El toro da menos cornadas

El toro da menos cornadas

Los Juegos Ecuestres que se celebran en Jerez nos están mostrando la amplísima gama de los deportes hípicos. Es tan amplia, que esta competición viene a ser los Juegos Olímpicos de la hípica, que se disputan cada cuatro años en dos semanas. Menos carreras de caballos como las que se disputan en los hipódromos, hay de todo. Carreras, por supuesto que hay, pero a lo bestia. La prueba de raid son 160 kilómetros y hay caballos que revientan, pese a que cada 30 kilómetros los veterinarios examinan a los caballos. Dos equinos murieron a consecuencia de esa carrera celebrada el lunes.

Los caballos, por supuesto, no van al galope, sino al trote, igual que los atletas no corren la maratón al mismo ritmo que los velocistas corren los 100 metros. Trotan a unos 20 kilómetros por hora, que no es tanto, puesto que es la misma velocidad a la que van los maratonianos. Pero la distancia es tan colosal, que llegan al límite de su resistencia. Y el caballo no avisa de que está al borde del colapso. Por eso se retira a los ejemplares que acusan un cansancio extremo. Pese a su dureza, la continuidad del raid no se discute. Quizá porque tampoco se trata de una especialidad olímpica.

El concurso completo, en cambio, sí lo es y se debate quitarlo del calendario olímpico. El concurso consta de tres pruebas: doma, saltos y cross. Éste es lo mismo que el raid, pero sobre 12 kilómetros, o sea, que el riesgo de muerte de los caballos es menor. Sin embargo, hay casos en los que hay que sacrificarlos, porque quedan muy dañados en los saltos. Parece razonable revisar aquellas pruebas en las que los protagonistas afrontan una posibilidad real de no sobrevivir. Por lo que se está viendo, para el caballo es más cruel el deporte que enfrentarse a un toro en las corridas de rejoneo.