¿Qué significa ser un 2,03? Los altos de la NBA se sinceran
ESPN ha pulsado la opinión de 66 jugadores de la NBA para descubrir sus propias sensaciones tanto dentro como fuera de la cancha.
¿Qué es lo mejor de ser alto? ¿Y lo peor? ¿Para mucho la gente por la calle a la gente alta? Estas son algunas de las preguntas que la ESPN ha realizado entre los jugadores de la NBA que más centímetros levantan del suelo. Un artículo que se publicará en la edición empresa de su revista este próximo 28 de noviembre, pero que el medio ha colgado ya en su página web. A continuación recogemos los resultados más curiosos (y alguna anécdota) obtenidos con las respuestas de los 66 participantes que, de forma anónima, miden un mínimo de 6-8 pies (2,03 metros).*
¿Qué es lo mejor de ser alto?
Un 25% responde que ‘jugar al baloncesto’, mientras que las opciones ‘llamar la atención de la gente’ y ‘mirar al resto de personas por encima del hombro’ se reparten, cada una, un 19%.
“No puedo ni imaginar cómo sería ser más bajo que el resto y no poder ver qué está pasando. Me daría miedo”, admite un jugador que juega en el Este.
¿Y qué es lo peor?
Por un escaso margen, se impone el hecho de ‘golpearse la cabeza con los marcos de las puertas’ (26%) al ‘viajar en coches y aviones’ (24%). ‘Encontrar ropa de su talla’ se lleva el 17% de respuestas.
¿Es un problema ser alto con los árbitros?
El 56% opina que les pitan menos faltas a favor por culpa de su tamaño.
“A los árbitros les encantan los tipos pequeños. Esto es así”. Lo dice un jugador de la Conferencia Este
Les gusta el fútbol
Un 86% afirma haberse dedicado al baloncesto profesional por amor al juego en vez de haberse sentido condicionados por su estatura. Sin embargo, poco después, un 42% (no está mal) se cambiaría de deporte si no fuera tan alto. Contradictorio sí, pero ¿cuál gana? En efecto, en la NBA el deporte rey también manda (suponemos que entre los no estadounidenses). El 30% practicaría fútbol si no fuera tan alto.
Cuerpo de pívot, mente de base
Una mayoría amplia (61%) jugaría en otra posición distinta a la suya si los centímetros escasearan. Entre los que votan por el sí, también un 61% reconoce que le gustaría ser base.
¿Los altos imponen?
El 52% admite que fuera de la cancha de baloncesto la gente se sienta atemorizada por su gigantesca presencia.
“Si estoy justo detrás de alguien en algún restaurante y esta persona se da la vuelta para echar un ojo, se le queda una cara que viene a decir: ‘¡Oh, dios!’ Acto seguido, escapan lo antes que pueden”. Lo dice alguien que lleva disputadas nueve temporadas en la NBA.
¿Ser alto, un problema para la salud?
El 67% dice que no cree que sea más propenso a lesionarse por ello, respecto al 33% que afirma lo contrario. En lo que respecta a problemas de salud a largo plazo, la brecha aumenta: el 81% se decanta por el no.
Cuestión de confianza
El 63% dice que su tamaño afecta de manera positiva a su autoconfianza y un 37% no siente ningún tipo de relación entre ambos factores.
“Cuando crecías era horrible, pero a medida que entras en la vida adulta, cuanto más alto, más te admiran”, dice otro jugador del Este.
Atracción pública
Cuatro de cada cinco encuestados dice que la gente les para cada día para preguntarles cuánto miden. A un 54% le da igual, pero un 46% reconoce sentirse molesto.
“Tengo una camiseta que pone: ‘Mido 7-1 pies (2,16 metros). Sí, juego al baloncesto’. Por detrás se puede leer: ‘Déjame en paz”. Los gustos de vestimenta de alguien que fue elegido en la primera ronda del draft.
*La ESPN detalla que no todos los jugadores respondieron a todas las preguntas. Los resultados aparecen redondeados.