NBA | BUCKS 116 - CELTICS 91 (4-1)
Unos Bucks enormes mandan de vacaciones a los Celtics (4-1)
Partidazo de los Bucks, que jugarán su primera final de Conferencia desde 2001 tras ganar cuatro partidos seguidos a unos tristes Celtics.
Primero, desde luego, el halago al vencedor y ahora mismo un aspirante tan legítimo como cualquiera que este vivo a estas alturas, 9 de mayo, al anillo de campeón de la NBA. O mas. Milwaukee Bucks llevaba sin ganar una serie de playoffs desde 2001, la última vez también que jugó una final de Conferencia (perdió 4-3 contra los Sixers de Allen Iverson). Y a pesar de sus 60 triunfos en una temporada fascinante en la que Mike Budenholzer les ha hecho saltar a velocidad espacial y Giannis Antetokounmpo puede (debería) ganar el MVP, parecía que las dudas les seguían acompañando, que no pocos analistas estaban esperando para escribir sus "estos Bucks sí pero no...". Nunca estuvo tan claro como el 28 de abril, cuando después del baño y masaje contra los Pistons en primera ronda, los Celtics les arrasaron en su Fiserv Forum (90-112) en el primer partido de semifinales. Entonces, con 0-1, era impensable que esta pudiera ser la primera serie en terminar, solo 10 días después. Y era todavía más impensable que ese desenlace a la velocidad del sonido lo provocaran cuatro victorias seguidas de los Bucks...
Pero aquí estamos, en la mañana del 9 de mayo rumiando otro triunfo por aplastamiento de los Bucks (116-91), a los que no les tembló el pulso en el primer match ball. Ahora parece obvio que después de aquel primer partido, de los problemas de Antetokounmpo y la master class de Al Horford, todo el mundo tuvo dudas... menos ellos. Con más de 8 minutos por jugar (y +21 en el marcador), Budenholzer ya estaba dosificando despedidas para provocar las ovaciones de un público en éxtasis cuando, nada más acabar el partido y la serie, en el pabellón se emitieron las ya famosas imágenes de Paul Pierce diciendo que la cosa estaba "liquidada" tras aquel 0-1 que parece ya cosa de la prehistoria. Solo han pasado once días, y los Bucks vuelven a una final de Conferencia sobre los hombros de Antetokounmpo (esta vez 20+8+8 porque no hizo falta más), Middleton (15+8+5) y Bledsoe (18+6+2). Con una aportación decisiva de los secundarios, a la cabeza George Hill, Brogdon por fin de vuelta (10 puntos en 17 minutos) y Niko Mirotic titular, esta vez con 10 puntos y 11 rebotes camino de su primera final de Conferencia. Será la quinta para Pau Gasol, que lleva casi dos meses sin jugar por un problema de tobillo y que ya disputó tres con los Lakers y una con los Spurs.
Sonado fracaso de los Celtics
Gloria para el ganador. Pero hoy, mientras a los Bucks les queda lo mejor del camino por delante, es imposible que muchas miradas no se vayan en primer lugar al estrepitoso fracaso de los Celtics, que ni siquiera tuvieron ánimo para pelear. No hay peor síntoma, para una franquicia con tanta historia y tanto orgullo, que perder seguidos los dos partidos del Garden después de llegar a su santuario con el factor cancha recuperado (1-1). El cuarto partido sonó a final de trayecto y el quinto, si alguno pensaba que quedaba un último giro redentor, lo confirmó con estruendo. Un equipo roto, descosido, sin ideas ni fuerza, sin unión ni automatismos, sin un ápice de orgullo verde y zarandeado cada vez que se intentó acercar: de 22-19 al final del primer cuarto a 31-19 en cuatro minutos del segundo. De 65-55 en el ecuador a 80-62 al cierre del tercer parcial. Por entonces ya no había partido, ni serie ni temporada para unos Celtics que han jugado las dos últimas finales de Conferencia y se han estrellado ahora de forma inequívoca, incuestionable hasta para quienes (y ya eran muy pocos) seguían pensando que era un equipo que llevaba dentro un competidor feroz que acabaría apareciendo, tarde o temprano. Finalmente nunca lo hizo, y los Celtics se despiden como el primer equipo que abre los playoffs con cinco victorias y encadena después cuatro derrotas para caer eliminado.
Este era un curso que comenzaba tras llegar hasta el séptimo de la final del Este de 2018, contra LeBron y sin Kyrie Irving ni Gordon Hayward, lesionados. Con ellos de vuelta y el Rey en el Oeste, los Celtics eran en septiembre el favorito de consenso para llegar a las Finales... y dar guerra en ellas. Pero la temporada nunca arrancó, a cada amago de buena sintonía una mala racha, a cada intento de que hubiera paz, un rumor sobre el futuro de Kyrie Irving o una declaración destemplada de este, que termina señalado como líder, después de tanto querer jugar sin LeBron, con un 6/21 en el quinto partido (15 puntos, solo 1 asistencia) y un 25/83 en los cuatro últimos, todo derrotas. Incómodo como gestor y rostro visible del vestuario, el base, y cuesta hasta escribirlo, puede haber jugado su último partido con la camiseta de los Celtics. O no, porque eso es lo que viene ahora: ninguna certeza, muchos rumores, dedos acusadores y búsqueda de soluciones para lo que ha sido un proyecto absolutamente fallido que nadie sabe qué forma tendrá cuando empiece la próxima temporada. Con Kyrie o sin él, con Anthony Davis o sin él, con Tatum y Brown en el Garden o en Nueva Orleans...
No ha sido el año de Brad Stevens, no ha sido el año de Kyrie y ni Jayson Tatum ni Jaylen Brown han crecido al ritmo previsto y han dejado unas dudas que no existían en verano. Hayward ha vuelto a jugar tras su terrible lesión pero no ha sido Hayward, y lo que parecía un quinteto de Playstation, con Horford como ancla, ha sido finalmente un fracaso mayúsculo, un aspirante que nunca lo fue, un proyecto al que le han pasado finalmente por encima (y tal vez no solo en esta eliminatoria) Antetokounmpo y sus Bucks, que ganaron el quinto partido con una autoridad admirable, sin rasgo de aprensión ni nervios, y se posicionan como el gran favorito para ser el primer rey del Este sin LeBron. Eso, la final de Conferencia, la verán los Celtics por televisión entre, me temo, críticas feroces de la prensa de Boston y rumores constantes sobre su futuro... Finalmente, no había modo playoffs ni tiempo de salvación: los Celtics cayeron siendo el equipo sin identidad ni voluntad que han sido durante casi toda la temporada. Avanzan, con cuatro victorias seguidas que son cuestión de pura justicia, los Bucks de Antetokounmpo. Cuidado con ellos.