NBA | bLAZERS 121 - THUNDER 129
Westbrook (37) se impone a Lillard (51) en un partido con aroma a playoffs
El base de los Thunder fue el mejor de los suyos y contrarrestó la exhibición de su par. Los de Oklahoma han ganado todos los paridos a los Blazers.
Ya huele a playoffs, y más con partidos como el de esta noche. De hecho, la clasificación les colocaba a Blazers y Thunder como rivales de primera ronda antes del encuentro y lo que se vio sobre la cancha fue eso, un partido de playoff. Igualdad máxima, continuos cambios de ventaja, las estrellas rindiendo a máximo nivel pero también cometiendo errores, y un final de película de suspense.
Lo primero que hay que decir es que si este emparejamiento se da en la post temporada no serán buenas noticias para los de Portland, que han perdido los cuatro partidos de la temporada ante los de Oklahoma. Mala señal para un equipo al que se le suele dar bastante peor las eliminatorias que la liga regular. El partido fue igualadísimo, hubo hasta 25 cambios de liderazgo y hubo que esperar a la prórroga para la resolución porque pasaron un montón de cosas, muchas de ellas increíbles, en el último minuto de juego reglamentario.
A los Blazers les sostenía un Lillard tremendo, el mejor del año. No en vano acabó con su récord de anotación del curso. 51 puntos, la quinta vez en su carrera que alcanza los 50, a los que añadió 5 rebotes, 9 asistencias y 2 tapones. También fue básico C.J. McCollum (25+5) hasta que dejó de serlo. En los últimos siete minutos del último cuarto y la primera mitad de la prórroga no hizo ni un sólo lanzamiento. Después intentó dos, con su equipo ya por detrás. Uno tocó el aro y el otro acabó en tapón de Ferguson y canasta al contraataque de Westbrook para prácticamente sentenciar.
Pero antes de todo eso estábamos en el último minuto del cuarto final. Con el partido empatado, Paul George intentó una penetración y en el movimiento de su brazo derecho le dio un codazo en la cara a Jusuf Nurkic. Los árbitros no pitaron nada, el balón no entró, pero la zona de los Blazers estaba despejada con el pívot en el suelo. Adams palmeó el rebote ofensivo, pero volvió a fallar. Y, a la tercera, Grant sí acertó a poner a los suyos por delante. La jugada fue falta clara de George, pero al no pitarse nada no la pudieron revisar.
La importancia de la acción no quedó ahí. En la jugada siguiente y con cuatro segundo por jugarse fue Nurkic quien cogió el rebote ofensivo y a quien le hicieron falta. Lo primero que hay que decir es que en el rechace el jugador bosnio agarró el aro, con lo que se podría haber anulado la falta posterior y los dos tiros libres. Pero como no lo hicieron, lo que pasó a continuación es una de las cosas más curiosas que se pueden ver en una cancha de baloncesto.
Con el rebote en sus manos y la falta pitada, Nurkic y George se cruzaron, el alero le dijo algo y el pívot fue cabeza contra cabeza hasta que le dio un pequeño toque. El de los Thunder se lo quitó con un empujón. ¿Resultado? Doble técnica. El problema es que el jugador de los Blazers ya tenía una, así que se tuvo que ir al vestuario. Al ser él el encargado de los tiros libres, en una situación así es el entrenador rival quien decide qué jugador de todos los que hay en el banquillo del oponente va a ocupar su puesto en la línea de personal. El elegido fue Skai Labissiere, que no había jugado ni un minuto, que desde que llegó a Portland hace un mes sólo había saltado a la cancha en dos encuentros y en u total de 4 minutos, y que promedia un 75% de tiros libres en su carrera con menos de dos lanzamientos por encuentro.
Como era de esperar falló el primero. El segundo lo tiró a fallar y el balón acabó en las manos de Westbrook. Quedaban dos segundos y el partido parecía acabado. Nada más lejos de la realidad. En mitad de la lucha por el rebote Markieff Morris, que había salido para pelear por él, empujó a Aminu, dándole una nueva vida a los Blazers. El alero no falló y puso otra vez las tablas en el marcador. Los Thunder sacaron de banda en campo contrario tras un tiempo muerto, George puso el balón en juego para Westbrook, que pensando más en cómo finalizar la jugada que en lo que tenía entre manos en ese momento, la perdió él solo. Se le escapó y se fue por la banda. Un error incomprensible dentro de un partido fenomenal del base.
En la siguiente acción y a la desesperada Lillard falló el triple desde el medio campo. Decía que Westbrook estuvo fenomenal y fue en el momento perfecto, porque George no tuvo su día. Que se dice pronto viendo su línea estadística: 32 puntos, 14 rebotes, 6 asistencias y 3 robos, pero con un 30,4% en tiros de campo y un 1/9 en triples. Y con 3 pérdidas, todas entre el último cuarto y la prórroga, en jugadas en las que le quitaron el balón de la mano. Llegó un momento en que muchas de las veces que entraba en la zona acababa buscando a Steven Adams (12+7). Ese fue uno de los grandes problemas para los Blazers, el 46-70 en la pintura a favor de los visitantes. Una estadística que habían ganado ellos en los tres duelos anteriores. El otro problema, los puntos en segundas oportunidades: 16-24 para los Thunder, a pesar de que ambos equipos tuvieron 15 cada uno.
La prórroga tuvo vida mientras Lillard tiró a canasta, que fue más o menos los tres primeros minutos. A partir de ahí entraron otros actores (el citado McCollum, Kanter) y la anotación local se secó. En cambio, enfrente estaba Russell Westbrook (37+7+3), que no paraba de enchufar. 50% en tiros de campo y 62,5% en triples. No fue el máximo anotador del partido, pero sí fue el más decisivo. Porque al final, sus 37 puntos valieron más que los 51 de Lillard. Los Thunder recuperan la tercera plaza y dejan a los Blazers sumidos en un mar de dudas respecto a ellos.