¿Qué le pasa al Estudiantes?

Los trece partidos disputados por el Movistar Estudiantes esta temporada han mostrado un equipo poco fiable por tres motivos. Desde As trataremos de analizarlos a través de Mario García, Rafael Escobar y José Ignacio Pinilla, tres periodistas que siguen la actualidad del club colegial. 

1. Intensidad

El Estudiantes, cuya base son veteranos experimentados y de calidad contrastada, mezcla explosiones sobresalientes de juego colectivo en ataque y fortaleza defensiva con cuartos de ausencia total sobre la cancha. Los parciales durante esas pájaras han producido siete derrotas. En cuatro de las seis victorias, por el contrario, el Estu ha sido estable. Solo ante el Rosa Radom polaco y el Bayreuth alemán, los de Salva Maldonado se han sobrepuesto al tradicional bajón del curso. "Doctor Jekyll y Míster Hyde", lo bautizó Sitapha Savané.

Rafael Escobar: "La irregularidad que muestra en todos los partidos Movistar Estudiantes hace que cunda la incredulidad en torno al equipo entrenado por Salva Maldonado. La alternancia de momentos en ocasiones brillantes con parciales en contra que cuestan partidos quizá venga dado por el estilo de juego propuesto por el técnico, basado en el lanzamiento de tres, y la falta de reacción por parte del banquillo cuando esos parciales se producen".

José Ignacio Pinilla: "Las pájaras son un clásico en el Estudiantes. Pero normalmente eran más puntuales que una norma y estaban acotadas, principalmente, al tercer cuarto. Lo de esta temporada es dramático. Sin saber si hay algo más, las caídas llegan cuando el equipo se funde en ataque y se produce un efecto dominó sobre la defensa, que se hunde. Los jugadores entran en bucle. No saben salir de ahí, el balón no circula y el triple (sea en buena o mala posición) es la única arma. Y desde el banquillo se mira impasible la situación y los partidos se paran cuando el agua llega al cuello, no antes".

2. Triple

Maldonado quería exprimir la línea de 6,75 ya el pasado año. Bajas puntuales impidieron la idea primigenia, pero esta temporada se ha abierto la veda del triple. Y es un arma de doble filo: si los porcentajes se mantienen altos, tus opciones son superlativas. Si son a la inversa, y no contemplas otro plan, estás casi muerto. El Estudiantes vive eternamente en la opción B. Solo en las victorias frente al Betis y el AEK se superó el 35% (45% y 37,5%, respectivamente). Contra el Estrasburgo, Bayreuth y Banvit la cifra fue mayor del 30%. Los resultados fueron derrotas en Francia y Turquía, y triunfo en Alemania. En los ocho encuentros restantes, el equipo lanzó por debajo del 29% con un balance 3-5. En Liga Endesa, es el último en el porcentaje de tres y es el quinto equipo que sobrepasa ya la barrera de los 200 intentos. Murcia (237), Zaragoza (230) Bilbao (221) y Barcelona (211) son los otros cuatro. 

M. G.: "La dependencia del triple tampoco ayuda. En muchos momentos se abusa del lanzamiento exterior y se echa en falta un poco más de equilibrio en el juego. Pisando la pintura siempre es más fácil sacar faltas e ir a la línea de tiros libres, algo que ayuda a seguir sumando cuando la pelota no entra. Y demasiadas veces se olvidan de ello".

R. E.: "El abuso del triple hace que el juego estudiantil sea muy previsible y dependa demasiado del acierto en estos tiros. Cuando los porcentajes descienden, el juego se empieza a desequilibrar, la defensa baja varios peldaños y el rebote brilla por su ausencia, sin que el cuerpo técnico corte esa hemorragia de puntos en contra".

J. I. P.: "No es mala idea basar tu ataque en el triple en la era del triple. Sin embargo, sin verdaderos especialistas deben existir variantes cuando la productividad es baja. Arteaga, Savané y Suton saben jugar en la zona. Caner-Medley y Alec Brown no son especialistas, pero tampoco son mancos por dentro. Landesberg, Brizuela, Cook y Hakanson pueden penetrar. Son opciones para que el juego no acabe siendo previsible".

3. Rebote

Las estadísticas son claras: de trece partidos disputados, los colegiales solo han ganado en dos ocasiones la lucha por el rebote. Ante el Olimpia de Liubliana cuando Estu perdió en uno de los encuentros más extraños del curso frente a un equipo cuyo único triunfo en la Champions fue en Torrejón; y frente al Bayreuth donde los estudiantiles vencieron en la prórroga tras tirar a la basura una renta de 22 puntos. 

M. G.: "Los problemas en el rebote defensivo también tienen gran parte de culpa de esas crisis puntuales en los partidos, que acaban siendo decisivas. Cuando se corta el grifo de la anotación, no controlar tu tablero es mortal. A todo ello seguramente habría que añadir ya el aspecto mental después de que la historia se haya repetido en varios encuentros. Y la excesiva dependencia de Landesberg y Cook. Si no están en cancha o entran en un bache de juego, todo se desmorona".

R. E.: "Ante estas situaciones, Maldonado debe mostrarse más activo en la toma de decisiones y readaptar su forma de jugar, buscando un mayor equilibro entre el tiro exterior y las penetraciones y los balones interiores. El equipo ha demostrado que a partir de lo ofensivo siempre crece en defensa. Con la temporada aún en su primer tramo, Estudiantes está a tiempo de corregir esos defectos, encontrar la consistencia que no está teniendo y luchar por lo que por plantilla puede aspirar: las últimas plazas de Copa y Playoff y llegar lo más lejos posible en la Champions. Si no, la inspiración en el triple y la dependencia cada vez mayor de Landesberg marcarán el devenir de la temporada".

J. I. P.: "Es un problema que evoluciona a lo largo de los partidos. En los inicios, las sangrías no son tan excesivas o no tiene un impacto tan grande. Pero con el paso de los minutos, cuando el partido está al límite, esa falta de control es devastadora. Se vio frente al Fuenlabrada. Y el problema no es únicamente de los pívots. Los pequeños no realizan ayudas claras en la batalla de los tableros y el resultado es el que es".