Sólo LeBron se interpone entre los Spurs y la leyenda

En el entrenamiento de San Antonio, la víspera del partido en su casa que les puede dar el quinto anillo de la era Duncan-Popovich, nadie se fía de los Heat. Sobrevuela la sombra del milagroso sexto partido de 2013, cuando el triple de Ray Allen cambió el destino de un anillo que se veía en Texas. “El año pasado ya nos remontaron dos match ball, tienen muchísimo orgullo; hay que resolverlo a la primera”, afirma Ginóbili. “Estuvimos a 30 segundos del título y se nos escurrió entre los dedos, así que ahora aún no tenemos nada”, remata Duncan. Pero, pese a la prudencia, la sensación tras los dos baños de los Spurs a los Heat en Miami es que sólo un detalle les separa de levantar el trofeo. Un detalle muy grande, eso sí: LeBron James.

Con Wade irreconocible y un banquillo insignificante, LeBron no se sentía tan solo desde los tiempos de Cleveland. Aun así, le dio para ganar el segundo partido y mantener igualado el primero hasta su lesión. Sin embargo, se le vio raro en el cuarto, tirando mucho y penetrando poco, disperso en defensa, como si tuviera algún problema del que nada se sabe. Como esta noche no aparezca su versión superhéroe, por fin va a haber una noche animada en San Antonio.

Los Spurs, en un momento de inspiración sublime, no se saldrán del plan que les ha convertido en un prodigio ofensivo. Lo explica Ginóbili: “Nunca nos vi jugar como en el cuarto partido. Por talento no podemos competir con ellos, pero tenemos el pase. Sabemos que contra Miami no podemos anotar con pick&roll directo, lo defienden como nadie. Debemos pasar, pasar y seguir pasando hasta que les descoloquemos. No tenemos un LeBron, que es el número 1, y debemos derrotarles con la inteligencia y el conjunto”. Y vaya si lo están logrando… El mejor equipo del mundo tiene acorralado a LeBron. Primer match ball.