NBA | ANTHONY DAVIS

Caso Davis: la cronología del mayor culebrón de la temporada

Desde que la estrella pidiera el traspaso en febrero, el 'caso Anthony Davis' ha sido el mayor culebrón que la NBA ha vivido en los últimos meses.

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Anthony Davis, NBA
ANDY LYONS AFP

El caso Anthony Davis. Así se puede definir a uno de los mayores culebrones que ha vivido la NBA en los últimos meses. Un culebrón que acaba de llegar a su final. Hacía tiempo que en la Liga norteamericana no había tantos rumores y filtraciones en torno al futuro de un jugador. La estrella ha sido uno de los centros de atención de la competición desde que pidiera el traspaso a finales del pasado mes de enero, y ni siquiera las Finales han conseguido que el ala-pívot deje de ser protagonista.

La cronología del caso contiene una intensa rumorología que ha dejado por el camino negociaciones rotas, equipos descontentos, aficionados llenos de incertidumbre e incluso despidos. Desde que Davis llegara a la NBA en 2012, el jugador ha ido mejorando sus números año tras año hasta establecerse como uno de los mejores profesionales de la Liga. Esto ha hecho que, en el momento en el que pidiera el traspaso, muchos equipos pusieran todas sus cartas sobre la mesa para poder hacerse con sus servicios.

Los Lakers siempre fueron el equipo que más pujó por la estrella. Los que más se acercaron al ansiado traspaso y los que finalmente consiguieron cerrarlo el pasado sábado y conseguir hacer realidad el sueño que tenían desde febrero. Vestir a Davis de púrpura y oro y juntarlo con LeBron James. A continuación, contamos el encadenamiento de los hechos de un caso que ha mezclado culebrón, filtraciones y polémica a partes iguales.

De los playoffs de 2018 al hundimiento de los Pelicans

El inicio del caso podríamos establecerlo en la temporada pasada. Antes de 2018 y desde que Davis llegara a la NBA en 2012 (cuando los Pelicans eran los Hornets), el baloncestista solo había jugado la fase final en 2015, cuando cayeron ante unos Warriors (por un rotundo 4-0) que estaban empezando su particular dinastía. En Golden State estaba Alvin Gentry como asistente de Steve Kerr. Era su último año con los de La Bahía antes de poner rumbo a Nueva Orleans.

El ala-pívot seguiría mejorando sus números y sumando All Stars, pero no volvió a la fase final en una franquicia que iba a la deriva y que no dio con la tecla en el mercado hasta hace dos años, cuando empezaron a dar pasos en la dirección correcta. Consiguieron a DeMarcus Cousins en 2017 y al año siguiente sumaron a Rajon Rondo a sus filas. La unión de los hombres altos estaba dando sus frutos, pero el pívot se lesionó del tendón de Aquiles en el pero momento y dejó al equipo en ascuas.

Sin embargo, el conjunto entrenado por Alvin Gentry no se arredó. Alcanzó playoffs, barrió a los Blazers en primera ronda y avanzó a las semifinales del Oeste con un Davis estelar y un Rondo que recordó al de sus mejores días en los Celtics. Cayeron ante los Warriors, pero había motivos para soñar en los Pelicans. O eso parecía. Cousins puso rumbo a los Warriors tras su lesión y Rondo se marchó a los Lakers en un verano en el que Davis rompió con su agente y se fue con el de LeBron (Rich Paul), un dato que no pasó desapercibido en la Liga.

El equipo empezó la regular season con 4 victorias seguidas, pero fue un espejismo. Luego encadenaron 6 derrotas y a medida que avanzaba la temporada se alejaban cada vez más las opciones de jugar las eliminatorias por el título. Davis se lesionaba del dedo el 18 de enero y tenía para dos semanas de baja. Diez días después, el 28 de enero la bomba explotó. Davis, que estaba promediando más de 29 puntos, 13 rebotes y 4 asistencias, pidió el traspaso a la franquicia.

De febrero a junio: el culebrón

La noticia marcó un antes y un después dentro de la temporada. Una de las mayores estrellas de la Liga se convirtió además en una de las más cotizadas. De repente, Davis se convertía en el centro de atención y en la mayor atracción del momento. La petición llegaba solo unos días antes del cierre del mercado de fichajes, que tendría lugar el 7 de febrero. El jugador se había hartado de estar en una franquicia perdedora, y los años pasaban sin que tuviera opciones de pelear por el anillo.

Todo apuntaba a que el deseo de la estrella era recalar en los Lakers y que quería forzar su salida lo antes posible para poder hacerlo en esa misma campaña (los de púrpura y oro aún tenían opciones de playoffs por aquel entonces). Al día siguiente, estos rumores cobraron fuerza al saberse que Davis no querría ir a Boston porque pensaba que Kyrie se quería marchar. Antes, Durant había dado su particular bendición a la estrella: "Que haga lo que quiera, nuestra carrera es corta". En esos momentos ya se sabía que los Pelicans estarían dispuestos a negociar con los angelinos. 

Las horas siguientes fueron un terremoto en la Liga. Se llegó a decir que Klay Thompson pondría rumbo a Hollywood en verano (acababa contrato) si Davis ponía rumbo a Los Ángeles. Por otro lado, los Knicks, de tapados, se postulaban como otro de los equipos que podría hacerse con el ala-pívot. La rumorología se intensificaba mientras la NBA sancionaba al jugador por pedir el traspaso a través de Rich Paul. 

Los siguientes días fueron el caos. Los Celtics intentaban enfangar el posible traspaso con los Lakers prometiendo un cheque en blanco para el verano, pero el padre de Davis contraatacó diciendo que no había lealtad en Boston. Teniendo en cuenta esa perspectiva y la dificultad de los verdes para negociar en ese momento por la estrella, en Nueva Orleans solo quedaba una opción. Sentarse a hablar con los Lakers.

