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NBA

Los Bulls casi se amotinan contra su nuevo entrenador

Los métodos de Jim Boylen, que sólo ha dirigido tres partidos, no gustan nada a los jugadores de los Bulls, con los que ha tenido varios roces en una semana.

CHICAGO, ILLINOIS - DECEMBER 07: Head coach Jim Boylen of the Chicago Bulls gives instructions to Zach LaVine #8 and Justin Holiday #7 during a game against the Oklahoma City Thunder at the United Center on December 07, 2018 in Chicago, Illinois. The Bulls defeated the Thunder 114-112. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement.   Jonathan Daniel/Getty Images/AFP
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JONATHAN DANIELAFP

Los Chicago Bulls no están teniendo una temporada fácil. Se encuentran últimos de la conferencia Este con 6 victorias y 21 derrotas y ya han despedido al entrenador con el que empezaron el curso, Fred Hoiberg. En su lugar pusieron a Jim Boylen, mano derecha de Hoiberg, y que según apuntan desde Estados Unidos siempre adoptó el papel de poli malo en la relación con los jugadores.

Hoy justo hace una semana que le nombraron entrenador y parece que sus métodos van totalmente en ese sentido. Pero la gota que ha colmado el vaso fue tras la peor derrota de la historia de la franquicia el sábado, cuando perdieron por 56 puntos en casa ante los Celtics. Ya durante el partido Boylen cambió dos veces de una sola tacada a los cinco titulares. La primera la entendieron como un toque de atención ante el mal partido que estaban jugando, pero la segundo no gustó nada. Acababa de empezar el tercer cuarto (algo más de 2 minutos) y el parcial en ese tiempo era muy igualado. A pesar de eso el entrenador decidió volver a sentar a su quinteto inicial de golpe.

Al final del partido explicó a los periodistas que lo había hecho por una razón. Su idea era realizar un entrenamiento largo e intenso a la mañana siguiente, y prefería que los titulares se exprimieran entonces y no durante un partido que ya tenían perdido. La idea de un entrenamiento duro y de larga duración no les hizo ninguna gracia, y le contraprogramaron avisándole de que en lugar del entrenamiento habían decidido tener una reunión sólo de la plantilla.

Visto así puede parecer que los jugadores no tenían ganas de trabajar. Pero lo cierto es que ese supuesto entrenamiento maratoniano que les esperaba iba a ser el tercero en siete días, algo totalmente fuera de lo común para los equipos de la NBA durante la temporada, que dedican sus horas de práctica a ejercicios ligeros y lanzamientos debido a la gran carga de minutos de juego y de vuelo que tienen. Además, lo de maratoniano no es un adjetivo al azar, es literal. Según han comentado algunos jugadores estos entrenamientos consisten sobre todo en estar gran parte de los mismos corriendo.

Pero ahí no queda la cosa. Cuando el cuerpo técnico fue informado de que los jugadores no iban a asistir al entrenamiento, el propio Boylen les comunicó que en realidad su intención no era hacer trabajo físico, sino que quería reunirse con ellos para estudiar vídeos de jugadas, algo que ya hacen después de cada sesión física. Y además, les quiso vender que la idea de la reunión era suya, que ya lo tenía en la cabeza y que no confiaban en él.

Lo que parecía un motín de los jugadores se transformó en otro rapapolvo hacia ellos de su nuevo entrenador. Una acción en la que algún miembro de la plantilla puede sentir que el técnico les ha tratado de tontos, intentando apuntarse el tanto de la reunión que ellos mismos organizaron precisamente para no hacer lo que él quería que hicieran. 

Esta noche juegan en casa ante los Kings. Veremos cuál es el ambiente y los ánimos de la plantilla. Lo único seguro es que la relación de Boylen con sus jugadores no ha empezado de la mejor manera posible.