Golpe de los Celtics a los Pacers: aviso y (casi) ventaja de campo
Indiana perdió en casa ante Boston. Los verdes están empezando a mostrar una cara mucho mejor, con el juego que se le debe exigir.
Los Celtics viajaron a Indiana con la intención de relamerse las heridas, ya que en el último enfrentamiento allí no habían salido muy bien parados, pero sobre todo con la seguridad de que, amén de ser un choque que se va a producir de nuevo en los playoffs, podían mandar un aviso a navegantes. A los primeros, a los que tenían enfrente. Y lo hicieron con todas las de la ley.
Boston ha sido un desastre en la mayor parte de la liga regular partiendo de la base que dictaminaba el pasado verano que ellos eran los máximos favoritos al título por el lado de la Conferencia Este. Cuando se tiene que recuperar un equipo es cuando se parte el bacalao y a los Celtics se les está empezando a iluminar la cara.
Los Pacers aguantaron bien los primeros compases gracias a que encontraron una vía para hacerle daño al equipo de Brad Stevens: balones interiores y buenos cortes de Thaddeus Young y Domantas Sabonis, cada uno en su tiempo en la cancha, para trazar un ritmo y un plan que a ellos les iba bastante al pelo. Pero salieron los verdes con los destellos individuales y ahí se nota que, sumando a la ecuación la baja de Victor Oladipo, le ganan por plantilla a los Pacers.
Dos jugadas en el poste de Horford y una de Irving, todas individuales, seguidas de una bandeja sobre la bocina de Gordon Hayward, que terminó con 9/9 en tiros para 21 puntos, elevaba ya a más de diez la ventaja de los visitantes al descanso.
El buen trabajo en ambos aros de Aron Baynes (también el de Marcus Morris, aunque mucho menos lucido para el espectador) y la irrupción de Jayson Tatum rompiendo líneas y saliendo a la contra pusieron ya los veinte de ventaja a falta de diez minutos y ya no hubo más que hablar.
La lucha por entrar en los playoffs está bonita en el Este, pero no hay que perder ripio a ésta: la que dirimirá cuál de los dos, Celtics o Pacers, tiene la ventaja de campo en la primera ronda que ambos, salvo sorpresa mayúscula, jugarán.