Obama: "La NCAA no puede ser más la cantera de la NBA"
La mayoría de estrellas universitarias cobran bajo cuerda tanto de las universidades como de sus agentes, algo prohibido en el baloncesto no profesional. LeBron: "Es un sistema corrupto".
Durante más de un siglo, el baloncesto estadounidense se ha estructurado en torno a sus universidades. La NCAA, la organización atlética universitaria norteamericana, ha servido de cantera para las grandes ligas profesionales y, más importante aún, ha funcionado como el emblema emocional de la afición. Universidades como Duke, North Carolina, Kentucky, Louisville, Ohio State, Texas… han sido los verdaderos equipos del corazón de sus estados, más que los profesionales. Por primera vez en más de cien años, la sociedad de Estados Unidos ha comenzado a darles la espalda.
El FBI ha llevado a cabo una investigación sobre la NCAA en la que ha dejado de manifiesto que la mayoría de las estrellas de la competición cobran bajo cuerda tanto de las universidades como de agentes, algo que está prohibido en un mundo supuestamente amateur. En el listado de beneficiarios de pagos indebidos aparecen, por ejemplo, el último número uno del draft de la NBA, Markelle Fultz, una joven figura de Los Angeles Lakers, Kyle Kuzma, o estrellas actuales, como Myles Bridges de Michigan State. El FBI sólo ha realizado escuchas el año pasado, por lo que no hay nombres de temporadas anteriores.
Tampoco es que hagan falta. La mayoría de leyendas estadounidenses reconocen, en mayor o menor medida, que las universidades les daban a ellos, y a sus familiares, lo que pedían, y era vox populi que estas prácticas eran comunes en todos los campus. Lo que hace la investigación del FBI es mostrar una realidad conocida pero negada con cinismo.
Las reacciones han sido contundentes, y han llegado desde muy arriba. LeBron James, que no jugó en la NCAA porque pasó del instituto a la NBA, ha dicho que el sistema universitario "es corrupto y todo el mundo lo sabe". Stan Van Gundy, entrenador de los Detroit Pistons, ha calificado a la organización como la peor que existe en el mundo del deporte. E incluso Barack Obama ha asegurado que "la NCAA ya no puede ser más la cantera de la NBA".
La competición universitaria ha vivido muchas décadas en un sistema imposible de ganancias desorbitadas a costa de no pagar a los chicos que jugaban para ellos. Ahora está claro que eso no es verdad: pagaban, sólo que a algunos nada más, y de forma ilegal.
Un negocio redondo
El creciente descontento con la NCAA, cada vez más visible en la opinión pública en los últimos tiempos en Estados Unidos, y que ha llevado al FBI a tomar cartas en el asunto, tiene su origen en la desproporción entre los ingresos de la organización y el hecho de que no paguen a los atletas. Siempre ha sido así, pero los beneficios de los últimos tiempos han llegado al punto de hacer grotesca la situación.
Porque la NCAA gana con el torneo de baloncesto que organiza, el célebre March Madnes, más de 1.000 millones de dólares anuales. En el año 2010 firmaron un acuerdo con las televisiones que les iba a pagar 10.800 millones de dólares en 14 años y en 2016 consiguieron una ampliación de 8.800 millones de dólares para extender el acuerdo hasta el año 2032. No es de extrañar que entrenadores como John Calipari (Kentucky) o Mike Krzyzewski (Duke) ganen más que la mayoría de los que trabajan en la NBA.
Y eso hablando sólo de baloncesto. En fútbol americano las grandes universidades como Alabama, Texas, Michigan u Ohio State, a título individual, pasan de los 150 millones de dólares de ingresos cada una.