Curry quiere más: los Warriors ganan a unos mermados Thunder

Golden State Warriors celebró la segunda noche anual de forma consecutiva, tres sin cogemos el lapso de los últimos cuatro años, en la que le entregan el anillo de campeón de la anterior temporada. Es una jornada la inaugural en la que de poco sirve nada, pero en la que el campeón siempre debe estar a la altura aunque sea por compromiso. Y a punto estuvieron de llevarse una sorpresa los fans en la Bahía.

Los Thunder llegaban sin nada que perder, ya que lo habían hecho antes: sin Roberson todavía, pero también sin Russell Westbrook. En cuadro, con Patterson y Ferguson como sorprendentes titulares, se plantaron en el Oracle Arena. Y cedieron finalmente por 108-100, un resultado con el que pueden irse con la cabeza alta. 

La velocidad de crucero fue contraproducente para los locales. Salieron con el ímpetu de Damian Jones, que completó su mejor partido (12 puntos), y con Kevin Durant (27 puntos) ejerciendo de primera espada. Las diferencias se iban pronto a los diez puntos y así fue ocurriendo hasta que se llegó al descanso: 57-47. 

El letargo en el que estaban sumidos los Thunder se acabó cuando Paul George quiso. Y quiso en un tercer cuarto espléndido en el que anotó tres tiros de tres y tres tiros de dos. Era el que debía sacar a su equipo del agujero y logró poniéndoles por delante junto a Dennis Schröder (66-67, minuto 28). Precisamente el alemán fue el otro thunder que tuvo un gran rendimiento, a sabiendas de que debía ser el sustituto natural de Westbrook en este encuentro.

Llegaron los minutos finales y también la caída de Oklahoma. Pero con dignidad, estando en el partido hasta el último minuto y sucumbiendo sólo a un gran partido de Stephen Curry (32 puntos, 8 rebotes y 9 asistencias). La efectividad de Shaun Livingston y la puntilla que dio Durant ante Adams a falta de 24 segundos terminaron con el partido y con las esperanzas de OKC.