WARRIORS 122 - CAVALIERS 103 (2-0)
La magia de Curry (¡9 triples!) rompe a los Cavs: 2-0 Warriors
Mágico último cuarto de Stephen Curry, que batió el récord de triples en un partido de las Finales. Los Cavs fueron siempre por detrás en el marcador.
Por esto se van a acordar muchísimo los Cavaliers del tiro libre de Hill y el error catastrófico (cósmicamente catastrófico) de JR Smith al final del primer partido. Camino de Ohio, hacia donde se marchan las Finales 2018, y veremos si durante el resto del verano... y más allá. Porque la yugular de los Warriors está pocas veces a la vista, porque era muy difícil que el campeón repitiera su catarata de errores y desconexiones del pasado jueves, porque semejantes oportunidades se presentan una vez y hay que amarrarlas a dentelladas. En el segundo partido los Warriors fueron los Warriors y los Cavs solo pudieron presentar una resistencia muy digna que nos regaló un muy buen partido. Pero siempre estuvieron a remolque desde el 15-6 inicial, un arrebato de cuatro minutos de unos Warriors 100% Warriors: irresistibles.
122-103 final y 2-0 camino de The Q, donde arderá la hoguera de la resistencia final de un LeBron James que jugó 44 minutos seguidos, todos hasta que Tyronn Lue arrojó la toalla con 111-93. Acabó en 29+9+13, un gran partido sin la consistencia mitológica de tres días atrás. Con el ojo hecho polvo por el guantazo de Draymond Green el jueves, con la muñeca menos firme por fuera (eso permitió a los Warriors colapsar mejor la zona) y con tramos en los que pareció francamente cansado. Sobre todo en un segundo cuarto en el que se abrió la brecha hasta el 59-46. Después del descanso, la última ráfaga de los Cavs llevó el partido a un 76-71 del que escaparon los Warriors, que solo flojearon en el tercer parcial, a base de sumar puntos contra una defensa que, sencillamente, no tiene la suficiente estructura contra tanta potencia de fuego.
Por si acaso, y para tranquilizar definitivamente al Oracle, Stephen Curry jugó un último cuarto absolutamente memorable en el que anotó 16 puntos con 5 triples, dos seguidos en el jaque (de 90-83 a 96-83) y un 3+1 en el jaque mate (109-93). Acabó en 33+7+8 (9/17 en triples) y sale de la Bahía como maillot amarillo en la carrera por el MVP y con récord de triples en un partido de las Finales (era de Ray Allen: 8).
Conviene no escatimarle mérito a los Warriors: Andre Iguodala volvió a ser baja, ya seis partidos seguidos y muchas opciones de volver en Ohio (otro problema para LeBron). Klay Thompson, que apenas podía caminar el sábado, jugó mermado y terminó con 20 puntos que pesaron muchísimo, siempre en momentos valiosos. Kevin Durant se reencontró en un partido inteligentísimo, en el que apenas se equivocó y en el que supo elegir cada batalla. Tan pronto al frente como sentado a la derecha de Stephen Curry, terminó en 26+9+7 con un limpísimo 10/14 en tiros y una actitud muy mejorada en la defensa de LeBron. Con Livingston rellenando agujeros en los quintetos pequeños (un valor impagable y estabilizador), los Warriors se sintieron siempre al mando, remendando el juego interior entre McGee, Bell y un David West que casi no pisó la pista contra los Rockets pero es muy útil contra los Cavs.
Los Warriors supieron reponerse a los contratiempos físicos y a las dudas que pudieran haber anidado tras su golpe de suerte del primer partido. Los Cavaliers supieron devolver golpes hasta que cayeron rendidos a la lona. Acabaron muy lejos, pero ese 90-83 que necesitó un descorche supremo de Curry quedó, después de todo lo que había llovido, como un homenaje a su capacidad de resistencia y de escarbar recursos desde una inferioridad tan manifiesta. LeBron lleva siete partidos seguidos sin ganar en el Oracle, desde el triple de Kyrie Irving en el séptimo de 2016, y en la tetralogía contra los Warriors cierra las tandas de los dos primeros, siempre a domicilio, en 7-1 para unos Warriors que con este 2-0 gobiernan una Final en al que en teoría seguirán yendo a más (Iguodala mediante…). En la serie contra los Cavs (2015-18) los de Steve Kerr han ganado 13 partidos, pero esta fue la primera victoria en la que nunca marcharon por detrás en el marcador. El campeón está a dos victorias de repetir, la brecha pareció mucho más grande que en el primer encuentro y ahora los Cavaliers jugarán el miércoles en su pista para no encajar (como hace un año) un 3-0 que suene a sentencia. Habrá pelea y habrá partido. Eso seguro.