Una de las diferencias entre los buenos jugadores y las leyendas es la ambición y, por las palabras que les dijo a los periodistas tras volver en Detroit, parece que Stephen Curry tiene bastante. El base venía de perderse once partidos consecutivos por lesión y regresó el pasado sábado ante los Pistons. Su nivel anterior al parón estaba siendo de MVP: 29,5 puntos, 5 rebotes y 6,1 asistencias de media.

Su línea estadística del otro día fue la siguiente: 27 puntos (10/21 en tiros de campo, 3/9 en triples, 4/4 en tiros libres), 5 rebotes, 3 asistencias, 2 robos y 7 pérdidas de balón en 36 minutos. Números monstruosos para la mayoría de los mortales, pero que a Curry le parecen poca cosa: "He tenido grandes partidos antes de tener que parar durante una buena temporada, pero hoy no ha sido uno de ellos. Me sentía con algo de ansiedad a veces cuando tenía el balón en las manos, sintiendo que tenía que hacer que ocurriesen cosas. Tampoco es que forzase demasiado, simplemente es que no encontraba el toque".

Y también entonó el mea culpa en el plano colectivo: "Mis compañeros han hecho un gran trabajo intentando encontrarme y y haciendo que me enchufara. Creo que de alguna manera esto nos perjudica cuando no soy capaz de finalizar las jugadas. Todo el mundo sacrifica un poco de su juego y cuando tu actuación cambia pasan estas cosas, pero volveremos a ajustar las cosas y a jugar como solíamos hacerlo. Todos van a ser agresivos, con confianza, y volveremos a ver el baloncesto de los Warriors".

Esta noche tendrá una nueva oportunidad para recuperar las sensaciones perdidas a partir de la 1:30, cuando jueguen en Atlanta ante los Hawks.