Reddick: "La mezquindad en los Clippers era nivel Donald Trump"
El escolta recuerda los problemas en el núcleo duro de los Clippers que impidieron que el proyecto de la Lob City pudiera llegar más lejos.
Los Clippers vivieron en los años de Lob City la mejor etapa de su historia... pero eso no es mucho decir para una franquicia que ha sido varias veces señalada como una de las peores de la historia de todo el deporte estadounidense. Seis años seguidos en playoffs (2012-17) después de solo siete participaciones anteriores pero ni una final de Conferencia a pesar de haber tenido un equipo muy poderoso (y muy caro) con Doc Rivers como gestor, el big three Chris Paul-Blake Griffin-DeAndre Jordan y secundarios de lujo como el tirador JJ Redick.
Una razón es que los tocó convivir con la era dorada de los Warriors, que les martirizaron en el Pacífico pero a los que nunca se midieron en playoffs en la era Steve Kerr (a partir de los de 2015). Más allá de las constantes e inoportunas leiones, la sombra de la falta de química se fue extendiendo hasta dinamitar por completo aquel equipo: Chris Paul está en los Rockets, DeAndre Jordan en los Mavericks y Blake Griffin en los Pistons. Y Doc Rivers sigue como entrenador pero ha dejado de ser presidente de operaciones.
Y JJ Redick afrontará su segunda temporada en los Sixers después de haber sido muy feliz en al primera. Con 34 años, pasó cuatro temporadas en los Clippers después de asentarse como un muy buen especialista en Orlando y Milwaukee. Redick ha reconocido en un podcast que el problema entre egos era demasiado grande en el vestuario de los Clippers: “No creo que hubiera un momento concreto en el que todo se fue al traste. Doc suele explicarlo diciendo que cuando un grupo pasa demasiado tiempo junto, al final en lugar de unirse más se acaban abriendo brechas y acusaciones entre unos y otros. Era muy raro porque individualmente todos eran grandes tipos, fuera de la pista todo iba bien. Pero después estaba toda esa mezquindad... era mezquino. Y es increíble que esa mezquindad provocara que acabara así un equipo que podría haber hecho tantas cosas. Pero era una mezquindad al nivel de la de Donald Trump”.
Redick trataba de dar sentido a una situación extraña: se incluía como parte de ese clima viciado y no creía que las principales estrellas se profesaran un odio especialmente insoportable.