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MUNDIAL CHINA 2019 | ARGENTINA - ESPAÑA

La final del corazón

Argentina-España. Ricky-Marc contra Campazzo-Scola; no va más en el Wukesong de Pekín. Los dos persiguen el segundo Mundial de su historia.

PekínActualizado a
La final del corazón
alberto nevado

"Del subcampeón no se acuerda nadie". La frase de Luis Aragonés a sus jugadores en la previa de la gran gesta del fútbol español en Viena también resuena hoy, once años después en Pekín, antes de la final del Mundial que la Selección de baloncesto juega hoy contra Argentina (14:00) en el mágico Wukesong. Por supuesto que la gente recordará las victorias contra Italia y Serbia en Wuhan; y la increíble heroicidad de la semifinal contra Australia; la conexión Ricky-Marc, las cabalgadas de Llull, los triples de Juancho y la defensa maestra de Claver y Rudy. Pero como dijo Sergio Scariolo, el entrenador que ha mutado ya a maestro: "No seamos hipócritas". España quiere ganar el Mundial, hacerse eterna en Pekín.

Es la final del corazón. Nadie ha demostrado más en este Mundial que España y Argentina, selecciones que no entraban en ningún pronóstico al principio del torneo y que no sólo consiguieron su plaza para los Juegos Olímpicos. También desnudaron a Serbia por el camino y destruyeron mentalmente, cada uno a su manera, a Australia y Francia, respectivamente. Por eso será la final del corazón, pero también de la cabeza. Porque España y Argentina también juegan a eso. A jugar con los nervios del rival, ponerle trampas continuamente, desquiciar básicamente. Las dos han conseguido desestabilizar a sus rivales y, al tiempo, ser sólidas y mantener tan firmes en los momentos extremos como para ser capaces, como hizo Marc Gasol, de anotar dos tiros libres a cuatro segundos del final en el peor escenario posible: si fallaba uno, España estaba en la cuneta.

Es la final del corazón y la dureza mental. Pero también es la final del baloncesto. La última secuencia de pases Claver-Marc-Rudy antes del triple del descabello de Llull contra Australia, las exhibiciones defensivas contra Serbia y Australia y el juego de movimientos y cruces en estático hablan de un trabajo de laboratorio metódico de Sergio Scariolo y su equipo de ayudantes entre los que tiene colaboradores de toda la vida como el malagueño Ángel Cañete que son sabios de la materia escondidos en un no menos sabio anonimato. Contra eso, Argentina con un Campazzo exuberante. Capaz de producir baloncesto a espuertas, de anotar y dar canastas hechas. Pero también un maestro en al arte de defender al límite con cara de no haber roto un plato, pero ir minando la moral del rival con el otro baloncesto. Su Mundial ha sido una maravilla. El de Scola ha resultado, directamente, de monumento. Su emocionante abrazo con Manu Ginóbili nada más terminar la semifinal habla de los valores del deporte. Un jugador de 39 años al que se le reconoce ampliamente el sufrimiento en sus facciones que ha preparado como un chico de 20 años el Mundial. Que convirtió su finca en una cancha de baloncesto para preparar con entrenadores personales e incluso con jugadores-sparring la cita. Y que ha llegado absolutamente desbordante de energía a la cita y la está desparramando por la pista. Es un icono.

El partido esconde también una brutal batalla de pizarras. España tiene el as de oros con Marc Gasol, pero el Oveja Hernández tiene cartas bajo la manga. Bajarle el quinteto a Scariolo y jugar con Scola como referente y Deck en el puesto de ala-pívot. Ganará el que consiga imponer el partido que desea. Argentina también sabe mezclar los tiempos del partido y es fortísima en el puesto de base. Puede ser vertiginosa con Campazzo, ser pausada con Laprovittola. Y colocarle un perro de presa a Ricky Rubio llamado Vildoza. En el torneo de Ningbó consiguió sacar del partido al base de El Masnou. Y por si fuera poco, ha encontrado un guerrero en Deck, jugador casi residual en el Madrid que, sin embargo, ha adquirido una enorme jerarquía en la Albiceleste.

Pero España también tiene sus héroes. Marc, que destapó el bote de ketchup contra Australia, está obligado a una perfecta lectura de cómo jugar contra bajitos que intentarán quitarle la referencia del juego. Y es el momento de Ricky, jugador con aroma a MVP del Mundial que se ha convertido en ídolo en China y que huele la gloria. Si hoy redondea su viaje con un gran partido, el máximo asistente de la historia del Mundial habrá culminado un torneo que se ha visto muy poco a lo largo de la historia. Eso más los momentos clutch de Llull y el socorro de la segunda unidad. Scariolo pidió encarecidamente después del partido contra Australia que Oriola, Willy y Ribas (este sí lo hizo en la semifinal) estén dispuestos para echar una mano a los titulares, especialmente en la primera parte, y tomen decisiones correctas para el equipo.

En este maravilloso viaje por China, la Selección empezó siendo la España de la aventura; continuó continuó siendo la España de los valientes y más tarde acabó por ser la España de las siete vidas. Hoy debería ser la mítica España del oro. Sólo el deporte nos conduce a emociones así.

Sigue minuto a minuto todo lo que ocurre en Pekín: Argentina - España.