples, 90,3% en tiros libres). Y lo está haciendo tirando menos, pero de forma más eficiente. Seleccionando mejor los momentos en los que ser el protagonista del partido y dando muestras contundentes, quizá por primera vez, de que no es sólo un anotador compulsivo. También es un líder capaz de hacer ganar a su equipo.

Cambio de entrenador, cambio de rumbo

Todo esto empieza, cómo no, en el fichaje de Monty Williams. Uno de los entrenadores más cotizados el pasado verano (que se lo digan a los Lakers) y ahora vemos que era por algo. Porque de su cabeza surge esta nueva idea de juego que se podría resumir en rodear a Booker de complementos de nivel, simplificar el juego, tanto en ataque como en defensa, para así ejecutar ambas partes lo más cercano a la perfección. Los números le dan la razón. Junto a los Heat son el único equipo en el top-10 de rating ofensivo y defensivo. Y el +8,6 de diferencia de puntos que lucen en el casillero es el cuarto mejor de la Liga. Ricky Rubio ha tenido un efecto catalizador instantáneo en la consecución de estos números, para un equipo que mueve mejor el balón y en el que los lanzadores encuentras posiciones más liberadas a la hora de tirar.

No en vano, el base español es el quinto en la clasificación de asistencias (8,5 por partido) y con su presencia no sólo aporta de forma directa, sino que indirectamente Booker se ha liberado del peso de la creación de juego, algo que lastró sus actuaciones en momentos determinados de la pasada campaña. Ahora se puede centrar en su mejor arma, el tiro. Ya es 11º en el ranking de anotadores (26,1 puntos), para seguir subiendo escalones en la comparación más recurrente de su corta carrera: Kobe Bryant. No sabemos dónde llegará el escolta ni estos Suns. Pero ahora mismo son un legítimo aspirante a playoffs. ¿La mala noticia? Que aún faltan 75 partidos. ¿La buena? Que están segundos en el Oeste de forma merecida, algo impensable hace apenas dos semanas.