Shaqiri y Xhaka reivindican a Kosovo y Albania con goles a Serbia
Los jugadores que marcaron los goles con los que Suiza derrotó a Serbia en Kaliningrado sufrieron en su infancia las consecuencias de la guerra de los Balcanes.
Kaliningrado. Segunda jornada del Mundial de Rusia. Serbia y Suiza,un duelo casi fraternal. Minuto 52', Granit Xhaka prende un pelota muerta sobre la frontal del área con la pierna izquierda después de un rebote causado por un disparo bloqueado de Shaqiri. El efecto, una curva endemoniada, se alejó de la estirada de Stojkovic y reventó las redes. Un golazo acompañado por una seña; las manos contrapuestas, las falanges como alas; un águila bicéfala. 38 minutos despué, Shaqiri enfiló con la pelota en sus pies hasta encararse con Stojkovic. El gol, y la alegría de un país, quizá dos y hasta tres, en un puño. El disparo, raso, entre las piernas de Stojkovic, significó la primera victoria de Suiza en la Copa del Mundo. Shaqiri, grito desaforado, las venas que saltaban de su cuello, también formó con sus manos el águila bicéfala mientras paseaba su torso desnudo frente al éxtasis de sus connacionales. Suiza ganó. Y Kosovo, otro tanto.
Shaqiri y Xhaka reivindicaron su identidad albano-kosovar ante Serbia, el núcleo de la antigua Yugoslavia. El águila bicéfala es un símbolo identitario de los Balcanes: Montenegro, Serbia y Albania. Rusia también. La presentación y los colores dependen la interpretación de cada nacionalismo y su mito; simboliza superioridad, equilibrio y la integración de Oriente y Occidente, en tanto su origen es indoeuropeo. El águila, en color negro, y exployada (con las alas extendidas) es el ícono nacional de Albania, centrada en su bandera en fondo rojo. La victoria contra Serbia significó para ellos más que tres puntos.
Ahora, a casi 30 años del desmembramiento de Yugoslavia, la diáspora kosovar, la crisis humanitaria albanesa y la independencia fáctica de Kosovo, Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri, corazón por delante, un gol por sus padres y sus hogares destruidos, sometieron a Serbia, el remanente de la antigua Yugoslavia que, desde Belgrado, dominaba un mosaico inestable y explosivo de religiones y etnias que voló por los aires en la década de los 90; un país que hoy son 6 (7, si contamos a la discutida Kosovo, ya aceptada por FIFA y la UEFA). La Serbia que Aleksandar Mitrovic defendió en la víspera: "Si tanto aman a Kosovo, ¿por qué no juegan con su equipo?". Los niños de los Balcanes (Seferovic, Dzemaili, Behrami, Xhaka, Shaqiri), defensores de la selección de fútbol de un país extranjero porque la guerra les obligó a abandonar su hogar. Los niños de los Balcanes que hoy han ganado a Serbia.