Nicolas Batum, Wesley Matthews, LaMarcus Aldridge, Robin López y Arron Afflalo. Cuatro titulares y un sexto hombre. Estas fueron las bajas más significativas que se encontró Terry Stotts al empezar la temporada de la NBA con Portland Trail Blazers. El mensaje era claro: era la hora de la reconstrucción con Damian Lillard como principal fuente de inspiración. Él debía ser el alfa y omega de un equipo que fichó jugadores de nivel medio como Al-Farouq Aminu, Ed Davis y Moe Harkless.

Pero en un giro sorprendente de los acontecimientos, todo cambio. Ni especialistas ni aficionados pensaban que estos Blazers realizarían una temporada tan genial. Portland se clasificó para los Playoffs por el título como quintos del Salvaje Oeste con un balance de 44 victorias y 38 derrotas. Ya en postemporada, las bajas en Los Angeles Clippers (Griffin y Chris Paul) permitieron a Lillard, McCollum y compañía atravesar la ronda y plantarse en las semifinales de Conferencia. Allí, Golden State Warriors sólo les dio un partido de respiro y esta madrugada certificaron el final de un equipo que ha recorrido un camino sorprendente.

Para superar todas las piedras del camino, la mano de Stotts fue fundamental. Y en Oregón lo saben. Por ello, la dirección de la franquicia, según ESPN, va a ejercer la opción de equipo para retenerlo y, a continuación, negociaran una ampliación de su contrato que vaya más allá de 2017. Es el primer orden del día para estos Blazers.

El segundo entrenador del año (sólo por detrás de Steve Kerr) llegó hace cuatro campañas. Ha acumulado un récord de 328 triunfos y 146 derrotas (55,5%) con tres participaciones seguidas en Playoffs con dos semifinales incluidas. Stotts aterrizó en el Moda Center después de asistir a Rick Carlisle en Dallas Mavericks de 2008 a 2012. Fue clave, en el aspecto ofensivo, para conquistar el primer anillo en la historia para los texanos (2011). Antes de eso, el técnico dirigió a Atlanta Hawks (2002-04) y Milwaukee Bucks (2005-07)