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BARCELONA 83-CAJA LABORAL 74

Lorbek deja al Barcelona líder y al Baskonia contra las cuerdas

El esloveno anota 16 puntos, todos en el segundo tiempo, y el triple definitivo para sellar el liderato de grupo de su equipo y dejar al Caja Laboral al borde del abismo.

Lorbek deja al Barcelona líder y al Baskonia contra las cuerdas
QUIQUE GARCIAAFP

Barcelona y Caja Laboral se han enfrentado cinco veces en lo que va de temporada. El balance es 3-2 para los azulgrana y aún esté partido que rompió el empate a victorias se decidió en los minutos finales. La distancia no es mucha pero es. El Barcelona golpea las costillas del equipo vitoriano cada vez que hay caza mayor en juego. Baskonia ha ganado los dos duelos de Liga Endesa, el Barcelona la semifinal de Copa del Rey, en ruta hacia el título, y los dos partidos de este Top-16. En el primero acabó con 17 victorias seguidas, el efecto Tabak, de un Caja Laboral que llegaba a ese choque en 4-0 y que ahora está en 6-6, contra las cuerdas y fiado a favores de terceros en un grupo en el que aguarda una lucha mortal por tres plazas. Las quieren Olympiacos, Siena, Khimki, Maccabi y, todavía, Caja Laboral.

El Barcelona, en cambio, tiene matrícula de honor con sensaciones de excelente estudiante. Le han sobrado dos partidos para dejar toda la tarea hecha: clasificación, factor cancha, liderato. Todo. Ha ganado 10 partidos seguidos en este Top-16 en el que no pierde en el Palau desde 2006 (24 victorias seguidas), y ha ganado diecinueve de sus últimos veinte partidos en todas las competiciones, todos menos el de Liga Endesa… ante Caja Laboral. Por el camino ha levantado la Copa, va repartiendo sustos por Europa y ha recuperado e incluso perfeccionado el libro de estilo. Ha vuelto la defensa, ha mejorado el ataque. A Caja Laboral le aplicó un castigo sádico. Le llevó con la lengua fuera y le arponeó desde todos los frentes (Navarro, Wallace, Sada, Tomic…), pero le dejó respirar hasta un final sellado por Lorbek, el ejecutor con 16 puntos, todos en el segundo tiempo. El esloveno apenas participó en el primero porque acumuló tres faltas. Después decidió el partido con ese repertorio inacabable que incluye puntos desde todos los frentes, del triple (dos en el último cuarto, el segundo el que cerró el marcador) a la pintura.

El Caja Laboral remó hasta la orilla y se desfondó, colgado en el segundo tiempo de un Lampe gigante en ataque (21 puntos, 15 tras el descanso) y de la guerra de guerrilas de Nocioni, que aprovechó el castigo de Xavi Pascual a Mickeal, que no jugó en todo el segundo tiempo después de discutir acaloradamente con el técnico camino de vestuarios. Incluso sin él, incluso sin jugarse demasiado, vadeó el Barcelona el partido, mala noticia para un Baskonia que se jugaba media vida y que se la dejó: en la cancha y en la clasificación. Recuperó el 15-8 del primer cuarto y el 42-27, alerta roja, del segundo y llegó a mandar en el tercero de forma muy efímera (52-53). Todo para recibir latigazos de Navarro (14 puntos, 4 triples), martillazos de Tomic (14 y 8 rebotes) o los directos finales a la mandíbula de Lorbek. En los últimos ataques le volvió a fallar la dirección, una de cal y dos de arena de Heurtel, y en el tramo decisivo no aparecieron ni Causeur ni Nemanja Bjelica, ni siquiera un San Emeterio que se desfondó persiguiendo a Navarro. Muy poco: cuando defendió bien atacó mal y cuando encadenó buenos tiros se descosió atrás. Cuando reboteó bien (cedió la batalla 34-26) perdió demasiados balones. Sobrevivió casi todo el partido pero pareció inferior casi siempre: 112-64 en valoración.

El Barcelona, pese al trastorno de Mickeal y a algunas desconexiones evidentes en ataque y defensa, gobernó el partido cada vez que circuló en ataque y apretó en defensa. Y cuando se vio con el agua al cuello encontró a Navarro y Lorbek. Lo de casi siempre, la fiabilidad del mejor equipo del Top-16: 11-1 y dos partidos de fogueo por delante. Dos que serán un drama para Caja Laboral, que se juega la vida en la próxima visita a la pista de Khimki. Todo o nada, o todo y nada porque ya ni siquiera depende de sí mismo. Calma en Barcelona e histeria en Vitoria, cielo e infierno separados esta vez por la muñeca de Lorbek, de profesión asesino silencioso.