Laso: “La vida consiste en aprender a bailar bajo la lluvia”
El entrenador del Madrid, que acaba de cumplir 52 años en su novena temporada en el banquillo, habla de su lado más personal en 'Real Madrid Conecta'.
Pablo Laso fue el invitado especial del primer programa de Real Madrid Conecta para la televisión del club. El entrenador vitoriano, que acaba de cumplir 52 años, habló de su trayectoria en el banquillo blanco, al que llegó en el verano de 2011, y de su vida personal.
“La vida no consiste en esperar a que pase la tormenta, sino en aprender a bailar bajo la lluvia”. Es una cita que le gusta a Laso: “No siempre las cosas te van a ir bien y lo que debes hacer es aprender a convivir con las dificultades”. El técnico dice que es “una persona bastante normal y tranquila fuera de la cancha”. “Me gustan las series y leer, pero durante la temporada no puedo leer libros porque me cuesta concentrarme y desconectar, aunque lo intento. Ahora veo más series que películas, pero cuesta dejar a un lado el baloncesto. Justo antes de venir al programa estaba viendo el último partido del Efes, al que nos enfrentamos este jueves”. Lo que no perdona es salir a cenar con amigos.
No es una persona de recrearse en los éxitos, lo que también le ayuda en las derrotas y en su vida personal: “En general, estoy orgulloso de mi vida. Siempre trato de pasar página para lo bueno y para lo malo. Cuando gano un título, por ejemplo, no puedo dejar de pensar a los pocos minutos en lo que vendrá el año siguiente. Pero cuando pierdo también trato de pasar página rápido”.
Su aterrizaje en el Madrid
Afronta su novena temporada al frente del Madrid, donde suma ocho años y cuatro meses: “Este tiempo ha pasado rápido porque lo he disfrutado mucho, aunque también ha habido mucho trabajo y días largos en los que le he dado muchas vueltas a las cosas. El jueves, después de perder en Kaunas, fue el último día en el que dormí poco. Aunque no suelo hacerlo más de cinco o seis horas seguidas. Eso sí, después de comer, siempre necesito desconectar un poco, una pequeña siesta”.
Su fichaje por el Madrid fue “una decisión fácil y difícil a la vez”. Y lo explica: “Valoraba entonces qué le podía dar yo al Real Madrid. Una oportunidad de crecer como un equipo. Conocía a mucha gente del club, también tenía una relación personal con Alberto Herreros y Alberto Angulo. Y esa temporada volvimos al Palacio, fueron muchas cosas que nos ayudaron a crecer, pero entonces no se sabía que todo iba a ir bien. Nos ha costado mucho esfuerzo y trabajo, pero creo que los madridistas lo valoran. Hay desgaste físico en estos años, tengo menos pelo, más canas y alguno kilo de más; pero me veo bien. He tenido la suerte de tener un gran grupo de trabajo a mi lado”.
Dos años con Obradovic y el aprendizaje de lo que es un equipo
Laso recordó también los dos años que pasó con Obradovic cuando él aún era jugador: “Teníamos un gran equipo y nos transmitía una filosofía que me gustó. Nos decía que individualmente éramos muy buenos, pero que había que lograr ser un gran equipo. Fueron dos años en los que aprendí mucho”.
“Ahora no puedo obligar a mis jugadores a que sean amigos, tengo un vestuario con diferentes edades, nacionalidades y religiones. Cuando Garuba no había nacido, Reyes ya había debutado en la ACB. Hay un grupo bueno que se acepta bien, nadie quiere cambiar a nadie. Hay respecto dentro de las normas y una buena convivencia. Es bueno que exista ese vínculo, que además te permite decirle al otro las cosas que sean necesarias. Mis jugadores lo entienden así, y el trabajo de los que llevan más tiempo es magnífico porque entienden esa filosofía”.
El playoff ante el PAO, la anécdota del quiosquero y la Décima
Chus Mateo, entrenador ayudante, le recordó en un vídeo aquel playoff ante el Panathinaikos en abril de 2018 que arrancó con una dura derrota inicial en Atenas, pero del que salieron triunfadores para acabar ganando la Décima. “En aquel momento —recuerda Laso— pensaba que llegábamos preparados para competir tras un año muy duro con infinidad de lesiones, pero en un minuto y medio nos sacaron de la pista, nos barrieron. Esa noche dormimos poco, vimos el partido con los jugadores para que se dieran cuenta de la sensación que teníamos los entrenadores, que simplemente nos habíamos bloqueado y no habíamos competido. Todo el trabajo realizado durante el camino estaba hecho, pero debíamos jugar como sabíamos. Hicimos un gran segundo partido y nos trajimos la serie a Madrid con 1-1 y luego allí volvió Sergi (Llull) después de ocho meses de lesión. Su regreso fue clave, porque con él teníamos la sensación de que estábamos todos, aunque aún faltaba Facu, que se subía por las paredes, incluso se sentía culpable por no poder jugar. Acabamos ganando la Euroliga, aunque antes recuerdo otra vez la anécdota del quiosquero. Al día siguiente de perder en Atenas salimos a tomar un café y luego a comprar un balón en un quiosco, y el quiosquero, que era del Olympiacos, nos dijo que jugando como gallinas no podíamos ganar al Panathinaikos. A veces, no siempre, es bueno que te digan las cosas desde fuera”.
Como un padre con sus hijos
“Felipe Reyes, Sergio Llull, Rudy Fernández y Jaycee Carroll han estado en las nueve temporadas conmigo. Felipe transmite el madridismo, la garra y cómo se debe trabajar cada día. Sergi es el alma y Rudy, el talento, el jugador diferencial. Mientras que Jaycee es el ejecutor, como en la última Liga. Cuatro jugadores que pasarán a la historia del Madrid. Mi relación con los jugadores la siento a veces como la de un padre con sus hijos”.
El vídeo de Doncic
Luka Doncic manda un saludo a través de un vídeo a los aficionados y al propio Laso, el técnico se emociona algo: “Luka para nosotros ha sido especial, para mí y para todo el equipo de baloncesto. Aún recuerdo cuando llegó con solo 13 años, siendo todavía un niño, al Valle de las Cañas con su madre. Lo ha ganado todo y es uno de esos jugadores que nacen con estrella. Como entrenador es un orgullo haberle podido ayudar, aunque solo sea un poco. Mis broncas eran para que él viera todo lo que podía hacer. Tiene una capacidad de adaptarse increíble y sabía que lo iba a hacer muy bien en la NBA. En el Madrid jugó de todo, de base, de escolta, de alero, de falso pívot... Le agradecemos mucho que esté pendiente de nosotros”.
Laso explicó a través de una fotografía que mantiene una costumbre desde sus tiempos de jugador, el de ir a cenar a un determinado restaurante cerca del Bernabéu antes de las grandes citas: “Mantengo esa superstición. Antes de la batalla hay que conjurarse”.
Uno de sus secretos es que la familia le entiende.
“La familia para mí es muy importante porque creo que a veces le hago mucho mal porque el calendario es muy complicado. Lo pongo en la cocina y… tengo la suerte de que lo entienden muy bien. No tenemos un fin de semana libre”.