REAL MADRID 96-BOSTON CELTICS 111
Madrid vibró con el show NBA y suspendió el arbitraje
El Barclaycard Center (casi) se llenó para disfrutar del Madrid-Celtics y del espectáculo que lleva consigo un duelo NBA. Aunque eso sí, el arbitraje no gustó tanto…
Han pasado 27 años, el viejo pabellón se quemó y ahora recibe una denominación comercial (Barclaycard Center). Pero sobre el parqué volvían a estar los dos equipos más laureados a uno y otro lado del Charco: los Boston Celtics y el Real Madrid. El público apuró hasta el último momento, pero respondió a la llamada de la NBA (las entradas se habían agotado ya desde hace meses). Los aficionados no fueron los responsables de los pocos claros que mostraba la grada.
No era un partido oficial y así lo entendió el público madrileño. El ambiente era gélido, pero porque los fans estaban centrados en ver jugar a los Celtics. Poco a poco, con el transcurso de los minutos, la atmósfera se fue calentando. Los “¡ohs”! de asombro y los aplausos fueron sucediéndose cuando Isaiah Thomas penetraba con decisión hacia el aro, David Lee mostraba la inmensa calidad que atesora o el ‘Chacho’ hacía acto de presencia para decir ‘aquí estoy yo’.
Fue un duelo jugado al NBA style: 12 minutos de posesión, dimensiones de allí… y sin pasos de salida. Tres fueron los árbitros. Dos NBA (McCutchen y Taylor) y un Europeo, el italiano Luigi Lamonica. No se le recuerda un partido en el que fuera menos protagonista. Mientras el encuentro estuvo igualado (en la primera parte), a la grada no le gustó (o no entendió) que se permitiera no botar en carrera tras recibir el balón. También protestó airadamente varias decisiones que el videomarcador indicó que, cuanto menos, eran dudosas (véase la personal pitada a Llull cuando Smart quiso reventar el aro).
Pero la polémica quedó rápidamente en un segundo plano. La noche en el Palacio de Goya fue una fiesta en la que poder disfrutar con los estratosféricos mates de Lucky the Leprechaun (la mascota de los Celtics), los bailes de las Celtics Dancers y los diversos y muy variopintos concursos (Kiss cam incluida) durante las interrupciones. Cuando se trata del show, nadie mejor que los americanos. Que se lo pregunten a Raquel, la aficionada que hizo que la grada se viniera abajo cuando anotó al primer intento el tiro libre al ‘estilo Olynyk’: con el rostro completamente cubierto por el pelo. “MVP, MVP”.
Entre medias, Danny Ainge aprovechó para darle alguna que otra lección al lesionado Evan Turner y los pocos seguidores de los Celtics calentar el ambiente con el célebre cántico “Let’s go Celtics!”. La afición blanca respondía: “Madrid, Madrid…”. Que no pasen otros 27 años sin un Real Madrid-Celtics.