ROCKETS 113-CLIPPERS 133

Los Rockets son un coladero: otra derrota, 1-4 y primeros nervios

Los Clippers anotan a su antojo ante unos Rockets sin Harden que firman el peor arranque de un equipo tras liderar la anterior Regular Season.

Erik WilliamsUSA TODAY Sports

Hace exactamente cinco meses, los Rockets se disponían a jugarse en su pista el pase a las Finales de la NBA en lo que habría sido, con solo un triunfo más, un bofetón de leyenda en el rostro de los pluscuamperfectos Warriors. La historia es conocida: un colapso inimaginable desde la línea de tres y la coraza competitiva del campeón les apartaron del camino. Los Rockets perdieron aquel partido... y han perdido también los tres primeros de esta nueva temporada en el Toyota Center. 0-3 como local y un terrible 1-4 total, ahora mismo el segundo peor equipo del Oeste y el peor balance histórico en cinco partidos para cualquier franquicia tras haber sido la mejor en la anterior Regular Season. A nadie la había sucedido algo así. Los Rockets, recuerdo, ganaron 65 partidos (65-17) y no sumaron cuatro derrotas hasta totalizar quince encuentros.

Hay una parte coyuntural en su terrible momento de juego: van de problema en problema, primero la sanción a Chris Paul y ahora la lesión muscular de James Harden. Sin el MVP, el ataque se diluye muy evidentemente: 38,3% en tiro en la segunda derrota del curso ante los Clippers, esta estrepitosa: 113-133. Pero el verdadero nubarrón, el asunto que realmente puede ser un gran problema a largo plazo, es la defensa. La que empezó la temporada cuestionada por las salidas de Trevor Ariza y Luc Mbah a Moute... y por la llegada de Carmelo Anthony. Los Rockets no recibieron 130 puntos la pasada Regular Season en ningún partido sin prórroga: en esta ya llevan dos, y los dos en su pista (con medio cuarto y 94-120 ya se vaciaban a toda prisa las gradas). Su rating defensivo entonces (la clave de su salto competitivo) fue de 105.6. Ahora es de 105,3... cuando Carmelo está en el banquillo. Con el alero en pista se dispara a 116,1. Lo que en verano parecía que podía ser un problema, está siendo un problema. Por ahora. El gurú defensivo Jeff Bzdelik se ha ido, Mike D'Antoni habla ya de cambiar de esquema, Chris Paul de volver al punto de partida, Carmelo de encontrar una nueva identidad... y PJ Tucker, que parece que defiende solo a todo el quinteto rival, asegura que detesta hablar de la temporada pasada. Supongo que las comparaciones son odiosas.

Los rivales de los Rockets anotan ahora mismo a su absoluto antojo. La agresividad en los cambios y ajustes que propulsó su defensa a esta nueva era (ideada por los Warriors) se vuelve en contra de un equipo descompasado y sin los suficientes especialistas en pista. La protección del aro es nula. Esta vez Gallinari jugó silbando, siempre ante defensores más pequeños, y un ex como Montrezl Harrell jugó el partido de su vida: 30 puntos en 28 minutos. Lou Williams anotó 23 (19 en la primera parte) casi sin fallos (7/9) y los Clippers (3-2 ahora) mandaron con comodidad en el primer tiempo y se volvieron a ir sin problemas cuando los Rockets apretaron lo que pudieron (72-73) en el inicio del tercer cuarto. Un 0-11 en los tres primeros minutos del último parcial cerró el partido (83-107) con el público ya recogiendo para irse a casa y el debate instalado otra vez en qué dar y qué no por Jimmy Butler. Mala cosa.

Sin Harden, Paul regresó gris tras sus dos partidos de sanción (3/13 en tiros, 12 puntos). Eric Gordon firmó un 3/14 (10 puntos) y Carmelo metió 24 pero 11 fueron en el primer cuarto y 7 en el último, ya con el partido resuelto: muy poco en el decisivo tramo central. Abandonados a su suerte en defensa, los Rockets jugaron mal. Sin seguridad atrás todo su juego es un intento desfigurado de acercarse al equipo que el año pasado puso en jaque a los Warriors. Ahora mismo están a años luz de eso. Por suerte para ellos (o por desgracia: veremos), esto no ha hecho más que empezar.

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