Falta una amenaza en la posición de tres, eso es evidente. Durant acaparaba casi todos los minutos que ahora gritan auxilio. Kyle Singler, Alex Abrines y algo de Roberson o Morrow parece un bagaje insuficiente a nivel NBA. Los Thunder aún podrían intentar algún traspaso, les sobran piezas interiores y aún no han echado mano de excepciones (disponibles Mid-Level y Bi-Annual). Son claros candidatos a seguir bailando (y mucho) en el mismo mercado que les pegó un portazo histórico el pasado cuatro de julio. Interesante el año que se presenta en OKC.
Dejando a un lado los problemas en la posición de alero, la realidad es que la marcha de Durant no debería tirar la torre de Presti. Quiero decir, el MVP 2014 era, por motivos evidentes, una de las (dos) piezas fundamentales del puzle, pero los Thunder tienen mimbres para reparar los daños (tanto sobre el parqué como los psicológicos) y seguir hacia delante con un proyecto que debe seguir ilusionando.
El acierto que podría suponer la llegada de Víctor Oladipo, la evolución de un Steven Adams convertido en bandera de la franquicia y todos los puntos que sean capaces de sumar por dentro Kanter, Sabonis, Ilyasova o Lauvergne. Mucho en lo que creer, partiendo siempre, claro, de lo que haga el gran Russell Westbrook, que se queda como líder absoluto de un equipo que jugará por y para él.
No hay plan que pueda olvidar lo que ha sucedido este verano en Oklahoma. Toca empezar de cero: cambia completamente el proyecto. Billy Donovan demostró la temporada pasada que está al nivel que necesitan estos Thunder. Demostró que, con las piezas correctas, puede ganarles a los mejores. Ahora toca demostrar que puede desarrollar un equipo con mucho potencial. Cambio radical de objetivos y de expectativas.
Estrella: Russell Westbrook
Un todoterreno al mando de las operaciones. El base, Top-5 de la Liga para casi todos, se enfrenta a su reto más difícil: liderar solo y no volverse loco. Su temporada (en números) podría ser histórica. ¿MVP? Si llegan muchas victorias...
