La cara de los jugadores del Madrid, y de todos los que trabajan en el baloncesto blanco, reflejaba este sábado la dureza de la derrota del día anterior. Llegar a la Final Four es un logro en sí mismo, lo decía en su época Messina. Y el Rey Obradovic, en cinco presencias seguidas con el Fenerbahçe, solo ha logrado un título. El duelo ante el CSKA se intuía como un cara o cruz, el problema es que los blancos perdieron tras ceder 14 puntos de ventaja en 14 minutos. Antes del entrenamiento al que obliga la organización, la plantilla atendió a los medios. “Pensábamos que éramos mejores”, decía Felipe Reyes, para el que el partido por el tercer puesto (este domingo, 17:30) tendría que “no jugarse”. El capitán madridista, que no disputó un segundo, veía así la derrota: “Los errores que cometimos al final nos costaron el partido, pero ya está. No creo que haya que cambiar ahora a todos los jugadores, ni mucho menos. Solo seguir trabajando, corregir fallos y acabar bien la temporada”.

Llull tuvo un mal día y quizá sea el más señalado. Frenó el ritmo ofensivo de su equipo y falló en el tiro (1 de 10 de tres). La imagen del base en el banquillo con la toalla cubriéndose la cabeza, en señal de impotencia y de rabia cuando se sentó en un tramo del último cuarto, resumen sus sentimientos. Algunas crítica en las redes sociales también le han hecho daño: “El primero que sabe que ayer no estuve acertado y no estuve bien soy yo y no necesito a nadie que venga a decirme que lo hice mal. Cuando acabó el partido le di vueltas a la cabeza y pensé en las cosas que podía haber hecho mejor para ayudar al equipo. Eran cosas mías, para que me sirvan para el futuro. Estoy jodido, pero esto es deporte, hay días buenos y otros malos. Hay que levantarse. Perdimos una oportunidad de ganar una Euroliga y trabajaremos para llegar a más Final Four y conseguir más títulos. Ahora hay que llevarse la Liga, conseguir solo la Supercopa no sería un buen año”.

El menorquín dijo esto sobre el apoyo de Luka Doncic y Pau Gasol en Twitter: “Esas muestras de cariño te animan y te levantan el ánimo, y más si vienen de dos jugones como Luka y Pau. Ellos saben de qué va esto del baloncesto porque han tenido éxitos y días no tan buenos”.
Es la segunda final que pierde el Madrid en tres meses, ambas tras acercarse al último cuarto con una ventaja amplia. En la Copa ante el Barça, el Real mandaba por 17 en el minuto 29 (ante el CSKA, fueron 14 en el minuto 26). “Las ventajas se escapan por varios factores, primero porque nos atascamos en ataque durante tres o cuatro minutos ante un equipazo que no te perdona y, en el final a cara o cruz, salió cruz las dos veces esta temporada. Un cúmulo de circunstancias, sus aciertos y nuestros atascos. Pero cuando hemos perdido siempre nos hemos levantado”.

Carroll coincidía con Llull, “siempre se puede y es bueno hacer autocrítica”, pero reflejó un dato sobre el arbitraje sin ir más allá: “Lanzaron 18 tiros libres más y eso son muchos lanzamientos de más que no se pueden defender ni contestar en un partido muy igualado. ¿El arbitraje? Solo destaco esos 18 tiros extra y que tuvimos problemas de faltas con Tavares y Campazzo, que no pudieron jugar más”.

Sobre las ventajas desperdiciadas en las finales, Carroll cree que no es algo trascendente, sino que es parte del baloncesto moderno: “¿Cuántas veces hemos remontado nosotros desventajas de 15 o más puntos? ¿Y cuantas ha sido al revés? Eso habrá ocurrido en 20 o 25 partidos, eso es el baloncesto de ahora. Tenemos un grupo que entiende que las cosas son así, que podemos caer, pero nunca vamos a perder el deseo de luchar”.