Hallan la legendaria fórmula egipcia para momificar y conservar los cadáveres
Arqueólogos egipcios y alemanes hallan más de cien vasijas que explican los ingredientes y el proceso de momificación del antiguo Egipto.
Un grupo de arqueólogos egipcios y alemanes ha encontrado más de cien vasijas de la necrópolis de Saqqara (Egipto) que han permitido identificar las sustancias que se utilizaban para embalsamar a las momias y conservarlas; e incluso algunas de ellas tienen grabadas las instrucciones de cómo aplicar la química en los muertos y prepararlos para la vida eterna.
El descubrimiento incluye varios papiros de embalsamamiento y los análisis de los restos momificados, pero ni eso ha sido suficiente para descifrar el proceso de momificación de la civilización egipcia. Según indica El País, hasta el momento se sabe que utilizaban “cera de abeja, betún obtenido del mar Muerto, aceites de cedro procedentes del actual Líbano o de pistacho venido de tierras persas y, en particular, el natrón (carbonato sódico), una sal utilizada tanto para la carne en salazón como para conservar los cadáveres”.
Antes del hallazgo, faltaba conocer las instrucciones del proceso, la receta: cómo, cuándo y dónde usar cada uno de los ingredientes, las proporciones y algunas sustancias concretas y desconocidas al que los egipcios se referían como antiu y sefet. La receta, las instrucciones, han aparecido en este descubrimiento. Por ejemplo, una de las vasijas señala que su contenido se utilizaba para la cabeza del muerto. En concreto, se retiraba el cerebro en el wabet, la sala del taller de embalsamamiento en el que se extraían las vísceras del cuerpo, y se le aplicaba a la cabeza una mezcla de resina de pistacho, brea de cedro y aceite de ciprés o enebro junto a esencia de elemi.
¿Cómo se hacían las vendas que envolvían a las momias?
Para las vendas de lino que se utilizaban para envolver el cadáver, una de las vasijas contenía otra mezcla de elemi (una resina presente en árboles del sudeste asiático), aceite de ciprés, grasa animal y aceite. Al tercer día, se aplicaba en la piel cera de abeja calentada y grasa animal. Todo el proceso duraba 70 días, si contamos las oraciones y otros tratamientos. “La momificación era requisito imprescindible para culminar un tránsito exitoso hacia la eternidad. Evidentemente, las clases altas estaban muy interesadas en ello. Pero también el resto de la población. Lo que ocurre es que el acceso a los productos utilizados durante este complicado proceso no estaban al alcance de todos”, explica a El País el antropólogo físico y paleopatólogo de la Universidad de Alcalá Jesús Herrerín López.
“En el proceso de embalsamamiento, una vez sacado el cuerpo de la sal de natrón [para desecarlo], la piel enseguida corre el riesgo de ser colonizada por microbios, que la devorarían. Sabían qué sustancias necesitaban poner en la piel, compuestos antibacterianos y antifúngicos para mantenerla bien conservada [...] Tenían conocimientos microbiológicos, sin saber de bacterias”, explicó en una rueda de prensa virtual el egiptólogo de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich (Alemania) Philipp Stockhammer, coautor del estudio. “La momificación era un modo de transformar al difunto de un ser humano en uno divino que puede vivir para siempre”, señala Salima Ikram, arqueóloga de la Universidad Americana en El Cairo.
Si analizamos los ingredientes que los egipcios utilizaban para la momificación, queda evidente lo lejos que llegaron en sus expediciones. El aceite de argán procedía del norte de África, los de ciprés y enebro de Anatolia o de la península Ibérica. La goma damar se obtenía de una resina de un árbol que ahora es endémico de las Molucas (Indonesia), y el elemi procede actualmente de unos árboles de Filipinas, pero también de algunas selvas del África ecuatorial. Según Rageot, “en última instancia, la momificación egipcia desempeñó probablemente un papel importante en el inicio de las redes globales”.