Zidane no camina solo. Los jugadores están a muerte con él, hasta llegar al desmayo por agotamiento como fue el caso del inmenso Federico Valverde contra el Barcelona.
El Barça y el Madrid deben ofrecer a partir de las cuatro de la tarde un gran espectáculo para desmentir que el nivel de esta Liga ha bajado.
No ha habido reto más grande en su carrera que intentar ganarlo todo tras un mercado sin tener ningún fichaje.
Zidane y su cuerpo técnico trabajan cada día en hacer crecer al chaval y para quitarle su principal defecto, es decir su voluntad de hacerlo todo y siempre a mil por hora.
El central acaba de demostrar, con dos excelentes partidos en San Sebastián y en Sevilla, que no se ha dejado hundir, ni siquiera perturbar, por aquella noche de verano.
Hazard está muy cerca de poder jugar totalmente liberado de sus problemas físicos y de las preocupaciones psicológicas que engendran.
La portada de L'Equipe y la contundencia de las afirmaciones de mis colegas de Paris confirman un poco más que algo grande se está cociendo en torno al futuro de Mbappé.
Puedo asegurar que Zidane no miente cuando afirma que no tiene ningún problema con Bale y que el galés tampoco lo tiene con él...
Sin embargo, a la hora de hacer un balance de estas tres temporadas parisinas, podemos decir que Mbappé no ha crecido como se podía esperar.
Hay dos tipos de famosos: los que saben de dónde vienen y los que reniegan de sus orígenes. Por supuesto Zinédine Zidane es parte del primer grupo.
Si James y Bale verán esta noche el partido por la tele, desde su casa de Madrid, es por su culpa. Únicamente por su culpa.
Zizou es la cara visible de un grupo de personas que él ha escogido y que forman un staff técnico de altísimo vuelo y de altísima confianza.
Por humildad, Zidane no comunica sobre su labor, no escribe el relato de sus hazañas. No muere con sus ideas, no vende sus ideas. Como lo dijo tan bien ayer: vive con sus ideas.
Hubo personas que no entendieron que, hace un año, el entrenador pidiera al club que fichara a Ferland Mendy. Ahora, nadie duda del acierto.
El plan de Zidane era muy claro desde la salida del confinamiento. Había que ganar los once partidos que quedaban para ser campeones de Liga.
Ver únicamente el fútbol y juzgar a los profesionales de este bonito juego a través del filtro de las cifras es un insulto a la inteligencia y al disfrute.
Podemos estar seguros de que, con Zidane al mando, no habrá exceso de confianza ni relajamiento culpable. El francés es el guardián de la competitividad de su equipo
Zidane sólo se siente a gusto, como entrenador, en dos sitios: el campo de entrenamiento de Valdebebas y el césped del Bernabéu (ahora el cuidado Alfredo Di Stéfano).
Sería muy feo por mi parte escribir ahora con la cabeza alta y con un puntito de soberbia: "¡Siempre lo he dicho!". Pero bueno, la verdad es la que es: "¡Siempre lo he dicho!".
La pandemia y la ausencia de partidos durante casi tres meses han creado una situación totalmente inaudita en la historia.
Zinedine Zidane no habla como entrenador. Habla como ser humano, como padre, como marido, como ciudadano, como trabajador que es, también, entrenador de fútbol.
Entusiasmo. Ésta es la palabra que los integrantes del cuerpo técnico del Madrid usan a la hora de valorar el estado de ánimo de la plantilla.
El destino señala a los elegidos. Así que entiendo perfectamente que los madridistas vean en Haaland un jugador nacido para jugar en el Madrid.
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