Ahí entraron dos figuras importantes que luego pagarían los platos rotos de los que sería una negociación condenada al fracaso: Dell Demps y Magic Johnson. Los Lakers apretaron, luego la negociación se estancó. De nuevo los Celtics contraatacaron y se supo que estarían dispuestos a desprenderse de Tatum... en verano.

El caos total justo entre esos días, en las horas previas al cierre del mercado de fichajes. Las filtraciones empezaron a sucederse: Magic ofrecía a todos el núcleo joven de los Lakers (Lonzo, Kuzma, Ingram...) y a algún veterano (como Rondo) por Davis. Los Pelicans se plantaron y dijeron que no. El cierre del mercado de fichajes llegó y la estrella no se movió de Nueva Orleans.

Los meses siguientes fueron más traumáticos si cabe. Davis volvía de su lesión con restricción de minutos: la franquicia no quería que se lesionara antes del verano, cuando volvería a estar en el mercado. Fue recibido entre los abucheos de su público. Días después, Dell Demps fue despedido. En los Lakers, la situación fue aún peor. Los jugadores jóvenes, muy mermados en lo moral al ver como sus nombres sonaron como transferibles durante días, se hundieron. Se quedaron sin playoffs. 

Para rizar más el rizo, LeBron elegía a Davis para su equipo en el All Star, Danny Ainge aseguraba la llegada del alero el 1 de julio, Magic acusaba a los Pelicans de actuar con mala fe en las negociaciones, David Griffin era contratado por la franquicia de Nueva Orleans como vicepresidente de operaciones... todo un culebrón del que siguió habiendo filtraciones durante los meses siguientes.

Los Lakers vuelven a apretar y consiguen al traspaso

Con el comienzo de los playoffs, los rumores cesaron momentáneamente y el tema pasó a un segundo plano. Hasta hace pocos días. Los Kinicks y los Celtics volvían a aparecer en la ecuación, pero eran de nuevo los Lakers los que se postulaban como favoritos para hacerse con el jugador. Antes de todo eso, Magic Johnson dimitía en los Lakers, causando un nuevo terremoto en la NBA y rajando posteriormente de Rob Pelinka o de Jeannie Buss y su forma de dirigir la franquicia.

Sin embargo, parece que ha sido el propio Pelinka el que ha hecho que las conversaciones vuelvan a ser fructíferas. Esta vez con David Griffin en frente. Dos actores totalmente distintos en una situación que, siendo parecida a la anterior, contaba con ciertas ventajas para los angelinos.

Hay varios hechos que refuerzan esta teoría: primero, que los Lakers son los que más tienen para ofrecer de cara al traspaso. Y segundo, que a los Pelicans se les acaba el tiempo. Ya se lo han recordado. Como sus exigencias sigan siendo tan altas, al final se van a comer a un jugador que acaba en contrato en 2020 y que será agente libre. Si llegan a ese extremo, saldrá a cambio de nada. O aceleran y bajan sus expectativas, o se van a quedar sin fichas de cara a una nueva reconstrucción.

Wojnarowski informó de que en Nueva Orleans buscaban conseguir en el traspaso un All Star, un jugador con proyección para llegar a serlo y al menos dos primeras rondas del draft. Sin embargo, parecen haber rebajado finalmente sus exigencias. Pelinka ofrecía a Lonzo, a Ingram y al pick 4 de la próxima lotería. No querían dar también a Kuzma, aunque esto se debió más una táctica negociadora para plantarse que una línea roja. Woj actualizó su información horas siguientes y dijo que los Lakers estaban cada vez más cerca de hacerse con los servicios del que fuera campeón olímpico en Londres 2012.

Brian Windhorst, de la ESPN, amplió la información: el jugador había dado instrucciones para acabar en Los Ángeles. Rich Paul, agente del jugador, dejó claro que si la estrella va a Boston, cumpliría con su año de contrato, pero que saldría a la agencia libre al año siguiente. En otras palabras: Davis quiere ir a Los Ángeles sí o sí. Los Celtics dudaban. No les interesa dar tanto por una estrella que, por muy buena que sea, tendrán que soltar meses después. En las horas siguientes, se informó que desde la franquicia verde ya no estaban dispuestos a hacer una súper oferta. Irían a por Davis, pero no se lo jugarían todo para conseguirlo.

Parecía que, en esos momentos, los Lakers estaban muy cerca de hacerse con Anthony Davis. Y efectivamente, así fue. El sábado por la noche (hora española) los de púrpura y oro se hacían finalmente con la estrella. Por fin. Tras meses y meses de especulaciones, rumores y filtraciones. New Orleans Pelicans recibían en el intercambio a Lonzo Ball, Brandon Ingram, Josh Hart y tres primeras rondas del draft, incluido el número 4 de este año. Un buen botín. El mejor que podían sacar, en todo caso. Parecido al que ofrecían en febrero, pero con otros negociadores que han demostrado ser más efectivos. 

Todo explotó en las horas siguientes. LaVar Ball, descontento con la situación, afirmaba categóricamente que los Lakers no ganarían nada. LeBron daba la bienvenida a su nuevo compañero. El equipo se convertía en favorito para el anillo en las apuestas de cara al año siguiente. Y los rumores saltaban de nuevo: en Los Ángeles irían a por una nueva estrella. ¿Butler? ¿Kawhi? ¿Irving? De momento, no se sabe. Lo que sí se sabe y es seguro, es que Davis vestirá la camiseta de púrpura y oro. El culebrón ha llegado a su fin.