La pelea entre Nikola Mirotic y Bobby Portis, que se resolvió con varias lesiones maxilares para el primero (que le obligarán a pasar por quirófano y estar entre cuatro y seis semanas de baja) y ocho partidos de suspensión para el segundo, se veía venir. Al menos, así lo intuía Scottie Pippen. "Había mala sangre desde hacia mucho tiempo. Ellos pelean por la misma posición. He visto eso muchísimas veces a lo largo de mi carrera. Y odio estas situaciones porque al final tienes que volver al trabajo y nadie gana: ni los jugadores, ni los seguidores, ni la franquicia...", dijo el ex de los Bulls en una tertulia de ESPN.

Otro exjugador, también presente en el programa, confesaba que ninguno de sus compañeros había llegado a las manos. "Odio que cosas así ocurran", decía Tracy McGrady. "En tu equipo, con tus hermanos, tu familia... Pero nunca he visto a un jugador soltarle un puñetazo a un compañero".

En cambio, Pippen sí tiene experiencia. Primero, porque no es la primera vez que dos Bulls llegan a las manos. Michael Jordan le dejó un ojo morado a Steve Kerr, algo que Scottie tampoco recuerda mucho. "Sí que ocurrió, pero no lo recuerdo especialmente. Sí que recuerdo una tangana en Portland. Era una pelea entre Qyntel Woods y Ruben Patterson, pero todo cambió porque Woods era muy amigo de Zach Randolph y éste golpeó a Patterson en la cara rompiéndole varios huesos". La NBA le obligó a pagar una multa de 100.000 dólares.