Panathinaikos: la furia del OAKA obliga al Madrid a hilar muy fino
Pascual dirige a un equipo muy físico que busca su primera Final Four desde 2012. Calathes, una de las grandes estrellas de la competición.
El Panathinaikos de Zeljko Obradovic se convirtió (1999-2012) en uno de los proyectos más exitosos de la historia del baloncesto europeo: ocho viajes a la Final Four y cinco títulos de los seis que tiene el equipo griego. El anterior fue el conquistado en 1996 ante el Barcelona, el del polémico tapón de Vrankovic a Montero. Así que esta serie de cuartos enfrenta a dos de los grandes equipos de la historia de la competición: las 9 Copas de Europa del Real Madrid por las seis del PAO, que solo tiene por delante (el Maccabi también tiene seis) a los blancos y al CSKA (siete).
Pero Obradovic se fue a iniciar un proyecto con el Fenerbahçe que por ahora ya suma una Euroliga (2017). Y el Panathinaikos no ha vuelto a la Final Four desde entonces. Son ya cinco ediciones ausente, algo impensable durante la década anterior. Al frente de la nave está ahora Xavi Pascual, que pasó ocho años en el banquillo del Barcelona y dirigió al club hacia su segunda y por ahora última Euroliga (2010). Con el de Gavá, el Panathinaikos ha clavado sus resultados en la fase regular de la Euroliga: 19-11. En los dos casos, cuarto puesto. La temporada pasada sirvió para poco ya que le tocó lidiar con un Fenerbahçe que aceleraba hacia el título: 0-3 para los turcos, que reventaron el factor cancha de una de las pistas más duras de Europa, el OAKA (+36 de diferencia total en los tres partidos).
La importancia del factor cancha
El Panathinaikos, después de la derrota del Olympiacos ante el Zalgiris, jugará con el factor cancha y con el objetivo de imponer lo que antaño fue una auténtica dictadura del OAKA: una pista casi inabordable en fase regular y donde ganar era una pesadilla en los playoffs, especialmente en playoffs. Pero ojo a este dato: desde la salida de Obradovic, el PAO está (2012-17) con balance negativo en partidos de cuartos en su pista: 4-5. En las dos últimas temporadas, de hecho, no ha ganado: las dos derrotas de la pasada temporada y la de 2016, ante un Baskonia que había ganado los dos partidos en su pista y ganó también, por la vía rápida, el tercero en Atenas (75-84). Un año antes, en 2015, salió 2-0 de Moscú ante el CSKA, ganó el tercer partido pero no pudo forzar el quinto y cayó de forma estrepitosa en su pista: 55-74.
Esta temporada, el equipo griego también ha sido un equipo distinto en casa y fuera: 13-2 en su pista y 6-9 a domicilio. Como local ganó sus nueve primeros partidos y sólo ha perdido contra Olympiacos y CSKA. Como visitante arregló sus números con tres victorias en sus tres últimos encuentros. El Real Madrid también ha visto las dos caras de un PAO al que arrasó en el WiZink Center (92-75) pero contra el que perdió en Atenas (82-80) después de haber manejado ventajas de 16 puntos ya en el tercer cuarto. La presión del OAKA, donde en partidos de máxima trascendencia se rebasa el aforo oficial y se superan los 19.000 asistentes, es un pésimo enemigo contra el que tendrá que luchar el Real Madrid para estar en la Final Four de Belgrado.
El Panathinaikos ha sido un equipo irregular, en muchos partidos por debajo como grupo de la suma de sus talentos individuales y no siempre bien ensamblado desde una defensa que ha sido, en todo caso, la tercera mejor de la competición (por detrás de las de Olympiacos y Fenerbahçe): ha recibido 76,4 puntos de media por los 79,6 del Madrid, sexto. En el resto de categorías estadísticas es mejor el equipo de Laso. En todo: anota más (85,5 por 78,9), valora más (102,1 por 82,7), rebotea más (35,6 por 32,9), asiste más (19,3 por 16,3), tapona más (5,3 por 2,4), tira mejor de dos (55,7% por 53,9) y tres (37,3 por 35,1) y pierde menos balones (por los pelos: 11,4 por 11,5).
Nick Calathes, santo y seña
El equipo de Pascual, eso sí, es competitivo y muy físico, capaz de ponérselo muy difícil al Madrid salvo que el equipo blanco, como pasó en su duelo en pista blanca, ponga rápido tierra de por medio. Si maneja el ritmo, tendrá mucho ganado ante un rival que juega más rápido desde que Mike James regresó tras su paso por la NBA. El eléctrico base ha jugado ocho partidos en esta Euroliga y se ha establecido ya en uno de los líderes del equipo: 14,3 de valoración con 14,8 puntos y 4 asistencias de media. Solo valoran más de 10, además de él, James Gist (11,1), Chris Singleton (12,3) y Nick Calathes (18,4).
Gist sigue (31 años) poniendo la energía física en un juego interior que trata de integrar a otro ex NBA, Adreian Payne (4 puntos y 3,5 rebotes de media). Singleton, uno de los jugadores más determinantes de la Euroliga cuando está en forma, no ha brillado esta temporada. Promedia aun así más de 10 puntos y casi 6 rebotes por partido y forma parte de una guardia pretoriana en la que cuentan mucho Denmon, el tirador Lekavicius, el fino Pappas y un ex del Real Madrid que siempre es importante en partidos de máxima exigencia: KC Rivers. El escolta promedia casi 10 puntos. Gabriel, Lojeski y Thanasis Antetokounmpo completan una rotación profunda, fuerte, con variantes y muy peligrosa. Sobre todo en su cubil del OAKA y al ritmo de Nick Calathes. El base (29 años, dos temporadas en Memphis Grizzlies), es uno de los mejores jugadores de la Euroliga y el santo y seña de este Panathinaikos: promedios de 14,2 puntos, 3,9 rebotes, 8,1 asistencias y 1,8 robos con un 18,4 de valoración, dato en el que ha sido quinto de una fase regular que ha liderado en asistencias y robos.
El Real Madrid es favorito y es mejor. Pero el factor cancha suele pesar mucho en cuartos de final, así que tiene que hilar muy fino para evitar que el cazador se convierta en cazado. Si lo logra, dejará al PAO del polémico Dimitris Giannakopoulos fuera de la Final Four por sexta temporada consecutiva.