¿Es imposible que los Thunder ganen con Durant y Westbrook?
Solo los Sixers han perdido más partidos que los Thunder llegando con ventaja al último cuarto. Son el equipo que menos pases da en la NBA, el noveno en finales igualados...
Los Thunder están 2-6 desde el All Star, al que llegaron 40-14. En ese tramo encajan más de 111 puntos por partido y han colocado su media de la temporada por encima de los 103 y su más/menos ha caído a 6,8, lejos de Spurs (12,5) y Thunder (11,3). Los Thunder han perdido ya diez partidos en los que han entrado por delante en el marcador al último cuarto. Solo los Sixers empeoran ese dato. Y solo han ganado el 57% de los partidos que han tenido que resolver en finales igualados, en una muy terrestre novena posición de la NBA, a la altura de los Mavericks. En tres de sus cuatro últimos partidos han protagonizado desapariciones sonadas: épica ante los Warriors (pero con una pérdida dramática y una falta personal clave de Kevin Durant), ridícula ante los Clippers (hasta 22 puntos de ventaja, 35-13 en el último cuarto) y casi lógica otra vez ante los Warriors, que convirtieron un 71-80 en un 109-97 en catorce minutos.
Volvamos al partido del Staples, al que siguió una ácida crítica de Durant, relacionado con los malditos (para su equipo) últimos minutos de partidos igualados, el clutch time: en los últimos siete minutos y medio, los Thunder anotaron 5 puntos y Durant y Westbrook combinaron un 2/11 en tiros con 5 pérdidas de balón. Y en todo el último cuarto repartieron, todo el equipo, dos asistencias. Y volvamos más atrás: en la última temporada en la que las lesiones no les ponen un asterisco muy determinante, la 2013-14, pierden siete partidos en los que comienzan ganando el último cuarto y son séptimos de la NBA en partidos apretados resueltos a favor. Todo eso, con Durant y Westbrook. Dos armas de destrucción masiva. Y todo eso con Scott Brooks primero y Billy Donovan ahora.
Los Thunder, en año de fin de contrato de Kevin Durant y, por lo tanto, con el futuro en la cuerda floja, siguen encerrados en la misma trampa de la que no han salido desde las Finales de 2012, cuando llegaron a una lucha por el anillo que parecía su hábitat natural para el siguiente lustro y a la que no han vuelto. Es un equipo creado para ganar un montón de partidos de Regular Season pero ya no parece un equipo de diseño propicio para ser campeón. Todo esto con un punto de partida claro: un equipo con Westbrook y Durant será más o menos aspirante, pero no está muerto hasta el final del partido que les elimina. Así que la respuesta a si los Thunder pueden ser campeones con sus dos súper estrellas, y dos de los mejores jugadores de toda la NBA, es sí. Pero también es muy difícil…
Una vez que Durant ha recuperado su mejor versión tras su annus horribilis de la pasada campaña, el también descomunal presente de Westbrook hace mala mezcla cuando el equipo no vuela en marcadores muy favorables. No se trata del viejo debate, que ya ha quedado atrás, sobre la IQ o la capacidad como playmaker del base. Pero sí de una acumulación de protagonismo de dos machos alfa que recurren al hero ball de forma instintiva. Así ganan batallas pero pierden guerras. Y así era con Brooks y es con Donovan, que ha acabado mimetizado con su predecesor en un estilo de ataque muy simplista: ningún equipo suma menos pases por partido que los Thunder y solo siete firman más jugadas de aclarado para sus anotadores. De entrenador a entrenador, el problema parece genético, inevitable. Más una seña de identidad que un matiz de estilo. Para lo bueno y para lo malo.
Tener a Westbrook y Durant invita, desde luego es así, a que las bolas decisivas acaben en tiros complicados sin circulación previa, muchas veces sin un mísero bloqueo. Esto genera un problema de eficiencia y, más allá, de previsibilidad cuando los rivales ponen los cinco sentidos en el asunto. Y en playoffs lo hacen, y a partir de la segunda ronda solo suelen quedar los muy buenos. Desde que su fue James Harden con su barba y su montaña de talento, los Thunder están varados en las mismas preguntas. O más bien las mismas respuestas. Los jugadores de rol son demasiado especialistas y el sobremarcaje disminuye a sus híper estrellas. Si los Thunder quieren defender juegan con Adams y Roberson, tan incapaces de anotar por fuera que ni inquietan a los rivales. Si quieren solucionar eso, se ponen en manos de Waiters y Kanter. Que sí pueden anotar, pero que tienen lagunas trascendentales en defensa. O blanco o negro.
¿E Ibaka? Ibaka es un gran jugador en lo suyo pero no ha desarrollado su juego al nivel que esperaban en Oklahoma City. Anota de cara y liberado e intimida, y parece a priori un arma muy valiosa para jugar con quintetos pequeños, como ahora se juegan en tantos partidos las habichuelas. Pero ni ha desarrollado un juego al poste que castigue a pares de menor tamaño ni tiene la misma eficacia defensiva cuando tiene que perseguir a jugadores con buen tiro exterior. Desde luego Ibaka no es el problema, pero tampoco es la solución que visualizaban hacen unos años en su equipo.
En este enredo y especialmente en los últimos partidos, Westbrook y Durant se anulan mutuamente y por increíble que parezca sobre el papel. No fluyen y (en esas circunstancias de final de partido) no se hacen mejores el uno al otro. Pueden anotar en cualquier jugada pero las ejecución colectiva es un lastre que ataca directamente a la confianza del grupo, y por lo tanto de sus integrantes, y le deja en una situación de notable debilidad a la hora de jugar eliminatorias de playoffs contra equipos que, alargando la media a todo el roster y no solo a sus dos principales figuras, tienen más talento que ellos. Brooks dejó de ser el hombre adecuado pero tampoco era el único problema. Donovan sigue sus pasos. La cuestión, hasta que se demuestre lo contrario, es genética. Y el mercado del verano de 2016 se acerca, zancada a zancada…