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El París Saint Germain, otro coloso del fútbol para la Euroliga

Los dueños qataríes del club francés planean una inversión inicial de 10 millones de euros para hacerse con el Paris Levallois y trasladarlo al Bercy para competir en Euroliga.

El París Saint Germain, otro coloso del fútbol para la Euroliga
FRANCK FIFEAFP

Era un rumor que recorría los círculos del baloncesto europeo hasta que L’Equipe lo convirtió en noticia: los propietarios qataríes que han convertido al Partis Saint Germain en uno de los grandes equipos de Europa, desde luego uno de los más poderosos en lo económico, han puesto ahora sus ojos en el baloncesto. Qatar Investment Authority entró de lleno en el club parisino en 2012 y al fútbol le siguió una inversión de primer nivel también en la sección de balonmano, a la que se encontró en Segunda División y tiene en cuartos de la Champions con un plantilla espectacular.

Como el club no tiene sección de baloncesto, la maniobra más sencilla pasa por llegar a un acuerdo con el Paris Levallois para integrarlo en el gran club de la ciudad ya sea a través de su venta o de la adquisición de la mayoría accionarial. El movimiento, desde luego, se ve con los mejores ojos en la sede de la Euroliga, a la que conviene que un mercado como París relance su relación con el baloncesto. Se trata de una de las capitales del mundo, una de las ciudades con más glamour del planeta… y un área metropolitana con más de diez millones de habitantes. Jordi Bertomeu, máximo mandatario, ha reconocido que el crecimiento de su competición pasa por el asalto a grandes mercados hasta ahora vetado o simplemente secundarios: “Necesitamos estar en ciudades como Londres, París o Berlín por el impacto que suponen”.

Antes de la información de L’Equipe, Canal+ Francia ya había asegurado que si el Paris Levallois llegaba finalmente a un acuerdo con el Paris Saint Germain recibiría una licencia vía wild card para competir cinco años de forma garantizada en la Euroliga. En esas está ahora el club parisino, de hecho una unión (en 2007) del Levallois Sporting Club y el Paris Basket Racing. El proyecto, que podría ser una realidad para la temporada 2015/16, es de seducción máxima para la competición porque supondría además la vuelta a los focos baloncestísticos del Palais De Bercy, reformado y con capacidad para más de 17.000 espectadores. Allí ganó el Barcelona la Euroliga de 2010 al Olympiacos.

Ya se habla de una inversión inicial de 10 millones de euros para el traslado a Bercy de un equipo que dejaría de representar a la localidad de Levallois-Perret, de la periferia noroeste de París y con menos de 70.000 habitantes. La realidad parece cerca de dejar en papel mojado la declaración de principios que hizo hace más de un año el alcalde, Patrick Balkany: “No vamos a transformar el club. No es París, no es Saint-Germain, es Levallois. Adoro al PSG pero no será nunca el Levallois. Nunca”. Las conversaciones, aceleradas en los últimos seis meses, apuntan a una dirección exactamente contraria. El propio presidente del club, Jean-Pierre Aubry, ha dejado claro que “nuestras puertas están abiertas”.

El Bayern de Munich, último ejemplo

El caso del PSG acapara titulares justo cuando en lo deportivo lo hace el Bayern de Munich, otro gigante del fútbol que quiere serlo también en baloncesto. Sin un título que llevarse a la boca desde la Copa alemana de 1968 (la Liga no la gana desde 1955), la sección de basket del club muniqués apostó en 2008 por la vuelta a la cima y en ello está. Ahora mismo, en la clase media del baloncesto europeo pero con miras muy altas. En su primera participación en la Euroliga, representante alemán junto a Brose Baskets y en detrimento del Alba Berlín, ha sorprendido al alcanzar el Top-16 y moverse en la pelea por los puestos que dan acceso a cuartos de final. Su salto definitivo al primer plano mediático, al menos en España, llegó con su triunfo ante el Real Madrid, que perdió en Munich y ante su viejo enemigo futbolístico su segundo partido de la temporada. El primero, en la misma fase y ante otro equipo que tiene sección de fútbol, el CSKA de Moscú.

Porque parece obvio que esa sinergia entre secciones, en España muy claramente con el fútbol como hermano mayor, favorece a los clubes europeos qcon carácter polideportivo. En baloncesto tienen equipo de fútbol CSKA, Real Madrid, Barcelona, Panathinaikos, Olympiacos, Fenerbahçe, Galatasaray, Partizán, Maccabi, Estrella Roja y Bayern de Munich. Los seis primeros, no por casualidad, los grandes favoritos cuando arrancó la competición el pasado mes de octubre. En total once de los veinticuatro equipos que han disputado esta edición de la Euroliga. Diez de ellos, todos menos el Estrella Roja, se metieron en el Top-16.

Para la Euroliga, esto son buenas noticias que serán mejores si se confirma el desembarco del PSG. Quedarían dos grandes objetivos: el salto al mercado británico y al maná que sería Londres y su O2 como mercado, algo difícil por la falta de arraigo del baloncesto en las Islas, como se vio en la pasada Final Four. El último campeón ha sido el Leicester Riders en una competición en la que tampoco asoman los grandes del fútbol a pesar de que también están recibiendo cada vez más inyecciones de capital procedente de las grandes fortunas del Este y Estados Unidos. El segundo objetivo sería Italia, donde el baloncesto no sólo no existe cultura de club polideportivo sino que el mercado del baloncesto es más fuerte en ciudades medianas y pequeñas, y por tanto de infraestructuras más limitadas. Y donde gigantes como Inter, Milán y Juventus ni se plantean su desembarco en el mundo de la canasta. El dueño de la Roma, el estadounidense James Pallotta, tiene vínculos con Boston Celtics pero no está interesado en invertir en el baloncesto trasalpino. Se cuenta que se marchó antes de tiempo del único partido al que asistió allí: semifinal de Liga, Cantú-Acea Roma.

La marca polideportiva de los clubes parece desde luego un arma poderosa de crecimiento, no sólo en términos económicos sino también en cuestiones de gestión, infraestructuras y marketing y promoción de marca. Ese es el caso de los gigantes que han ganado todas las Euroligas desde que se la llevara la Kinder de Bolonia en 2001 y ante otro club sin sección de fútbol, el Baskonia. Era el año de la separación entre Euroliga y la Suproliga que ganó el Maccabi. Desde entonces, en doce ediciones del torneo unificado: cuatro títulos para Panathinaikos y dos para Maccabi, Barcelona, CSKA y Olympiacos.

En Sudamérica, donde también tiene arraigo la cultura polideportiva de club, existen secciones de baloncesto en algunos de los grandes de Argetina (Lanús, Boca, River), Uruguay (Nacional, Peñarol hasta 1997) y sobre todo Brasil (Corinthians, Vasco de Gama, Botafogo, Fluminense, Flamengo…). Y en Europa se prepara para irrumpir el PSG y asciende como la espuma el Bayern de Munich. Buena noticia para el baloncesto y excelente, desde luego, para los intereses de la Euroliga como competición.