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100 HISTORIAS DE LA COPA DEL MUNDO | 85

La 'Mano de Dios' de Diego Armando Maradona

En el partido de cuartos de final del Mundial de México '86, Diego Armando Maradona facturó uno de los goles más polémicos de la historia. Recuérdala.

Estados Unidos
La 'Mano de Dios' de Diego Armando Maradona
Getty Images

Ciudad de México. Estadio Azteca. Medio día del sábado 22 de junio de 1986. El abrazador sol de altura de la capital baña el césped del Coloso de Santa Úrsula. Hooligans en bañador y sus rostros y sus hombros tostados, colorados; argentinos con los torsos al descubierto. Los abanicos iban y venían. El césped, casi amarillento. 114,580 aficionados en las gradas. Como si supieran que aguardaban por la historia.

Apareció, entonces, Diego Armando Maradona. Su figura escuálida, diminuta, gigantesca. El rostro adusto, los bucles negros que le coronaban una masa impenetrable, impasible; el cuerpo tan pequeñito que controlaba el cuero a placer, la pelota dormía en su empeine y sus custodios cedían ante su hechizo. La camiseta azul rey, brillante, incandescente; el pantaloncillo negro, negrísimo. Las ansias de venganza: la Guerra de las Malvinas seguía fresca, cuatro años después. Argentina pedía, clamaba, una razón de júbilo. 

45 minutos, calcinados por el sol. De vuelta al campo, refrescados, argentinos e ingleses debían hacerse daño si es que querían acceder a las semifinales de la Copa del Mundo. Entonces, Diego Armando Maradona recibió la pelota de Julio Olarticoechea al superar por un par de metros la línea del medio campo. Frente a él, Fenwick, a quien burló con un súbito amague hacia la derecha. Con segunda velocidad, superó por en medio a Hoodle y Reid y alcanzó a puntear la pelota para la ubicación de Valdano, quien aguardaba de espaldas, sobre la media luna. La recepción del ariete fue defecutosa, por la marca de Peter Reid. La pelota golpeó el pie derecho de Valdano, se elevó lejos de su control y llegó el espacio vital de Peter Reid.

El despeje del zaguero inglés fue infame: su zurdazo, torcido, alto, no solo alejó la pelota de los dominios de Shilton, sino que lo puso en disputa entre el guardameta y Maradona, quien había seguido el flujo de la jugada después de haberse desecho del cuero. Shilton abandonó la línea de cal y voló hacia el encuentro con la pelota; Maradona también se impulsó, aunque temeroso; las piernas recogidas, los brazos hacia arriba, el cuello hundido y los ojos cerrados. Shilton, con el puño izquierdo cerrado, no atinó a llegar mientras la pelota caía sobre el brazo siniestro del 'Diez'. La pelota entró lloriqueante a la meta. El juez Ali Bennaceur no advirtió ninguna ilegalidad en una mítica muestra de negligencia. La historia. Pragmatismo. El grito. El gol. El 'todo vale'. El juego sucio. Fútbol.

Después...

Años despues, Maradona en su biografía 'Yo Soy el Diego', escribió: "Ahora sí puedo contar lo que en aquel momento no podía, lo que en aquel momento definí como «La mano de Dios»... Qué mano de Dios, ¡fue la mano del Diego! Y fue como robarle la billetera a los ingleses". Shilton, aún ensimismado con Maradona, no le perdona por la afrenta ni 33 años después. Sin reuniones, ni saludos entre ambos, nunca jamás. Hasta que el infierno se congele. Entre tanto, la Mano de Dios es un mito. Venerada en Argentina, musicalizada por Rodrigo, inmortalizada en afiches, collages, graffitis y en la imborrable fotografía de Bob Thomas, de la agencia Getty Images. Memoria colectiva de un país que el excusa, por supuesto, el atentado ético. El mundo, empero, sí perdonó 'la picardía'. "Borró todo aquello con su genialidad", describió Archie Macpherson, periodista de la BBC presente en el encuentro. Cuatro minutos después, el mundo volvió a detenerse. Pero esa es otra historia.