Como todo ciudadano, experimento el día a día con cierto cabreo, y la rabia de que tantas cosas no funcionen.
"Todo héroe requiere de alguien que complemente las debilidades del protagonista..."
En 90 minutos se escenifican algunos de los principios más elementales y más hermosos.
Están surgiendo otros modelos de masculinidad; no hace falta mirar con ojos asesinos al rival. Ocurre en todos los equipos.
Animales como la pantera sirven para apodar a jugadores racializados como Kanouté o Iñaki Williams.
Los mismos que alzaron a Vinicius al cielo como el digno sucesor de Cristiano Ronaldo le tiran ahora por tierra.
La venganza está basada en el deseo de ocasionar al rival el mismo dolor que uno ha experimentado por su culpa tiempo atrás.
En el fútbol varios trabajan en la obra de arte. Pero quien ahora mismo pinta el cuadro, con todos los trazos imaginables, es Luka Modric.
Me arriesgo a formular la siguiente hipótesis: los delanteros se arruinan más que los defensas. Le expongo mi teoría a Valdano.
Las salas de cine lucen casi vacías, el teatro es minoritario, pero seguimos fieles al fútbol.
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